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sábado, 31 de octubre de 2015

LA HOMEOPATIA ¿ES LENTA?


Es muy frecuente escuchar popularmente que la homeopatía es lenta. Esta creencia es completamente equivocada, porque se podría decir que el medicamento homeopático es de acción instantánea apenas toca la boca del paciente. 
Esta creencia tal vez se origine en la expectativa de lo que debería pasar cuando se administra un remedio. Por ejemplo, en medicina convencional, si nos dan un antitérmico esperamos que la fiebre baje rápido. Sin embargo en homeopatía tenemos una expectativa opuesta: por ejemplo, que la temperatura aumente todo lo que sea necesario para terminar de curar al enfermo.
En medicina general, ante cualquier tipo de dolor, se administra un analgésico y se espera que el dolor se vaya sin importar si la patología que lo originó se cura o solamente queda oculta y anestesiada, pero en silencio sigue progresando. En cambio, si damos un remedio homeopático, la principal expectativa no es eliminar el dolor sino estimular en el organismo los mecanismos naturales para que se sane a sí mismo y que el dolor desaparezca como consecuencia de haber sanado.
Por eso se cree que la homeopatía es lenta... porque el medicamento homeopático pone en marcha un complejo mecanismo de verdadera curación y se debe respetar este proceso si se quiere lograr recobrar la salud. Si el proceso natural de curación se respeta, la cura llega muy rápidamente comparativamente con las curaciones que se obtienen impidiendo dicho proceso, ya que entonces la convalecencia será mucho más larga y habrá mayor posibilidades de recaídas.
Cuando el individuo es sano, la enfermedad se desarrolla después de un proceso de desequilibrios progresivos, que empiezan en el plano energético en forma impalpable y se pueden desencadenar por diferentes estímulos: emocionales como la tristeza, un susto, una pena, estímulos físicos tales como traumatismos, sonidos fuertes, radiación, estímulos químicos como ser medicamentos con efectos adversos, venenos, vacunas o estímulos biológicos, como los virus, los hongos, las bacterias.
Por todo lo dicho, es lógico pensar que si queremos volver al punto inicial de salud, hay que desandar el camino que llevó a la enfermedad y eso demanda un proceso de tiempo que va a ser distinto de acuerdo a la profundidad del desequilibrio de cada persona. Para ser más gráficos podríamos decir que no es lo mismo tratar a un niño sano y no vacunado, de un simple resfrío, que tratar a un niño vacunado desde muy pequeño y que ha enfermado reiteradamente de manera crónica de broncoespasmos, por ejemplo. Es cierto que con corticoide o un broncodilatador el broncoespasmo va a ceder pero será sólo una batalla ganada y no estará curado, porque el niño volverá a enfermar una y otra vez. 
En homeopatía se trata de ganar la guerra, no sólo una batalla y para hacerlo es preciso comprender por qué nos hemos enfermado y qué camino habrá que desandar para volver a tener la mejor salud posible.
Fuente: "Homeopatía para todos"-Dra.Liliana Szabó
                                                                                         Elsa Inés Bernardi Semino

martes, 27 de octubre de 2015

OBESIDAD - HAY QUE MIRARSE AL ESPEJO


POR DIFICULTADES CON LOS PROGRAMAS ESPECIFICOS, NO PODRE VOLVER A SUBIR EL ARTICULO COMO AUDIOTEXTO 
Muchas son las personas que tienen distintos grados de sobrepeso y debido a eso, están peleadas con la imagen que les devuelve el espejo, hasta tal punto que cuando se miran en él no pueden reconocerse. Esto forma parte de la propia negación de la enfermedad. Las consecuencias son que puede perpetuar la obesidad en el tiempo, representando verdaderas barreras cuando se intenta bajar de peso o mantener los logros, porque si se ve más gordo de lo que es, se deprime, se desespera, la acción inmediata es un atracón, ayuno y otro atracón y las consecuencias, la gordura. Y si se ve más delgado de lo que es, entonces se premia, se manda una comilona y la consecuencia también es la gordura.
Enfrentarse al espejo es dolororo. La mayoría suele recurrir a la negación. En la negación, la persona se miente y se engaña a sí misma y esta mentira crónica y automática es paralizante y progresiva.
Por eso, para desarticular este círculo vicioso, hay que pararse frente al espejo, de cuerpo entero. Es indispensable para actuar y sostener el tratamiento en el tiempo. Es efectivo para no proteger más la conducta engordante y dejar de lado las excusas que no lo dejan llegar al éxito. Es fundamental para cambiar el estilo de vida reemplazando hábitos saludables por viejos hábitos nocivos. Aclara los pensamientos que se tienen del propio cuerpo y los hechos. Por último, muestra la relación entre lo que el gordo cree que es y lo que es realmente.
El espejo es un paso más hacia la aceptación de la obesidad como una enfermedad crónica y es también el compromiso con un cambio de conducta permanente para lograr la recuperación. 
El primer encuentro con su figura frente al espejo puede ser conflictivo, pero tómelo con calma. Transforme la tristeza, bronca, angustia, en fortaleza y no olvide que negar la propia obesidad es no aceptar la realidad. Engañarse con el fin de no sufrir los inconvenientes y el dolor que la realidad trae aparejada, lo aleja cada vez más de la calidad de vida que cada uno de nosotros merece disfrutar.
Ya verán que si se miran al espejo tendrán más motivación para seguir un plan de adelgazamiento. Se darán cuenta que no se puede bajar de peso de un día para el otro y que el cuerpo necesita tiempo para modificarse. Y lo que es muy importante, podrá parar de comer más fácilmente ni bien aumente 2 o 3 kilos, porque los detectará inmediatamente. 

martes, 6 de octubre de 2015

LOS NIETOS MUTANTES



POR DIFICULTADES CON LOS PROGRAMAS ESPECIFICOS, NO PODRE VOLVER A SUBIR EL ARTICULO COMO AUDIOTEXTO 
Los que hoy somos abuelos o nos estamos convirtiendo en abuelos. hemos vivido en un mundo donde hay centenares de palabras que nos traen recuerdos e imágenes de nuestra juventud.
Cuando tuvimos nuestros hijos nos ocupamos cuidadosamente de ocultarles las cosas que pasaban alrededor nuestro, de la misma manera que se cuidaron nuestros bisabuelos de no contarnos nunca cómo viajaron en la tercera clase del barco que los trajo a América y menos aún el porqué de su partida de su país de nacimiento. Pusieron un manto de olvido sobre su pasado y nosotros hicimos algo parecido.
Después tuvimos 3 éxodos: en el año 1976, de origen político; en el año 1984 por la inflación y en el año 2001 debido al corralito.
Al cabo de esto, un día nos volvimos a encontrar con nuestros nietos y nos dejaron con la boca abierta. Parecen de otro planeta... o de otro milenio. No tienen nada que ver con nuestra infancia. Son mutantes. Cuando los abuelos nos encontramos con otros abuelos y cambiamos opiniones con ellos, contamos cosas asombrosas, a veces con verguenza, otras veces con orgullo.
Mi nieto quiere ser chef. Mi nieto no habla castellano porque mi hijo se fue a vivir a Canadá y aprendió a hablar francés y en el colegio lo obligan a aprender también inglés... así que, para qué quiere otro idioma más?  Mi nieta sueña con ser boxeadora.  Mi nieto me mandó un mail diciéndome que se casa con una buena persona, pero sin aclararme si se trata de un varón o una mujer.  Mi nieto se pone la ropa de su mamá para disfrazarse de Madonna y baila por la casa.  Mi nieta es negra porque mi hija se fue a vivir a Barcelona y se juntó con Ahmed que es de Senegal.  Les hice un asado a mis nietos pero me dijeron que son ovo-lacto-vegetarianos.  Mi nieta me pidió una iguana para el cumpleaños.  Mi nieto no come en la mesa con la familia. Lo hace en su habitación y mientras tanto chatea, come hamburguesas y caramelos.  Mi nieta cultiva una huerta orgánica en su balcón: tiene puerros y marihuana.  Mi nieto vive en Argentina pero habla de aparcar el carro, de tú y de jalar de la puerta, como en la tele.
No nos dimos cuenta, pero despacito fuimos entrando en otro planeta. Todavía hay algún hábito de la prehistoria, por ejemplo, ir en persona a una cancha de futbol a ver un partido, inseminar personalmente a una mujer, o aplaudir personalmente a figuras tan jurásicas como Paul Mc Cartney. Pero todo esto seguramente va a ir desapareciendo en el futuro, a medida que vamos desapareciendo nosotros.
Nuestros nietos nunca sabrán el significado de ciertas palabras. ¿Para qué? Somos de la prehistoria. Dinosaurios vivientes. Pero yo les propongo que nos reconfortemos con una frase muy original: "Viejo es el viento... y todavía sopla".
Fuente: "Vivir Mejor"-Rolando Hanglin
                                                                                                  Elsa Inés Bernardi Semino

lunes, 5 de octubre de 2015

VIH - RECIEN NACIDOS


POR DIFICULTADES CON LOS PROGRAMAS ESPECIFICOS, NO PODRE VOLVER A SUBIR EL ARTICULO COMO AUDIOTEXTO 
Para saber si una madre portadora de VIH transmitió el virus a su bebé, se deberá tomar una muestra de sangre del niño en las primeras 24-48 horas de vida. No se puede confiar en la sangre del cordón umbilical porque se contamina con la sangre de la madre.
Se deben volver a hacer análisis en la segunda y sexta semana de vida y deberán hacer un tratamiento preventivo durante los primeros 120 días.
Si el bebé ya se ha infectado, a través del servicio de infectología pediátrica, se hará un seguimiento del recién nacido. A todos los bebés infectados con VIH se les facilitan cuidados precozmente, en cuanto a vacunas, alimentación, infecciones y el mismo tratamiento del VIH, todo ello con el objetivo de evitar que aparezcan infecciones de cualquier naturaleza.
Durante el primer año de vida no existe ningún factor que permita predecir la evolución del niño. Además, los valores del CD4 son mucho más altos naturalmente, en los niños que en los adultos. Esto no implica que las defensas estén intactas, porque la función de estas células aún no está madura y por ende puede aparecer cualquier infección grave, aún teniendo los CD4 dentro de los valores normales.
Las recientes recomendaciones indican que es conveniente iniciar tratamiento en los niños infectados por VIH, en cuanto se diagnostique, es decir, en las primeras semanas o meses de vida. Si el diagnóstico se le da cuando ya es mayor de un año, no hay un momento definido para empezar el tratamiento, pues depende de los CD4, la situación clínica del niño y de la carga viral. El especialista será quien tomará la decisión de iniciar el tratamiento con antirretrovirales (ARV).
Los bebés toleran los fármacos mejor que los adultos. Esto puede deberse a que no suelen tener ninguna otra enfermedad asociada. No obstante es indispensable realizar controles periódicos, sobre todo al principio del tratamiento, para descartar cualquier alteración secundaria a los medicamentos.
Durante el primer año de vida, es obligatorio realizarle un tratamiento preventivo frente a enfermedades tales como neumonías. Se debe iniciar precozmente el calendario de vacunación, para protegerlo de las infecciones habituales, pero también porque la respuesta inmunológica a las vacunas es muy buena en estas fases iniciales. También se les deben aplicar las vacunas contra la varicela, gripe y neumococo.
Fuente: Revista "Vivir Mejor"
                                                                                               Elsa Inés Bernardi Semino