NOTA

TEN EN CUENTA QUE SI HACES CLICK EN ALGUNO DE LOS TITULOS DE NARRACIONES EN CURSO O NARRACIONES COMPLETAS, PODRAS VER TODOS LOS CAPITULOS JUNTOS DEL MISMO LIBRO, UNO A CONTINUACION DEL OTRO.

jueves, 6 de junio de 2013

CINCUNTA SOMBRAS DE GREY - ULTIMO CAPITULO






A la mañana siguiente Christian me despierta muy temprano hablándome muy suavemente en el oído. Cuando salimos está el auto descapotable ya estacionado en la puerta esperando que lo abordemos. Le pregunté a dónde nos dirigíamos tan temprano y me dijo que íbamos al aeropuerto a planear. Cuando llegamos me presentó a Mark Benson, su piloto de remolque, como su novia, que me dijo que me coloque el paracaídas. Christian colaboró en la colocación. Me dice que me ate el pelo y que me siente en el asiento de adelante porque en el de atrás irá él. Como es de imaginar estoy aterrada. Me tomo del asiento con las dos manos. Tengo terror y cuando despegamos siento que el estómago lo tengo en la boca. Hasta los mil metros subimos arrastrados por Mark pero a esa altura nos largó y comenzamos a planear. Tengo terror. Me muestra la palanca que tengo enfrente y me enseña a pilotear. Estoy piloteando, Dios! Me dice que suelte la palanca porque continuará él. El piso está cada vez más cerca y finalmente tocamos el suelo y nos detenemos. Cuando bajamos me estrecha fuertemente y me besa de una manera apasionada.

Cuando volvemos en el auto le digo que me gustó que me presentara como su novia y me dice que es lo que soy para él. Una sumisa pero también su novia y quiere más. Paramos en la ruta a comer unos panqueques. Me mira mientras hace el pedido y me desnuda con la mirada. Le digo que quiero dormir con él en su cama y sorpresivamente me dice que sí, que acepta porque había dormido muy bien conmigo.

Como buen acosador me deja en la puerta de la casa de mi madre, de quien ni siquiera me ha preguntado la dirección, para qué? Si ya la había averiguado… Nos despedimos y me dice que vuelve a la noche. Cuando entro le cuento a mi madre que venimos de planear y que la noche anterior habíamos hablado bastante y que la cosa parecía estar bastante mejor.

Nos vamos al super con mi madre y suena mi celular. Es una comunicación de la empresa donde me había presentado, ofreciéndome ir a trabajar a partir del próximo lunes como ayudante del señor Hyde. Genial! Comenzaría el lunes siguiente a las 8 y media de la mañana. Cuando corto encuentro en mi celular una llamada perdida de Christian, que me llama mucho la atención porque nunca me telefonea. Me dice que no vendrá esta noche porque tiene que volver urgente a Seattle. Nos tomamos la tarde con mi madre para tomar sol al borde de la piscina. Christian me dijo que hablé mientras dormía pero no me quiso contar lo que había dicho y luego me envió un mail diciendo que ojalá me escuchara decir lo mismo en persona cuando estuviera frente a él. Dios! Qué habré dicho?

Estamos con mi madre en el aeropuerto. Debo embarcar para ir a Seattle. No me gusta alejarme de ella. No puedo dejar de pensar en Christian. Sé que he encontrado al hombre de mi vida pero sigo tan insegura como siempre respecto a su amor. No sé siquiera si es capaz de amar. No se quiere ni a él porque no se considera digno de amor.

Ocho horas más tarde aterrizamos y Taylor me está esperando en el aeropuerto. En el viaje le pregunto por Christian y me insiste en que sigue preocupado. Pero no me cuenta más nada. Cuando arribamos al edificio subo al piso treinta y me encuentro con Christian que está hablando por teléfono. Me besa de una manera increíble y le respondo del mismo modo. Me invita al baño a ducharnos en ese mismo momento. Le obedezco porque lo noto muy preocupado. Nos desnudamos y tenemos sexo allí mismo, junto a la ducha.

En el baño hace un calor bárbaro y está lleno de vapor. Mientras nos vamos quitando la ropa para entrar bajo la ducha, le cuento que ya tengo trabajo en la editorial SIP. Lo veo tan dulce que aprovecho para contarle que el próximo jueves debo ir a la inauguración de la exposición fotográfica de mi amigo José y lo invito a que me acompañe.

Un rato después estamos sentados con la bata en la cocina y le pregunto por el problema que lo había devuelto con tanta urgencia a Seattle. Con amargura me contesta que está descontrolado pero me dice que quiere que en quince minutos yo esté en el cuarto de juegos y que me prepare con la ropa que me ha comprado y ha dejado en mi habitación. Pienso que falta muy poco para que me compre un departamento y así convertirme en la amante perfecta.

Quince minutos más tarde estoy arrodillada en la puerta del cuarto. Cuando llega me pregunta si recuerdo las palabras de seguridad y le contesto que sí: amarillo y rojo. Luego veo que toma de la cómoda, un guante de piel y un látigo de tiras con pequeñas cuentas en los extremos. Me pone de pie y me lleva hasta una antigua cama de cuatro postes y me ata los brazos en cada uno de ellos al igual que los piés. Me coloca un auricular muy grande en los oídos y me pone un antifaz. Estoy a su merced. Y cuando activa la música es algo muy celestial. Me acaricia con el guante y después me azota por todo el cuerpo y durante toda la relación me tortura, me hace desear y me lleva al éxtasis.

Cuando me despierto veo la hora y son las cinco. Pienso que por el cambio horario en Georgia son las ocho. Salto de la cama para tomar la píldora. Christian no está a mi lado. Oigo el piano. Está tocando. Siempre ejecuta música triste.Bajo y me siento en la banqueta a su lado. Me sienta encima de él. ¡Dios mío, ahora arriba del piano! Le digo que quiero que me aclare lo del contrato y para mi sorpresa me dice que ya es obsoleto. Que lo que no debo olvidar son las normas que siguen en pie. Además fuimos al cuarto de juego dos veces y no saliste corriendo. ¿Y si no cumplo las normas? Te castigaré. Y si no lo permito? Veré la forma de convencerte. Me alcanza las normas para releerlas. Cuando termino, lo provoco preguntando si quiere darme unos azotes. Me dice que sí y yo salgo corriendo alrededor de la mesa. Nos mantenemos así jugando un rato. Luego me dice que da toda la impresión de que no quiero que me atrape. Y le confirmo su impresión. Para mí el castigo es como para vos que te toque. Se queda helado. ¿Es verdad que sientes eso? Bueno, no es para tanto, pero me das una idea de lo que vos sientes cuando te tocan. ¿Tanto odias lo que te hago? Tengo miedo que me lastimes. Quiero lastimarte, pero no quiero que sea un dolor que no puedas soportar. ¿Por qué? Porque lo necesito. No te quiero decir porqué, sino te irás corriendo y no volverás nunca y me moriría si te perdiera. Castígame, quiero saber cuánto me puede doler. Así veremos si podremos continuar con esto o no. Si yo aguanto, tal vez tú me dejes tocarte. Cuando escucha esto me agarra de un brazo y me lleva al cuarto de juegos.

Me inclina sobre un banco. Tengo la bata puesta. Anastasia… te voy a pegar seis veces. El primer golpe llega con fuerza. Vuelve a hacerlo, y yo cuento… dos. El cinto nuevamente se me clava en mi cuerpo… tres. No puedo impedir que las lágrimas salten de mis ojos. Es peor de lo que imaginé. Cuatro. Me vuelve a pegar. Cinco…Falta sólo uno… aguantaré… séis. Tira el cinto y me estrecha entre sus brazos. Le pido que me suelte y le digo que no quiero que me toque más. Le digo que es un hijo de puta. Que eso es lo que en verdad lo hace gozar…. y verme llorando. Me voy corriendo a mi habitación y me tiro llorando en la cama ¿porqué pude aceptar esa idea? ¿cómo no iba a doler? Su lado oscuro, es demasiado oscuro para mí. Es lo que le gusta, lo que lo excita, pero yo no puedo con esto. No puedo satisfacerlo. No estoy dispuesta a que me pegue así nunca más. Escucho la puerta y siento que se mete en la cama conmigo. Me abraza tiernamente y yo continúo llorando. Me doy vuelta y le digo que estoy enamorada de él y que no puedo dejarlo. Pero él me dice que nunca podremos superar lo que ha pasado. Me levanto y bajo al salón. Pude darme cuenta que se trata de un depravado sin medida, que no tiene capacidad para amar… incapaz de dar y de recibir amor. Voy al baño a ducharme. Me visto. El dolor de mi trasero me distrae del dolor que tengo en el corazón que está completamente destrozado.

Arranco una hoja de mi cuaderno y le escribo: Esto me recordó un tiempo feliz. Gracias. Ana

Entro a la cocina y sobre el desayunador dejo todos los regalos, el teléfono, las llaves del auto, la PC y le pido el dinero que Taylor cobró por mi escarabajo. Ante mi insistencia va al escritorio a extenderme un cheque y mientras espero, pienso que él nunca me ha hecho el amor… Me pide que me quede, pero es obvio que él no puede darme lo que yo quiero y yo no puedo darle lo que él quiere. Me voy llorando desconsoladamente en el asiento trasero del auto que conduce Taylor. Cuando llego a mi casa me tiro vestida sobre la cama y pienso… el dolor físico al que me sometí no es nada comparado con el dolor devastador que siento en este momento y se abandona llorando desconsoladamente..   


No hay comentarios:

Publicar un comentario