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martes, 11 de junio de 2013

VIAJAR, VIVIR Y MORIR EN MARTE - UN VIAJE QUE NO INCLUYE REGRESO


Ya son nueve los argentinos que se postularon para viajar y quedarse a vivir para siempre en Marte. Son ocho hombres y una mujer. Las edades de ellos van de los 22 a los 62 años. La mujer tiene 36 y es la nieta del pianista y compositor Osvaldo Pugliese.
Estas nueve personas compiten con ochenta mil de 120 países que ya están registradas en el sitio Internet de MarsOne, organización sin fines de lucro que prevé instalar un asentamiento en el planeta rojo.
Las inscripciones se aceptarán hasta el próximo 31 de agosto, para gente que no es astronauta pero que sin embargo aceptaría entrenarse y emigrar para siempre, porque la proposición no incluye el regreso.
Se trata de un viaje de ida a un mundo desconocido; un planeta más pequeño y frío que la Tierra, con una temperatura media superficial de 55 grados bajo cero.
Todo esto sin embargo no hace cambiar de opinión a los postulantes argentinos.
La idea de viajar a Marte y permanecer allá en una especie de colonia, la lanzó la organización sin fines de lucro Mars One, de Holanda y entre sus embajadores cuenta al premio Nobel de Física Gerard Hooft, que aunque considera que la misión es técnicamente posible, sin embargo resultará muy difícil.
La organización tiene idea de abrir la primer colonia, con gente dispuesta a morir en Marte, porque la tecnología actual no tiene posibilidades de programar el viaje de regreso a la Tierra.
Entre todas las personas que se postulan, se seleccionará en primer lugar a quienes se ajusten más al perfil buscado.
Una de las postulantes es Clara Pugliese, quien desea instalarse allá con su bandoneón y no le preocupa el hecho de no volver a la Tierra. Otro de los candidatos, es su novio.
Este proyecto no requiere tener conocimiento en ingeniería aeroespacial, como sí lo requiere un astronauta común.
El entrenamiento necesario se les proporcionará a todas las personas seleccionadas, en los próximos siete años.
El más mayor de todos, un profesor de física de 62 años, considera que el premio espiritual que significa estar en Marte, va a compensar el alto precio de abandonar la Tierra.
 

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