El
Papa Francisco admitió que en el Vaticano había un “lobby gay” poderoso y “una corriente de corrupción”. Fue en la biblioteca
pontificia, en una reunión con seis dirigentes de la Confederación
Latinoamericana de Religiosos (tres mujeres y tres hombres). Al mismo tiempo afirmó que reformar la Curia
Romana era una tarea muy difícil.
La
afirmación de Francisco estalló en el mundo como una bomba. El Vaticano ya no
desmiente más estos dos temas tan urticantes. El padre jesuita Federico
Lombardi, portavoz del pontífice, dijo que no tenía nada para informar, porque
la reunión que habían mantenido el Papa Francisco y la CLAR había sido de orden privado.
Este
tema fue el que dio origen al enorme escándalo, que terminó el pasado 11 de
febrero con la renuncia de Benedicto XVI al papado pontificio.
En
aquél momento el Vaticano denunció a los que divulgaban falsas informaciones,
calumnias y chismes publicados en la prensa, diciendo que había conspiraciones
de corrupción y que poderosos grupos de prelados gay en la Curia Romana usaban
el sexo como arma de chantaje
Estas
historias, muchas de las cuales no se pueden ni publicar, hace mucho tiempo que
son conocidas por los que están en el Vaticano.
Las
noticias que se filtraron de los aposentos pontificios con la complicidad del
chofer del Papa Benedicto, produjo un escándalo de proporciones.
Debido
a esto Benedicto nombró una comisión integrada por tres cardenales ya
veteranos, que en el mes de diciembre le entregaron un secreto informe de 300
hojas con los detalles de esta explosiva historia. Este motivo, sumado a la
falta de sus fuerzas físicas, fueron las causas que convencieron al Papa
saliente a que lo mejor que podía hacer era renunciar, porque sintió que las
luchas internas de la Curia se le habían tornado incontrolables. El 13 de marzo
pasado, cuando Bergoglio fue elegido Papa, Benedicto le entregó el informe junto
con otro documento personal.
El
Papa Francisco aseveró en la reunión que tuvo con los seis dirigentes de la
CLAR, que en la Curia había mucha gente santa, pero añadió que también había
una corriente de corrupción; que se hablaba de lobby gay y que era verdad que
ahí estaba.
Jorge
Bergoglio fue elegido para ocupar el trono de San Pedro porque había muchos
cardenales, incluído él mismo, que ya estaban cansados de soportar algo que
viene de mucho tiempo atrás. Todos estaban convencidos de que la hora de un
cambio en profundidad había llegado y consideraron que la persona más apta y
con más liderazgo que había entre ellos para llevar adelante la reforma de la
Curia, era el arzobispo de Buenos Aires. Esta reforma fue pedida por casi todos
los cardenales. Francisco dijo que él también la había pedido, pero que él solo
no la podía llevar adelante, por lo que pedía colaboración. Por eso formó la
comisión integrada por ocho cardenales, que serán sus más próximos
colaboradores.
El
Papa explicó que el coordinador del grupo, Rodríguez Maradiaga, latinoamericano
de Honduras y Errazuriz, cardenal emérito de Santiago de Chile, son muy
ordenados y están calificados para llevar todo adelante. “Yo soy muy
desordenado. Recen por mí, para que me equivoque lo menos posible”, les dijo a
quienes estaban con él, en un encuentro que seguramente pasará a la historia
Terminada
la reunión la CLAR dio un comunicado aclarando
que había sido una reunión personal, razón por la cual las palabras del Sumo
Pontífice no serían publicadas, agregando que la reunión tampoco había sido
grabada, por lo que las expresiones contenidas sólo se pueden atribuir al Santo
Padre en un sentido general.
Es
probable que después de esto salgan a la luz las numerosas anécdotas que
siempre hubo sobre los grupos de corrupción, donde el sexo y el dinero fueron
usados como armas de poder y para actos de chantaje.
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