Las mujeres después de los 50 comienzan lo que se dio en llamar "la segunda juventud" y se atreven a empezar un vínculo sexual nuevo, después de haber tenido relaciones con un mismo hombre durante muchos años.
Se trata de un nuevo momento de su vida, en el cual la intimidad sexual se disfruta de una manera completamente diferente y el juego sexual pasa a ser el centro de la escena. Es, sin lugar a dudas, una relación más plena.
Hablamos de una etapa donde la gran mayoría ya se siente realizada, por haber pasado casi todas las experiencias posibles antes de esa edad. Un alto porcentaje formó una familia y tuvo hijos, que ahora ya no dependen de ella. Se independizaron, aprendieron a vivir solas y le tomaron el gustito a esa nueva soltería, animándose a vivir en plenitud una nueva sexualidad.
Estas mujeres, en muchos casos se casaron muy jóvenes y tuvieron su primer experiencia sexual con quien fue su marido durante muchos años, pero con el transcurso del tiempo su vida sexual se fue tornando demasiado monótona y la pasión fue dando paso a la rutina.
Ejercer nuevamente su sexualidad de una manera distinta, es otra oportunidad que les da la vida para dejar volar sus fantasías o deseos, que pudieron en muchos casos haber sido relegados a un segundo término por incomprensión de quien fuera su pareja o por propias inhibiciones o temores. Sienten que ya pueden permitirse cosas a las que antes no se animaron y están dispuestas a redescubrirse a sí mismas en aspectos no explorados.
Casi todas ellas sienten alguna de estas sensaciones cuando se trata de iniciarse sexualmente con una nueva pareja. Miedo a lo desconocido, muchísima ansiedad, expectativas ante el primer encuentro sexual, que por lo general no resulta ser ni siquiera parecido a lo que imaginaron, fantasías respecto a la continuidad del vínculo luego de la experiencia íntima.
Por lo general la experiencia nueva supera a las anteriores. Estas mujeres ya no son tan pasivas como lo eran, porque están más seguras y resueltas a obtener lo que quieren y disfrutar sin ponerse limitaciones.
Esta segunda juventud de la mujer, incrementa su autoestima y la estimula para iniciarse en clases de gimnasia y dietas alimentarias, mejorando en general, en todos los aspectos. Se torna más sensual e ingresa en un círculo que se retroalimenta continuamente.
Uno de los motivos que más favorecen en esta etapa, es que la mayoría de ellas ya han entrado en la menopausia y desaparece el temor al embarazo. Esto las libera y les permite relajarse mucho más en el encuentro. Pensar que la sexualidad finaliza con la menopausia, se trata de un mito que ya no tiene asidero. Y por último, tres cosas a ser tenidas en cuenta para el sexo después de los 50: ganarle a los miedos, explorar cosas nuevas y saber que también nosotras tenemos derecho a gozar.
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