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domingo, 16 de junio de 2013

EL SECRETO DE LA NOCHE - PARTES XXXVI-XXXVII-XXXVIII





Telefonée al hospital para hablar con la madre de Paulie y saber cómo seguía. Paulie deseaba hablar conmigo así que media hora más tarde ya estaba junto a su cama.
 
Cuando llegué, me dijo: Ellie, mi madre me contó que ya sabes que ví el medallón. Te contaré cómo fue.

Mi primer trabajo fue lavar los autos que se reparaban en la estación de servicio. Un día me tocó lavar el auto de Rob y en el asiento delantero estaba el medallón con la cadena rota.  ¿Paulie, te refieres al día que Andrea fue asesinada?  Sí Ellie.

Esto que me estás contando me desorienta. Si Rob volvió al garaje para rescatar el medallón, no lo hubiera dejado tirado en el auto… no entiendo. 

Cuando tomé el medallón se lo dí a Rob y él me dio diez dólares como recompensa. Yo guardé el dinero con lo que estaba juntando para comprar el regalo de mi madre, que en el mes de mayo, antes de la muerte de Andrea, cumplía 50 años.

Cómo en mayo? Entonces Rob no lo compró el medallón… Seguramente lo perdió alguna chica que estuvo con él en el auto y él le hizo grabar las iniciales y se lo regaló a Andrea.  -Paulie me describió el medallón y era tal cual yo lo había descripto en el estrado durante el juicio-.

Continúo Ellie. Fui a tu casa a decirle a Andrea que viniera al baile conmigo. Nos encontramos delante de la casa de la señora Westerfield. Llevaba el medallón puesto y me dí cuenta que Rob se lo había regalado. Le dije que necesitaba hablar con ella pero me dijo que en ese momento no podía porque estaba apurada. Cuando me iba la ví entrar al garaje. Minutos después llegó Rob y también entró. Esto fue una semana antes de la muerte de Andrea. Dos días antes del asesinato volví a hablar con ella y le advertí sobre Rob. Le dije que era una mala persona y que debía cuidarse de él. Ese fue el día que le pedí ir al baile conmigo y ella aceptó. Pero nunca volví a ver el medallón y tampoco nunca volví al garaje.

Le agradecí a Paulie por todo lo que me había contado y lo dejé para que pudiera descansar.

Cuando me retiraba, su madre me explicó que como durante el juicio había mucha gente que trataba de inculparlo por el asesinato, ella le recomendó no decir nada sobre el medallón, pero que estaba muy asustada porque el nuevo abogado de Rob estaba diciendo en todas partes que en un nuevo juicio tenía todos los elementos para demostrar que Andrea había sido asesinada por Paulie. Me despedí y me fui al hostal.

Esa noche a las siete me esperaba la señora Hilmer a cenar en su casa. Ya habíamos hablado sobre el tema del incendio y lo único que había tenido hacia mí, fueron disculpas por el trance que había tenido que pasar.  Mientras tomábamos el té, me preguntó por Paulie.

Decidí sincerarme con ella y le conté todo lo ocurrido esa tarde, relacionado con el medallón. Acepté que no sabía cómo usar esa información porque me parecía una espada de doble filo, que podía ayudar o hundir definitivamente a Paulie.   También le conté lo de Alfie…. que estaba esperando que me trajera el plano prometido para publicarlo en mi página web, sobre todo para que su abuela se enterara de lo que había planeado su nieto.

La señora Hilmer, por toda respuesta, me dijo que pensar que el único nieto de la señora Westerfield hubiera planeado asesinarla, era increíble.   Cuando se enteró del episodio que había tenido en el restaurant con Will Nebels, se indignó, especialmente pensando que ese individuo como testigo en el nuevo juicio, podía perjudicar notablemente a Paulie.

Cuando ya me estaba yendo me dí cuenta que había olvidado preguntarle si había oído hablar de alguien de nombre Phil, porque Rob cuando estaba en la cárcel, drogado hasta decir basta, había confesado haberlo matado a golpes.

Pensó que algo había leído sobre eso… un joven que había muerto hacía un tiempo, pero no recordaba dónde se había enterado, pero sí que había sido muy triste.

No quise presionarla más, así que me despedí y abordé mi auto para regresar al hostal.   Un auto me seguía, esta vez con las luces apagadas. Cuando paró detrás de mí en un semáforo, pude ver que no era Teddy, mi hermanastro… esta vez era mi padre, que cuando vio que giré por el camino de acceso al hostal, siguió de largo.

A las siete de la mañana del lunes me llamó Alfie y coordinamos encontrarnos a las nueve en el banco. Él me daría el plano y yo el dinero.  Cuando nos encontramos, le dije que el delito ya había prescrito, pero que si lo publicaba en la página web y escribía lo que él me había revelado, muy probablemente el dinero que esperaba Rob de su abuela, sería legado a obras de caridad.

Alfie me dijo que para él era como hacer las paces con su hermano!
 
Luego de esa reunión tenía que ir a Boston a la entrevista con la directora del colegio Carrington.

Cuando llegué me contaron que los padres de Rob, mientras éste cursaba,  habían hecho una donación al colegio para la renovación total del centro de deportes, razón por la cual su expediente no era ni la sombra de lo que debería haber sido.

Sin embargo obtuve una información de importancia. Me dijeron que cuando Rob actuaba en las obras de teatro, no usaba su nombre real sino un nombre fantasía, que era Jim Wilding.

Casualmente el nombre Jim figuraba al pie del plano que me dio Alfie, como indicando que era el autor, pero no habíamos podido descubrir de quién se trataba.... o sea que el autor del plano era el propio Rob.

También me mostraron un programa firmado por todos los integrantes de la obra junto al nombre, así que solicité una copia y pedí que cuidaran muy bien el original. Cuando subí a mi auto lo primero que hice fue comparar la firma del programa con la firma del plano y aunque no soy una experta, eran idénticas.

Me hizo muy feliz saber el dinero que iban a recibir oportunamente una serie de obras de caridad.

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