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viernes, 31 de mayo de 2013

CINCUENTA SOMBRAS DE GREY - PARTE XX y XXI


 
 
 
Cuando llegamos a la casa, Kate y Elliot estaban en la puerta listos para irse. Christian dijo que también nosotros debíamos retirarnos porque al día siguiente yo tendría dos entrevistas. Cuando nos despedimos, Grace, su madre, me dijo, cuídate, Ana querida. Christian se mostró un poco celoso por la efusiva atención que recibí de parte de toda su familia.
 
Ya en el auto me preguntó si podía acompañarme a Georgia para conocer a mi madre. Inmediatamente captó mi reacción adversa y quiso saber porqué no quería. Le expliqué que continuaba con dudas y que quería aprovechar el viaje para reflexionar sobre la continuidad de nuestra relación. Y le dije: sigo queriendo más. Lo sé, contestó Christian, lo intentaré. Por ti Anastasia, lo intentaré. Yo le respondí que también lo intentaría y que firmaría el contrato.
 
Bajamos en su casa porque le prometí quedarme a dormir con él. Me dijo que me apurara porque como le comenté que estaba cansada, me contestó que cuanto más me apure, más rápido me podría poseer y más pronto me podría ir a dormir.

Fuimos por el pasillo y al llegar a su dormitorio abrió de una patada la puerta.  

Me dijo que alzara los brazos y me quitó el vestido. De pronto me preguntó: ¿no quieres que te posea? Y le contesté que no, que lo que quería era que me hiciera el amor. Christian se desconcertó ante esa respuesta. Yo agregué que quería tocarlo, que por favor me dejara hacerlo. Y por toda respuesta me dijo que no y que nos iríamos a dormir los dos. Entonces no dudé en decirle que había puesto a la vista uno de sus límites infranqueables: que era se mira y no se toca, no? Le pedí que me explicara el porqué Le rogué que me lo contara y le promertí que si me lo contaba dejaría que me azotara como la última vez. Entonces Christian fue a buscar sus juegos preferidos y en un momento mientras me azotaba me pidió que lo mirara porque quería ver mi cara mientras lo hacía. Mi cara se contraía de dolor. Era doloroso pero no insoportable, lo pude manejar. Cuando todo terminó, se tendió a mi lado, me estrechó entre sus brazos y comenzó a contarme.

Mi madre era una puta adicta al crack, Anastasia. Duérmete. ¿Quieres decir que murió, Christian? Sí, hace mucho. Cuando yo tenía 4 años. No recuerdo nada de ella. Sólo ciertas cosas y ahora duérmete. No pude dejar de soñar con un niño pequeño, en un lugar triste y oscuro.

A la mañana siguiente cuando me desperté Christian no estaba acostado a mi lado. El sólo pensamiento de lo que debió pasar en su niñez me hace estremecer, pero continúo sin saber porqué no quiere que lo toque. Siento que absolutamente todo lo que me rodea, incluso él, es una fantasía que dista mucho de la realidad.
Él sigue queriendo firmar un contrato a pesar de haber dicho que hará lo posible por darme más. ¿qué quiere decir con eso? Necesito que me aclare eso.

Me duele por todos lados. Debe ser de tener tanto sexo. Cuando bajé a la cocina me encontré con el ama de llaves que me preguntó si deseaba desayunar. Me dio mucha vergüenza porque lo único que llevaba puesto era la camiseta que me había dado la noche anterior. Le dije que iba a tomar un té y le pregunté por Christian. Me dijo que estaba en el estudio así que fui hacia allá. Cuando entré estaba hablando de negocios por teléfono con alguien de su empresa, de espaldas a la puerta. Cuando giró y me vio me esbozó una sonrisa que me derritió. Cuando cortó vino hacia mí y me acarició la cara con la yema de los dedos y ahí mismo, sobre el escritorio, me poseyó nuevamente. Cuando salí del estudio el ama de llaves me preguntó si tomaría el té en ese momento y le dije que primero me ducharía y que luego bajaría a desayunar con el señor Grey.

Christian me preguntó si ya había comprado el pasaje para ir a Georgia y le dije que no, que lo haría cuando llegara a mi casa, vía internet. Entonces no tuvo mejor idea que ofrecerme su jet privado, diciéndome que lo tenía a mi disposición. Se lo agradecí pero le contesté que prefería ir en un avión de línea.

Cuando empezamos a desayunar, lo miré a los ojos y le dije que al final todavía no me había dicho porqué no quería que lo tocara. Se puso pálido y me dijo que yo era la única que sabía cosas que no le había contado jamás a nadie. Me dijo que me iba a extrañar mucho cuando me fuera y que pensara en la firma del contrato. Después se inclinó y me besó suavemente.

Cuando terminamos de desayunar me fui volando porque tenía que ir a las dos entrevistas planificadas. En la primera me fue bien, pero en la otra creo que me fue mejor, pero el joven que me atendió era un tanto inquietante, tanto en su forma de ser como en su forma de dirigirse a mí. Me parece que estoy adentro, pero todavía no me lo confirmaron. Cuando llegué a mi casa, Kate continuaba desembalando.  Le conté cómo me había ido y abrí la PC para contarle a Christian que me había ido bien en las dos entrevistas y se alegró. Después le pregunté si su ama de llaves era una de sus ex sumisas, porque lucía como tal. Me dijo que no, que no acostumbraba a contratar a nadie que hubiera estado íntimamente con él. Kate estaba entrando, así que me despedí de Christian y salimos juntas al aeropuerto, rumbo a la casa de mi madre.

Cuando me acerqué al mostrador y presenté la documentación, el joven que me estaba atendiendo me dijo que mi pasaje había sido cambiado a primera clase y me invitó a pasar al salón VIP hasta la salida del vuelo. Me muero de rabia. ¿Será posible que este hombre se meta en todo? ¡Es un controlador insoportable!


HISTORIAS DE DIVAN - LA HISTORIA DE MARIANO

 
 
A la hora que habíamos convenido llegó Mariano. Entró despotricando diciendo claramente que estaba podrido, agotado, molesto y enojado. Naturalmente le pregunté con quién estaba tan enojado y me dijo con el mundo.

Bueno, a mí me pareció que con el mundo era algo demasiado generalizado. Le pedí que tratara de acotármelo un poco para ver si llegaba a entenderlo. Me dijo que era una forma de decir…. pero lo que pasa que es importante decir las cosas bien… para que nos entiendan bien… y si está enojado con el mundo es como que no lo voy a poder ayudar.

Entonces empezó a enumarme… su socio que hace todo mal, los clientes que se la agarran con él y los tiempos que se toma la justicia él no los puede manejar, los padres que se ofenden porque no va a comer los ravioles del domingo, la hermana que le echa en cara que no se ocupa de los viejos, la pérdida de tiempo en tribunales.

Cuando vi que la cosa venía tan mal le pregunté qué pasaba con la parte emocional y para mi sorpresa me dijo que eso era lo único que podía decir que le iba a las mil maravillas. Bueno, me tranquilizó porque eso no es poco. Estar bien con la pareja es muy importante. Mi sorpresa fue cuando me dijo que tenía dos parejas y que le iba muy bien con las dos. Me quedé con la boca abierta pero tuve que disimular. Después continuó… qué haría sin ellas dos?

El día que lo conocí estaba por cumplir cuarenta años. Hacía 15 años que se había recibido de abogado y le había ido muy bien en su profesión. Muy buena posición económica y los casos que atendía eran de bastante importancia.

Al año de su graduación se casó con su actual esposa Debora y tenían dos hijos, Luciano y Ramiro de doce y ocho años.

La relación entre ellos era cordial. Estaba contento de haber encontrado tan buena madre y una muy buena compañera.   

Parecía que estaba describiendo a una compañera de oficina, no a su esposa. Eran como la familia Ingalls.

Cuando llegaba hacía siempre lo mismo… se sacaba el saco, se aflojaba la corbata y el cuello de la camisa y ponía el celular apagado sobre la mesita ratona.

Siempre despotricando contra todos. No delegaba nada, porque decía que como él nadie hacía las cosas. Un omnipotente total. Me contó que la hermana se estaba por separar y que el padre le había pedido interceder para ver si podía hacer algo para evitar el divorcio. Claro, como él siempre decía que el único que hacía las cosas bien era él, los padres se lo habían creído y por eso le pedían ayuda a él.

Y así pasaba el tiempo… semanas… meses… hablando siempre de lo mismo pero sin tocar nunca nada un poco más profundo. Yo dudaba que hubiera querido iniciar una terapia para contarme las cosas que me decía. Hasta pensé en decirle que la interrumpiéramos, porque yo me sentía que estaba perdiendo el tiempo y el la plata. En las sesiones me opiaba de lo lindo.

Pero resulta que un día llegó y me pidió permiso para dejar el celular prendido porque tal vez le entrara una llamada que quería atender. Y efectivamente la llamada llegó. Por fin aparecía Valentina de quien nunca había dicho una palabra. No pude evitar escuchar que estaban discutiendo y el se deshacía en disculpas, hasta que ella le cortó.

Entonces le contó que era una relación que “arrastraba” desde hacía 6 años. Que le había impactado desde el día que la había conocido. Tenía 21 años… parecía una loba y con un atractivo sexual que no pasaba desapercibido. De 1,70m de estatura, morocha de pelo negro, cuerpo escultural y muy bonita de cara. Me contó que era extraordinaria en la cama. Yo le pregunté aparte de todo eso, qué sentía por ella y él me dijo que la deseaba. La chica claramente se lo había levantado cuando tenía 21 años, pero ahora tenía 28 y la relación seguía igual que siempre. Era obvio que la chica en algún momento se iba a cansar e iba a empezar a exigir y parece que el momento había llegado. La chica ya tenía una edad que quería formar una familia, tener hijos y todo lo que puede desear una mujer de esa edad, de un hombre que hace 6 años que está saliendo con ella. El le decía que ni loco iba a romper su matrimonio para casarse con ella, porque el ideal de esposa lo tenía en su casa. Y ahora me acaba de llamar gritando porque hoy fui al patio de comida del shopping a comer con mi esposa y mis dos hijos con tanta mala suerte que Valentina estaba comiendo en el mismo lugar. Ahora está furiosa.

Al rato volvió a sonar el celular… era Valentina que le dijo que lo estaría esperando a la salida. Cuando volvió a tocar el tema conmigo, me dijo que para calmar la tormenta había tenido que otorgar ciertas concesiones…. compartir algunos lugares públicos y amigos comunes.

Yo lo escuchaba y no podía creer que ese hombre me estuviera diciendo eso. Así que le pregunté si no se estaba dando cuenta que estaba metiendo la cabeza en la boca del lobo, pero me dijo que él lo iba a poder manejar. Agregó que el sexo para él era muy importante y que el placer que él tenía cuando estaba con ella no lo había tenido nunca con su esposa y que por eso no quería perderla. Yo con ella hago cosas y le pido cosas que jamás podría hacerlo con mi esposa. Aunque nunca lo hablamos ni se lo pregunté, tampoco jamás lo haría porque siento que la ofendería. Mi esposa es una mujer con todas las letras. Yo no pude evitar decirle: y tu amante una putita barata.

Mariano, yo creo que cuando Debora se embarazó de su segundo hijo, dejó de ser la mujer de sus sueños con la que se había casado para transformarse solamente en la madre de sus hijos y la imagen de la familia. Y a partir de ese momento le quitó a las relaciones sexuales que tiene con ella, todo el erotismo que debe tener. Es como que no puede juntar lo sexual con lo familiar. Mariano, va a tener que aprender a ponerle erotismo a su relación con Debora. Ud. siempre necesitó dos mujeres porque no se animó nunca a hacer con una sola lo que hace con cada una de ellas. Va a tener que aprender a amar y desear a la misma mujer.  Pero antes tengo que contarle algo: Valentina me dijo que el viernes llegan sus padres de Tandil y quiere que vayamos a cenar los cuatro juntos. ¿Y lo va a hacer? Piense que cada movimiento que hace alienta y envalentona más a Valentina y la ilusiona con algo que Ud. no está dispuesto a darle. Mariano, hágase cargo… porque llegó a una instancia en la que algo va a perder. Ud. es el que tiene que decidir qué quiere.

Tres días después me llamó para decirme que tenía que hablar urgente conmigo. Quedamos en vernos a las  de la noche. Era el día que tenía que cenar con los padres de Valentina. Cuando llegó a la casa tiró el celular sobre la cama y se fue a bañar. Valentina le mandó un mensaje diciendo: mi amor, mis padres llegarán a casa a las 10. Vení un poco antes. Te quiero. Valen. Al salir de la ducha, Debora me dio el celular y me dijo que leyera el mensaje, que ella ya lo había leído.

Me miró con los ojos llenos de lágrimas y con mucho aplomo me dijo que pensara muy bien la explicación que le iba a dar antes de abrir la boca. Pero que por sobre todo la respetara. Yo me vestí y me vine para acá porque no sé qué hacer.

Bueno Mariano, yo creo que esto, inconscientemente, lo manejó todo Ud. Dejar el celular sobre la cama como para que la bomba explotara en algún momento. Ud. sabía que conscientemente nunca iba a poder resolver el problema en el que solamente ud se había metido. Mi opinión es que le diga la verdad a su esposa, porque ella le pidió que no le mintiera y que la respetara con su respuesta. Mariano decidió contarle todo a Debora y después de llorar mucho juntos decidieron darse una nueva oportunidad.

Durante dos meses estuvieron viniendo a las sesiones los dos juntos. Debora es una mujer muy bella. Pero una noche ella vino sola a mi consultorio porque quería hablar conmigo. Me dijo que esa era la última charla que tendría conmigo porque no volvería, pero que antes de irse me quería decir algo. Yo me dí cuenta que nuestra relación no funcionaba hacía mucho tiempo. Él ya no me veía a mí como a una mujer. Ya no había ni juegos ni sorpresas. Yo también tengo deseos sexuales y hace muchísimo tiempo que me conformo masturbándome y mis fantasías son siempre con Mariano. Pero hace un mes me encontré con un amigo que había salido conmigo cuando era soltera y con el transcurso de las charlas que mantuvimos, comencé a sentir cosas que no sentía desde hacía un montón de tiempo. No me acosté con él porque no lo amo, pero me hizo sentir bien saberme deseada. Que continúo siendo una mujer. Mi marido se acostó con esa chica y yo no me acosté con ese hombre, pero estuve a punto. Así que, ¿cuál es la diferencia? Creo que cada uno hizo lo que pudo. Por eso lo perdoné y decidí darle una nueva oportunidad. Llegó el momento de pelear por nuestra familia. Yo la corregí y le dije: ¿Porqué en lugar de pelear por la familia no piensa primero en pelear por la pareja? Le deseé mucha suerte y me despedí de ella.
 

SABIDURIA INDIA

  
 
  
Saboreo cada acto. Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba como los demás querían y mi conciencia me censuraba. Menos mal que, a pesar de mi esforzada educación, siempre había alguien difamándome.
¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó que la vida no es un escenario! ¡Desde entonces me atreví a ser como soy! He viajado por todo el mundo, tengo amigos de todas l...as religiones, conozco gente extraña: vegetarianos que devoran al prójimo con su intolerancia, personas que caminan con un cartel que dicen: Yo se más que tú, médicos que están peor que sus pacientes, gente millonaria pero infeliz, seres que se pasan el día quejándose, que se reúnen los domingos para quejarse por turnos, gente que ha hecho de la estupidez su manera de vivir.
La montaña es mi punto de referencia: ser invulnerable, que cada uno diga lo que quiera, yo sigo caminando imparable, soy guerrero: mi espada es el amor, mi escudo el humor, mi hogar la coherencia, mi texto la libertad y si mi felicidad resulta insoportable, discúlpenme, no hice de la cordura mi opción, prefiero la imaginación a lo indio, es decir inocencia incluida.
Por eso es muy importante que sea el amor lo único que inspire tus actos. Sin amor nada tiene sentido, sin amor estamos perdidos, sin amor corremos el riesgo de estar de nuevo transitando de espaldas a la luz. Quizás solamente teníamos que ser humanos.
Chamalú. Indio Quechua.



miércoles, 29 de mayo de 2013

EL SECRETO DE LA NOCHE - PARTES XIV - XV - XVI y XVII





A las 10 de la mañana del lunes me reuní con Martín Brand, miembro de la junta de libertad condicional. Trató de disuadirme para que abandonara mi pensamiento y volviera a Atlanta, a lo cual le respondí que por ahora no estaba en mis planes hacer eso.
Tres años antes escribí unos artículos sobre un múltiple asesino de Atlanta. La editora Maggie Reynolds de Nueva York, me llamó ofreciéndome editar un libro con los artículos publicados. Acepté y el libro se vendió muy bien.
Cuando salí de la oficina de Brand, la llamé a Maggie y le propuse publicar un libro sobre el asesinato de mi hermana Andrea. En el libro pondría pruebas contundentes sobre la culpabilidad de Rob. Maggie aceptó porque no había cerrado trato con el libro que estaba preparando Bern.
Decidí quedarme a vivir en el pueblo y la señora Hilary me ofreció quedarme en su casa.
Regrese a Atlanta para hablar con mi jefe y pedirle el permiso que necesitaba para volver al pueblo y continuar con mi idea. Le dí incluso la posibilidad de renunciar si le parecía que no iba a poder ser, pero me dijo que me guardaría el puesto hasta mi regreso. Me contó que existía también la posibilidad de que vendiera el periódico y se fuera a Houston o a L.A. Times.
Respecto a mi proyecto me dijo que me apoyaba en lo que pensaba hacer pero que debía prometerle que si a Rob le hacían un nuevo juicio y salía absuelto, debía olvidar el asunto, a lo que me negué rotundamente.
Regresé a Oldham y una semana después concedieron la libertad condicional a Rob. La fecha de su libertad se fijó para el día 31 de octubre.
Cuando entré al negocio, Paulie estaba detrás del mostrador. Cuando Paulie alzó la vista se sorprendió al verme. Le dí la mano presentándome y lo primero que me dijo era que Nebells mentía y que él no había estado en el garaje aquella noche. Cuando nos escuchó, salió su madre a saludarme y me invitó a cenar a su casa.
Cuando terminó de cocinar aprovechó que Paulie no estaba para preguntarme si los Westerfield, después de 22 años podían acusar de nuevo a Paulie de asesinato. Le contesté que podían intentarlo pero que no lo conseguirían.
Al día siguiente traté de ubicar al detective retirado, Marcus Longo, que había investigado el asesinato de Andrea. Tras muchos días no tuve ninguna noticia de él. Yo, después de verlo en qué forma se había dirigido al público en televisión respecto a la culpabilidad de Rob, pensé que en cuanto oyera mi mensaje me llamaría de inmediato y su falta de respuesta me había hecho perder toda esperanza. Hasta que el 30 de octubre, un día antes de la salida en libertad de Rob, me llamó por teléfono.Me explicó que no había estado en el pueblo, razón por la cual no se había comunicado conmigo y me invitó a cenar para aprovechar a hablar.
A las 7 me pasó a buscar por la casa de la señora Hilary y nos dirigimos a Cold Spring, el pueblo siguiente a Oldham. Longo ya tenía reservada una mesa en un asador sobre la calle principal. Me contó que había leído mi libro y me habló muy bien de él. Cuando me preguntó para qué había vuelto al pueblo, le dije claramente que era para oponerme a la libertad condicional de Rob. O por lo menos para decirle a todos que van a soltar a un asesino. Marcus trató de disuadirme. En tres pinceladas me dibujó todo lo que pasaría. Al día siguiente Rob sería puesto en libertad, le harían un nuevo juicio del cual saldría absuelto con la declaración de Nebells. Los antecedentes penales los destruirían y la familia Westerfield viviría feliz por siempre. Su abuela ya no cree ciegamente en la inocencia de Rob, por lo que le ha dado un ultimátum al padre diciéndole que si Rob es inocente se ocupara de rehabilitarlo y que la mancha fuera borrada del apellido familiar. Caso contrario su fortuna pasaría a las obras de caridad.
Ellie pensó inmediatamente que ante tal amenaza, el padre de Rob seguramente había pagado a Nebells para hacer la declaración que ya todos habían escuchado.
Aproveché para preguntarle a Marcus de qué hablaba mi padre cuando se refirió al robo en casa de la abuela de Rob.
Me contó que en plena noche la despertó un ruido y cuando se levantó le dispararon. No pudo ver de quién se trataba pero cuando lo detuvieron dijo que Rob le había pedido que la liquidara y que le pagaría diez mil dólares. Su abuela le había legado cien mil dólares. No sabía que estaba involucrado en un caso de drogas. Cuando se enteró a medias de lo que estaba pasando, cambió su testamento. Es decir, que la señora Dorothy tiene sobrados motivos para no creer demasiado en su nieto.
Le conté que había abierto una página en internet y que a partir del día siguiente me dedicaría a escribir allí sobre el asesinato de mi hermana y sobre todo lo que me fuera enterando de la vida oscura de Rob Westerfield. Incluso voy a tratar de ubicar el medallón que le regaló a Andrea. ¿No me crees que Andrea lo llevaba debajo del pullover y que cuando llegó la policía ya no lo tenía? Ellie, estabas muy shockeada y bañada en sangre como para poder haberte dado cuenta de la presencia del medallón esa noche Cuando terminamos de cenar, Marcus insistió en acompañarme hasta mi habitación y me pidió que cerrara con doble vuelta la llave y tuviera mucho cuidado… por nada en especial, sólo por lo que yo había dicho… Cuidado… vais a soltar a un asesino… y eso sería al día siguiente.




HISTORIAS DE DIVAN - LA HISTORIA DE LAURA





El licenciado Gabriel Rolón abrió su agenda para ver quién era su próxima paciente. Su nombre es Laura y comenzó su terapia porque acaba de separarse de su esposo Sergio. Laura es muy autosuficiente, pero aún así quiere saber la opinión de Gabriel para saber cómo debe encarar el tema con su hija Pilar, de ocho años. Tiene conciencia de que la situación es dolorosa, pero desea que sea lo menos traumática posible. Laura señala todo el tiempo que tanto su esposo como ella son personas inteligentes, por lo que van a sobrellevar la separación también inteligentemente, como acostumbran a hacer todas las cosas. Por de pronto, sin apurarse… Le pregunto qué quiere decir “sin apurarse” . Ella me dice que  no lo puede echar…. Primero tiene que conseguir un buen lugar donde ir a vivir…, por lo que continuarán conviviendo bajo el mismo techo, durmiendo en la misma cama, cenando los tres juntos… o sea, todo igual que antes, aquí no ha cambiado nada.
 
Mi respuesta a todo esto es obvia… Laura, si se llevan tan bien y se quieren tanto ¿porqué se separan? Y Laura me dice que es porque Sergio quiere separarse, aunque ella no piense lo mismo. Laura tiene 42 años, su esposo 43 y la pequeña Pilar, 8 añitos. Laura tuvo una infancia muy triste. Su padre abandonó la familia, dejando a su madre sola con sus dos hijos… ella de 6 años y su hermanito de 4. Nunca más volvieron a saber de él. Su madre se dejó abatir por la depresión y ella la ayudó siempre. A los trece años consiguió un trabajo de mediodía y se hizo cargo de sus estudios secundarios y de su madre y hermano. Estudió medicina y se recibió a los 25 años. También lo ayudó a su hermano en sus estudios hasta que se recibió de arquitecto. Mientras hacía la residencia se enamoró de un médico que trabajaba con ella, Sergio, se casaron y tuvieron a su única hija Pilar cuando ella tenía 34 años. Se consideraba una mujer exitosa. Todo lo había logrado con su propio esfuerzo. Cuando Sergio le planteó que se quería separar yo creo que a ella la sorprendió tanto como a mí cuando me lo dijo. Le pregunté porqué aceptaba dormir con él si ya tenían resuelto separarse y con muchísima soltura me dijo que él mientras estaba con ella la seguía satisfaciendo sexualmente, como siempre. Por lo visto, ni eso había cambiado en esa casa, así que le sugerí volver a tocar el tema con Sergio para saber si había cambiado su idea de separarse. A la sesión siguiente, ni bien entró, me tiró que ya le había dicho a Sergio que se fuera. Esperá Laura, vos le preguntaste si seguía con la idea de irse? Sí… Bueno, te equivocaste en hacer la pregunta, porque tu marido no tiene la idea de irse sino el deseo de irse. O sea que ya no me desea… pero qué le hice? Trabajé hombro con hombro, lo ayudé en todo, soy una buena madre… en qué le fallé? Porqué no me desea más?  Laura, tal vez nunca encontremos la respuesta a esa pregunta, pero la realidad es ésa y vas a tener que aceptarlo.
Bueno, ahora tendré que hablar con la nena para explicarle que desde ahora estaremos las dos solas, porque ese hombre que era su padre nos ha dejado…. Noooo Laura, vos sola no tenés que hablar con la nena, los dos tienen que hablar con ella. Además tu marido no las dejó a las dos, te dejó a vos, pero no a la nena y ese hombre que era su padre, sigue siendo su padre y lo seguirá siendo siempre. Pensá que el padre de tu hija es mejor que el tuyo y no la va a abandonar. No mezcles tu vida con la de Pilar. Traten de acompañar a la nena juntos en su dolor, porque el dolor que va a sentir va a ser inevitable, pero háganle saber que Uds.estarán siempre junto a ella para lo que ella necesite. No se peleen frente a ella porque si ella se siente obligada a defender a cualquiera de los dos, va a sentir culpa por no haber defendido al otro y eso le puede provocar un gran desequilibrio emocional. Y allí dimos por terminada la sesión. Cuando Laura volvió le pregunté si habían hablado con su hija. Me dijo que cuando se lo contaron Pilar les pidió perdón y les dijo que a partir de ese momento se portaría muy bien. Te imaginás que los dos la abrazamos… no podíamos creer lo que estábamos escuchando y le dijimos que ella no tuvo nada que ver en la separación. Pilar comprendió perfectamente la situación. Sergio alquiló un departamento donde disponía de una habitación para su hija y se la amuebló de acuerdo a su gusto porque fueron juntos a elegir el mobiliario.
Con el tiempo noté que Laura evitaba acudir a reuniones sociales. Siempre buscaba una excusa. En esta oportunidad tenía un casamiento pero no quería ir. Le señalé que se estaba aislando de todo el mundo. A vos lo que te cuesta decir es que vas a ir sola y entonces le buscás la vuelta para decir que no. Vos estás enojada Laura, así que ahora andate y pensá con quién estás enojada, porque te la agarrás conmigo y yo no te hice nada.
Cuando volvió me dijo que estaba enojada con todos los hombres que habían pasado por su vida porque todos la habían abandonado. Primero su padre a los 6 años. Cuando estaba por casarme con Sergio, lo busqué y cuando lo encontré me dio tanta pena verlo cómo estaba, que no solo no le dije nada sino que me hice cargo de él. A los 16 se puso de novia con Martín y quedó embarazada. Cuando Martín se enteró se negó hacerse cargo de la situación y también me abandonó. Tuve que abortar el bebé porque no me animé a seguir adelante sola. Y ahora Sergio también me ha abandonado. Laura llora desconsoladamente.
Pasó un año desde su separación. Laura no se animaba a salir con un hombre. Tenía miedo. Le expliqué que el amor entre adultos es diferente al de nuestra adolescencia. Laura captó inmediatamente lo que le quería decir y me contestó: ya sé, ahora es todo al revés, primero tenés relaciones, después empezás la relación si tenés suerte y si creés en los milagros, mucho más adelante te enamorás…. Y sí… es más o menos eso. Laura salió con dos o tres hombres hasta que enganchó con Marcelo. Salió unas cuantas veces con él y un día la invitó a su casa. Todo era mágico esa noche hasta que llegó el momento de desvestirse… cuando me empezó a desabotonar la camisa, me largué a llorar. Tenía miedo de desnudarme frente a un desconocido. Yo ya no soy la misma mujer que enamoró a Sergio. Tuve una hija. Mi cuerpo ha cambiado. Pero Laura, vos enfrentaste cosas muchísimo más complicadas que ésta. Esto es una boludez comparado con todo lo que ya pasaste. Nunca el miedo te paralizó y vas a empezar ahora, de vieja? Estallamos los dos en carcajadas. Me parece que lo que necesitaba era distenderse un poco.


martes, 28 de mayo de 2013

EL SECRETO DE LA NOCHE (PARTES XI-XII y XIII)









Actualmente vivo en Atlanta. Vivo en un departamento pequeño de 3 ambientes, que sin darme cuenta lo amueblé de forma muy similar a la casa donde había vivido con mis padres.

Mi padre, 3 años después del divorcio, volvió a contraer matrimonio. Yo lo había visto hasta entonces sólo dos veces y nunca más volví. Poco después me escribió para contarme que habían tenido un bebé. Finalmente tenía el hijo varón que tanto había deseado, el que yo debía haber sido. Edward, ese era su nombre, ahora tendría unos 17 años.

La última vez que contacté con mi padre fue al morir mi madre, para avisarle que mis deseos eran que sus cenizas  descansaran en la misma tumba que Andrea. Aceptó mi pedido y me invitó a su casa, cosa que decliné absolutamente.

Cuando finalicé mi almuerzo todavía me quedaba toda la tarde libre para dar vueltas por el pueblo. La cita que tenía con un tal Martín Brand, de la junta convocada para otorgar la libertad condicional, era recién para las 10 de la mañana del día lunes. Tenía que convencerlo de que Rob no podía ser dejado en libertad, aunque ya mi jefe me había anticipado que era altamente improbable que hicieran lugar a mi petición.

Cuando llegué al hotel tenía un mensaje de mi jefe. Lo llamé de inmediato y me dijo que se habían enterado a través de un mensaje recibido por teletipo, que la familia Westerfield, padres de Rob, darían una conferencia de prensa en quince minutos y me pidieron que aprovechara para cubrir la nota, ya que por suerte me encontraba en el lugar. Agregó que Will Nebels, interrogado cuando asesinaron a Andrea, declaró que había visto a Paulie en el coche de Rob, la noche del asesinato. Entró al garaje llevando algo en la mano y unos minutos después salió rápido, subió al auto y se fue. Aclaró que no lo había contado antes por temor a que lo inculparan del crimen. Contó también que estaba en la casa de la abuela de Rob haciendo reparaciones. Entró al dormitorio principal, cuyas ventanas miran al garaje, con la intención de buscar y robar algo de dinero y al abrirse la puerta del auto pudo ver claramente la cara de Paulie.

Para mí esa historia era mentira pero acepté cubrir la nota.

La conferencia de prensa tendría lugar en las oficinas del abogado defensor de la familia Westerfield. Cuando Hamilton, el abogado, se puso de pie, a sus lados estaban el padre de Rob y Will Nebels, el testigo presencial de esa historia.

Fue objeto de numerosas preguntas. Nebels declaró que esa noche había cenado en el restaurante, donde había bastante gente que lo había visto y luego se había ido para su casa. A continuación contó la misma historia que me había contado mi jefe la noche anterior.

A continuación comenzó a hablar el padre de Rob, diciendo que ese día estaba allí porque iban a otorgarle la libertad condicional a su hijo, pero que frente a la declaración del testigo que acababan de escuchar pedirían nuevo juicio en busca directamente de la absolución, esperando que Paulie fuera enjuiciado y encerrado por el resto de su vida.

Yo, que estaba viendo la conferencia de prensa por televisión en el hostal, estaba furiosa. Si hacían un nuevo juicio y lo declaraban a Rob nuevamente culpable, no volvería a prisión porque ya había cumplido la condena y si lo dejaban en libertad, es decir si era absuelto, el Estado nunca enjuiciaría a Pauli basándose en el testimonio de una persona tan poco fiable como era Will Nebel, aunque para todo el mundo fuera el asesino.

Para ese entonces se ve que todos se habían enterado de la conferencia que se estaba llevando a cabo, porque cuando me dí vuelta el salón estaba lleno de gente. El primero que se animó a hacer un comentario, fue el recepcionista, abiertamente en defensa de Paulie. Otros opinaban a la inversa y lo inculpaban directamente a Rob.-

El abogado de Rob, al ver que los medios de comunicación asediaban a Will Nebel, el declarante y lo acosaban diciéndole que podía ir a la cárcel por perjurio, salió al cruce respondiéndoles en su lugar que el delito ya había prescrito, por lo que no corría peligro de ir a la cárcel.

Alguien preguntó si le habían ofrecido dinero al Sr.Nebel para decidirse a dar esa declaración. Y nuevamente fue el abogado quien se hizo cargo de la respuesta, contestando obviamente que no. También agregó que Andrea perseguía a Bob, llamándolo con frecuencia y la tildó de muy coqueta, muerta por los chicos y la definió como una chica muy popular. Lo que insinuaba me estremeció. Continuó explicando que el error de Rob fue dejarse llevar por el pánico al descubrir el asesinato. Corrió a su casa sin ver que en su vehículo transportaba también el elemento homicida, el gato, sucio con la sangre de Andrea. Cuando llegó a su casa lavó toda su ropa para borrar las manchas de sangre.

El presentador de CNN dijo que desde su casa los estaba siguiendo por televisión el detective retirado Marcus Longo, interviniente en la investigación en aquél momento. Al preguntarle su opinión respecto de la declaración del testigo, dijo que no tenía ninguna duda que era una mentira de pies a cabeza y que el único culpable era Rob Westerfield, tal como se lo había declarado en aquél momento y añadió que no podía concebir que intentaran culpar a una persona que además de inocente tenía capacidades limitadas, que esa actitud le parecía despreciable.

La gente empezó a retirarse del salón pues la conferencia de prensa había terminado. Yo hice lo propio y pensé que en algún momento tal vez me pusiera en contacto con el detective Marcus Longo, que se había mostrado tan indignado por la pantomima que nos acababan de mostrar.

Fui a recorrer el pueblo, que había cambiado mucho. Cuando pasé delante de mi casa detuve el auto. Cuando me vió la señora Hilmer, nuestra vecina, salió a saludarme. Eran muy buenos amigos de mi familia. Sin embargo, me dijo que a veces se preguntaba si Rob no habría sido condenado debido a la mala reputación que tenía. Agregó que creía en parte la declaración de Will Nebels. Era verdad que esa noche había entrado a robar a la casa de la abuela de Rob, pero además, en qué lo beneficiaría a Will contar esa historia y por otra parte, la tutora había testificado que cuando Paulie se enteró de lo que había pasado, salió gritando de la clase “no pensé que estuviera muerta”.

La señora Hilmer continuó: Ellie, me vino a ver ese hombre que está escribiendo un libro sobre el asesinato de tu hermana. Parece que alguien le comentó que era amiga íntima de todos ustedes.

Me interesé en saber cómo era esa persona y me dijo que se trataba de alguien muy educado. Dijo que había averiguado si mi padre era tan estricto con Andrea porque se escapaba para verse con montones de chicos y por supuesto le dije que eso no era verdad. Agregó que ella creía que lo escribiría de tal forma que daría a entender eso. Y me alertó para que me manejara con cuidado porque había oído decir que el escritor tenía conceptuada a Ellie como una niña inestable emocionalmente. Y eso también lo va a insinuar cuando escriba su libro.

Luego de escuchar esto, por toda respuesta le dije a la señora Hilmer que yo me encargaría de investigar todo lo que fuera necesario sobre la muerte de mi hermana y escribiría con lujo de detalles la sórdida vida de Rob Westerfield, tanto que cuando lo lean nadie querrá pasar más ni siquiera por la acera de su casa y si lo llevan a un segundo juicio, no habrá jurado que quiera absolverlo.



EMOCIONES TOXICAS - PARTE II - LA ANGUSTIA



 
A todos nos pasa frecuentemente que en algún momento del día, por alguna razón que nunca falta, nos sentimos como se dice vulgarmente bajoneados, decaídos, sin ganas de… Pero por suerte, esto nos dura por lo general un rato o a lo sumo todo el día, pero después se nos pasa. Es decir, lo superamos.

Ahora, si después de unos días ese bajón continúa y no lo puedes manejar, quiere decir que el motivo causante del mismo te está produciendo angustia y puede estar dando paso a una emoción tóxica.

Es preciso que sepamos que un bajón no es nada, es común, todos lo tenemos, pero el peligro está cuando se prolonga en el tiempo, nos paraliza y nos hace sentir angustiados de manera permanente. Sentimos un nudo en la garganta, a veces tenemos ganas de llorar, sentimos malestar estomacal, estamos desanimados, queremos estar solos para no transmitir la mala energía que irradiamos.

No podemos ni debemos permanecer en ese estado, porque es tóxico.

Vemos todo negro. No deseas encarar nada porque todo te parece que va a tener un resultado negativo. La realidad ha cambiado y no puedes volver a tu eje, recuperar tu equilibrio emocional. Te parece que nadie te valora y que todos te toman en broma, pero por otra parte sobredimensionas todo lo que te ocurre a vos y a todo tu alrededor. Vives en una exageración permanente. Te resignas porque crees que eres merecedor de lo que te pasa. Que todo te sale mal porque hay gente que nace con estrella y otros estrellados, como seguramente pensarás que te pasó a vos.

La fortaleza que tenías dejó paso al desánimo y esto compromete tu futuro. Todo te parece que no tiene sentido y no te empeñas en nada porque para qué? Te parece que nunca vas a salir de esa situación y que debes resignarte a vivir con lo que vos llamás mala suerte.

Debemos tomar como un aprendizaje todo lo que nos pasa, inclusive el dolor.

Debes sanarte interiormente y enfocarte para superarte y renacer de tus propias cenizas. Cuanto más empeño le pongas mejor te prepararás para salir a flote y seguir adelante.

No te aísles porque cuando estamos solos vienen a nuestra mente solamente pensamientos negativos y viceversa, cuando tenemos pensamientos negativos, más nos aislamos. Debes esforzarte por hacer eso que no quieres, buscar compañía, distracción, porque el aislamiento te llevará por mal camino y tal vez sin proponértelo, arrastrarás a quien o quienes te rodeen.

Si ocultamos o disimulamos la angustia que tenemos, se esconderán en algún lugar dentro nuestro y enfermarán algún órgano. Tu angustia comienza entonces a manifestarse a través de malestares estomacales, dolores de cabeza, insomnio o cualquier otro sufrimiento que te haga sentir mal. Es lo que se llama somatizar. No permitas que la angustia te domine.

Si te das cuenta que te resulta imposible salir solo de ese estado angustiante en que te encuentras, busca ayuda. La de un profesional, la de un amigo o escribe. Muchas veces escribirnos una carta a nosotros mismos nos ayuda a sacar de adentro cosas que no nos habíamos dado cuenta que teníamos guardadas.

Abandona el pasado y todas las cargas que traes con él. Tampoco pienses en el futuro. Enfócate sólo en el presente, que por otra parte es lo único real que tienes en este momento. Aunque parezca trillado, el pasado no se puede recomponer ni podemos volver el tiempo atrás, el futuro es incierto… la realidad es que con lo único que contamos es con el presente y debemos intentar sacar el mayor provecho que podemos de él.

No hace falta olvidar todo lo que nos ha sucedido antes y que a lo mejor no nos satisfizo, porque todo eso nos servirá como experiencia. Tratemos sí de no olvidar las experiencias para no volver a cometer los mismos errores. No mires para atrás rememorando tiempos antiguos que lo único que nos traen son nostalgias. La vida pasa y no nos podemos quedar mirando para atrás permanentemente, porque mientras lo hacemos, el hoy se va yendo.

Estudia en tu interior y descubre los valores que todos tenemos dentro. Prueba haciendo cosas nuevas, redescubriéndote. No pretendas controlar a todo el mundo, no te sientas omnipotente. Debes convencerte que si nosotros no estamos todo continúa funcionando como una máquina de manera perfecta… y quien no te dice que tal vez funciona mejor. Si no puedes cambiar una situación, eres el único responsable para saber qué hacer con ella. Piensa qué te gustaría hacer y hazlo. Puedes eliminarla o puedes aceptarla sabiendo que siempre va a ser así y no cambiará nunca, pero una vez que la aceptes debes adaptarte y ser feliz con eso. ¡Aprende a ser feliz, vive tu vida!


lunes, 27 de mayo de 2013

CINCUENTA SOMBRAS DE GREY (PARTE XVIII y XIX)




La doctora Greene me cae bien de entrada. Luego de un exámen realizado en profundidad, coincidimos en la minipíldora y me deja la receta. Salimos de mi dormitorio y cuando bajamos al salón nos encontramos con Christian sentado en un sillón, leyendo y escuchando un poco de música de fondo. Cuando la doctora se retira, Christian me insinúa hacerme el amor ahí mismo pero le digo que tengo apetito y deseo comer algo. Christian es el sexo ambulante. Cuando le digo a Christian, porque me lo ha preguntado, que he optado por la píldora, me dice que pondrá la alarma en su celular para recordarme tomarla todos los días a la misma hora. Es como yo digo: ¡me asfixia con querer tener el control de todo!

Luego del desayuno se acerca a mí provocativamente y tomándome de la mano nos dirigimos arriba. Mi corazón se acelera porque nunca sé con qué se va a salir. Su actitud ha ido cambiando y ahora es más cruel. Antes de entrar al salón de los juegos me pide que me saque los zapatos y los coloca junto a la puerta. Me pide que levante los brazos y me quita el vestido por encima de la cabeza. Me quedo sólo con la bombacha. Me recoge el pelo y con extrema habilidad me hace una trenza gruesa y la sujeta con una gomita. Toma mi mano derecha y antes de que me pueda dar cuenta me golpea con una fusta que no había visto que tenía. La fusta es marrón de cuero trenzado. Lo complazco en todo lo que me pide… siento que mi cuerpo ya no me pertenece y de pronto es como si fuera una observadora de todo lo que está pasando a mi alrededor. Me ata las muñequeras y se mueve alrededor mío observándome. De golpe me azota bajo el trasero. Sorprendentemente los azotes me resultan dolorosamente dulces. Cuando la fusta castiga mi sexo grito fuerte y le pido por favor que se detenga. Levanta la fusta nuevamente y me pregunta si sigue o no. Yo le digo que continúe. Christian hace con mi cuerpo lo que quiere. Cuando me desabrocha las muñequeras y me suelta, me desplomo en el suelo y él cae junto a mí.

Me pregunta si me ha dolido y le digo que no. Me pregunta si lo volvería a hacer y en voz baja le digo que sí. Me vuelvo hacia él y acaricio su pecho con la nariz, pero inmediatamente se pone tenso y me dice que no debo hacer eso. Veo por primera vez que tiene unas cicatrices redondas y pequeñas desparramadas por todo el pecho. Mis piernas ya no me sostienen. Mi cansancio me supera y siento que me voy a quedar dormida, pero Christian aún no ha terminado. Me pega en mi trasero con la mano abierta y me duele mucho. Finalmente pierdo la conciencia y cuando recupero mis sentidos estoy acostada en el suelo encima de él. Me ayuda a levantarme, me alcanza una bata, me alza y me lleva a mi habitación, donde ese día me ha examinado la doctora Greene. Me acuesta y se mete en la cama conmigo. De inmediato me quedo dormida.

Christian me despierta. Quiero seguir durmiendo pero me dice que debemos ir a cenar a la casa de sus padres. Me levanto, me ducho y cuando busco mi ropa interior encuentro sólo mi corpiño porque mi bombacha la noche anterior la había guardado dentro del bolsillo de su jean. No quiero darle el gusto de pedírsela. Eso querría él para hacerme sentir mal, de modo que decido salir sin ella. Me arreglo lo más rápido que puedo y bajo porque me está esperando. Me toma entre sus brazos y al compás de un tema de Frank Sinatra bailamos rodeando todo el salón. Abre la puerta y salimos. Tomamos el ascensor, bajamos y nos encaminamos al auto. Pienso en todo lo que me ha hecho hoy y siento que volvería a hacerlo si es esa la única forma de estar con él. Extrañamente no ha vuelto a mencionar el contrato.

Llegamos a la casa de los padres de Christian poco antes de las ocho de la noche. La doctora Grace Trevelyan, su madre, está esperando en la puerta. Su esposo está a su lado. Dentro está también su hermana pequeña Mía, que debe tener aproximadamente mi misma edad. Lo primero que me dice es que está muy contenta de verme porque su hermano jamás ha llevado a una chica a su casa. Cuando entramos al salón Kate y Elliot están sentados en un sillón con una copa de champagne en sus manos. Pienso que Christian se ha visto obligado a invitarme a su casa, seguramente presionado por Elliot y tal vez también por Kate. Este pensamiento me enfurece. El padre de Christian me pregunta si tengo pensado tomarme unos días de descanso y le digo que estoy pensando en viajar a Georgia para visitar a mi madre. Christian no sabía nada y se le ve la sorpresa en su cara. Además se enoja. Durante la cena se muestra amigable y cuando terminamos de cenar me invita a recorrer la finca. Me lleva al embarcadero porque desea poseerme. Luego del bolsillo de su campera saca mi bombacha, me la da para que me la ponga y volvemos a la casa casi corriendo porque su hermana Mía nos está llamando 



EL SECRETO DE LA NOCHE (PARTE VII-VIII-IX y X)





Ellie había proporcionado dos pistas de sospechosos posible: Rob, el playboy y Paulie, el adolescente tímido. Mientras aguardábamos el resultado de la autopsia de Andrea, el detective interpelaba a los dos jóvenes. Los dos aseguraban no haber estado con ella esa noche. Rob insistía que había estado en el cine y Paulie que se había quedado trabajando hasta más tarde en el taller.
El día del entierro de Andrea podía percibir las miradas de furia que me dirigían todos. La familia de Rob se ausentó, pero los padres de Paulie permanecieron en el lugar acompañando a su hijo.
La sensación de culpa que yo sentí en ese momento jamás me abandonó y a lo largo de los años desperté muchas noches con la misma pesadilla: estoy de rodillas sobre el cadáver de mi hermana, resbalo con su sangre y oigo una respiración ronca y una risita muy aguda, reviviendo la escena de la noche trágica.
Dejé a un lado mis pensamientos cuando olí que desde el comedor del hotel llegaba un aroma delicioso y yo estaba hambrienta. Lo único que había tomado era un café y tenía el estómago muy vacío. Cuando entré al comedor ya casi no quedaba gente en él. Me senté cerca de la chimenea. Conversé un poco con la camarera pero no quería que se dieran cuenta que era la hermana de Andrea. Ese hostal me recordaba mucho a mi infancia. El último recuerdo que tenía era cuando vino mi abuela a visitarnos y almorzamos todos juntos allí. También recordé la pelea que habían tenido mis padres el día que enterramos a Andrea.
Ese día, cuando volvimos a casa, estaba llena de gente. Las amigas de Andrea, las de mi madre, los compañeros policías de mi padre. Joan, la amiga íntima de Andrea, lloraba y no tenía consuelo. Yo era la única que estaba sola y además, me sentía sola. Escuché que las personas que estaban en casa, decían que, después de todo lo que había sucedido, necesitábamos descansar. Era una forma de ir despidiéndose y retirarse a sus casas.
Mientras observaba todo esto, sonó el timbre de la puerta y llegó la señora Dorothy Westerfield, que era la propietaria de la finca donde estaba el garaje donde habían asesinado a Andrea, es decir, la abuela de Rob.
Se dirigió sin vacilaciones hacia mi madre y le expresó sus condolencias, diciéndole que lamentaba muchísimo lo sucedido. Le contó que ella también había perdido un hijo hacía muchos años en un accidente de esquí, por lo que sabía de qué se trataba el sufrimiento que estaba padeciendo. De pronto irrumpió mi padre, que evidentemente la había escuchado y le dijo que la diferencia era que Andrea no había muerto en un accidente, sino víctima de un asesinato, agregando que era muy posible que su nieto hubiera sido el asesino y que, de hecho, se trataba del principal sospechoso. Así que le pidió que se retirara de su casa. Sacó a relucir también, un robo ocurrido hacía algún tiempo, en el que parecía que incluso había tenido algo que ver Rob Westerfield.
Gritaba tanto y era tal su descontrol que mi madre se disculpó por él… pero éste la hizo callar de inmediato. Y retrucó diciendo que en la policía todos sabían que Rob estaba podrido hasta la médula… y volvió a echar a la mujer de su casa. Todos se quedaron petrificados y nadie emitía ningún sonido. La señora Westerfield, tomó la mano de mi madre, la apretó entre las suyas y se dirigió hacia la puerta en silencio.
Mi madre, sin alzar la voz, le dijo que él estaba deseando que Rob fuera el asesino, porque Andrea estaba loca de amor por él y eso no lo soportaba porque la celaba demasiado. De haberle permitido que se vieran sin oponer resistencia, obligándola a esconderse para estar juntos, todo lo sucedido no hubiera ocurrido. Y continuaron discutiendo muy fuerte hasta que mi padre, dando media vuelta, se retiró nuevamente a su estudio, donde estaban sus amigos policías reunidos.
Esa noche mi abuela desistió de alojarse en casa. Mi madre durmió en la habitación de Andrea y continuó haciéndolo durante diez meses, hasta que finalizó el juicio, en el que ni siquiera el poderoso grupo de abogados que había contratado la familia Westerfield, pudo salvar a Rob de ser declarado culpable por el asesinato de Andrea.
Después del juicio la casa se vendió. Mi padre fue a vivir a Irvington y mi madre, conmigo y mi abuela nos mudamos a Florida. Mi madre había trabajado un tiempo como secretaria antes de casarse y consiguió empleo en una famosa cadena de hoteles. Era muy capaz y diligente. Ascendió rápidamente y llegó a ser una especie de mediadora en conflictos de todo tipo, lo que nos significó mudarnos con mucha frecuencia a un hotel diferente de una ciudad diferente. Pero la misma diligencia que utilizaba en su trabajo, la utilizó para ocultarle a todo el mundo, excepto a mí, que se había convertido en una alcohólica, lo cual hacía a partir del momento que llegaba a casa, sin descansar ni un solo día. El alcohol la transformaba a veces en una malhumorada y otras en una persona muy locuaz. En uno de estos arranques fue cuando me dijo lo muy enamorada que seguía de mi padre.
Cursé mis estudios en Florida, los dos años siguientes en Luisiana, sexto en Colorado, el siguiente en California y terminé la escuela primaria en Nuevo México.
Mi padre nos enviaba puntualmente a principios de mes, la pensión por alimentos. Los primeros años lo ví de vez en cuando y después de eso nunca más supe de él. Andrea había sido su niña adorada y había muerto. Mientras tanto yo seguía mortificándome por no haberles contado nunca del escondite de Andrea. El amor que sentía por mi padre, con el tiempo se transformó en resentimiento. Cuando comencé la universidad nos establecimos en California. Estudié periodismo. Mi madre enfermó de cirrosis y murió seis meses más tarde de haber obtenido mi licenciatura. Conseguí un empleo en Atlanta y me fui a vivir allí.
Mientras estaba comiendo en el hotel, pensé que Rob, además de matar a mi hermana Andrea, había hecho algo más… le hizo dar un giro de 180° a mi vida. 




domingo, 26 de mayo de 2013

CINCUENTA SOMBRAS DE GREY (PARTE 17)






Son las 7. Despierto y siento que los brazos de Christian todavía me rodean. ¡Ha dormido toda la noche conmigo! Pienso que en este momento puedo intentar acariciarle el pecho ya que está dormido como un tronco, pero despierta inmediatamente y cuando ve la hora se levanta porque tiene una reunión muy temprano. Quedamos en vernos el domingo. Me dice que no use el escarabajo porque su chofer vendrá a buscarlo para encargarse de él. Hoy es mi último día en mi trabajo. Me ducho, desayuno algo y salgo para allá.

Anastasia le envió un mail a Christian, como le había prometido y le explicó que cuando fue azotada por él se sintió humillada, degradada y ultrajada.

Esa mañana Ana va a trabajar con el Audi que le acaba de regalar Christian. Al mediodía, el Sr.Clayton la llama porque hay un mensajero en la puerta pidiendo por ella. Tiene un paquetito que está esperando entregarle. Es un BlackBerry, que se lo ha enviado para tenerla permanentemente controlada, según sus propias palabras.

A las cuatro de la tarde los Clayton reúnen a todo el personal para despedir a Anastasia, ya que es su último día de trabajo allí. Los abraza con fuerza y unas lágrimas de emoción corren por sus mejillas.

Cuando llegué a casa terminé de embalar con Kate. Ese mismo día nos mudaremos a Seattle.

Suena el timbre de la puerta y es Taylor, el chofer de Christian, que viene a retirar el escarabajo.

A las ocho de la noche terminamos de embalar. José, nuestro amigo, está con nosotros. Ha venido a ayudarnos. Mientras tomamos unas cervezas pensamos en que han sido cuatro años para no olvidar. Suena el timbre y es Elliot que viene a ver a Kate. Los dejamos solos y nos vamos con José al bar a comer algo.

Cuando se despide de José y vuelve a su casa, toma el teléfono y tiene cinco llamadas perdidas y un mensaje de voz. Christian la asfixia, no la deja respirar. Es un acoso insoportable. Elliot es encantador, muy diferente a Christian. Es cariñoso, terriblemente cariñoso, agradable, abierto.

El nuevo departamento es espacioso y tiene una hermosa vista. Además nos encanta que esté ubicado en pleno centro de la ciudad.

A las ocho suena el timbre y es un mensajero, que sostiene una botella de champán atada a un globo tipo helicóptero y con una tarjeta que dice: Señoritas, buena suerte en su nuevo hogar. Christian Grey. Abrimos el champán y brindamos con Kate.

Al día siguiente es domingo. De sólo recordar que a la una tengo que reunirme con  Christian en su casa, me duele el estómago. Pienso que todavía no firmé el contrato y trato de imaginar con qué se saldrá hoy.

Cuando llego a su casa me recibe Taylor. A Christian lo veo sentado en el sofá del salón, mirando y leyendo los diarios. Me muestra nuestra foto en el diario el día de mi graduación. Hoy irá a su casa una doctora que le hará a ella una visita médica, de acuerdo a lo ya conversado. Es la mejor ginecóloga y obstetra de Seattle.

De pronto, Christian le dice que a su madre le gustaría que fuera a cenar esa noche y que también le ha dicho que Elliot le pedirá lo mismo a Kate.

En ese momento llega la doctora Greene y mientras las dos juntas van a la habitación que Anastasia tiene preparada en casa de Christian, él se queda esperándola en la sala, pero antes de dejarla ir la atrae hacia sí y la besa apasionadamente, al tiempo que le dice: cuánto me alegra que hayas venido… estoy impaciente por desnudarte.




jueves, 23 de mayo de 2013

EL SECRETO DE LA NOCHE (PARTE VI)



 
 
 
 
Ya han pasado 23 años desde el día que asesinaron a Andrea. A Rob lo detuvieron 2 días más tardel del entierro y lo acusaron de asesinato en primer grado.
Con la información proporcionada por Ellie, la policía obtuvo una orden de registro de la casa y del auto de Rob. Fue encontrada la ropa que llevaba esa noche y aunque había sido lavada, el laboratorio detectó igualmente las manchas de sangre en ellas. Andrea había muerto víctima de un golpe en su cabeza con el gato del auto y fue encontrado en el baúl del mismo. Aunque también lo habían limpiado, las pericias detectaron cabellos de la joven adheridos al metal.
El abogado que defendía a Rob dijo que esa noche el joven había ido al cine y que como el estacionamiento del lugar estaba completo había dejado el auto en el garaje que estaba al lado. Este último estaba cerrado, pero en su interior estaba Paulie trabajando, así que le pidió que le permitiera dejar el auto allí por un rato y le dije que al término de la película lo retiraría.
El letrado continuó diciendo que durante la película, Paulie seguramente tomó el auto de Rob, se dirigió en él al escondite, la mató a Andrea y luego volvió al garaje y dejó el auto en el mismo lugar estacionado. Agregó además que Rob había llevado unas cuantas veces a arreglar su auto al taller donde trabajaba Paulie, por lo que pudo tranquilamente haber sacado un duplicado de la llave de su auto sin ningún problema.
Cuando le pidieron que explicara el porqué de su ropa manchada con la sangre de Andrea, Rob contó que Andrea le había pedido llorando que quería encontrarse con él para explicarle porqué tenía que ir al baile de acción de gracias con él.
Según explicó, a Rob no le importaba nada con quién salía la chica… para él era una chica más que estaba enamorada de él pero a quien él no le correspondía. Un día la encontró fumanhdo con sus amigas en el garaje de su abuela.
A pesar de que él le había dicho que no iba a concurrir a la cita, ella le dijo que iba a acudir lo mismo y que me estaría esperando a que yo llegara. Cuando salí del cine me fui a mi casa pero me preocupó el hecho de pensar que tal vez estuviera aún allí en el garaje esperándome, así que decidí ir a ver si la encontraba para que volviera a su casa. La lamparita del garaje estaba quemada así que estaba oscuro. Fui a tientas hasta detrás de la camioneta porque allí era donde yo las había visto fumando a todas ellas sentadas sobre una manta. Noté con el pie que estaba la manta y apenas se distinguía que había alguien allí tendido. Creí que era ella que se había quedado dormida esperándome. Cuando me arrodille ví que tenía la cara ensangrentada, así que salí corriendo porque tenía miedo que me culparan a mí de lo que le había pasado. Cuando ví que el gato que estaba en el baúl del auto estaba sucio de sangre, entendí que quien la había matado había sido Paulie.
Ellie continuó. Su testimonio era muy creíble y noté que se había puesto al jurado en el bolsillo pero cuando subí al estrado fui yo quien lo castigué.
El fiscal me preguntó si Andrea había hablado por teléfono con Rob antes de ir a la casa de Joan y en tal caso, para qué lo había llamado.
Ellie explicó que cuando entró al cuarto de Andrea, justo le estaba diciendo a Rob que tenía que ir a la fiesta con Paulie porque si no lo hacía la había amenazado con contarle a su padre que se veía con él en el escondite. Andrea también me dijo que Rob le había pedido irse temprano de la casa de Joan para encontrarse con él y que estaba muy enojado porque no quería que ella saliera con otro hombre.
Finalmente revelé un secreto que había prometido no hacerlo jamás. Rob le había regalado a Andrea un medallón dorado, con forma de corazón y piedritas azules, con sus iniciales grabadas en la parte de atrás. Como Andrea esa noche antes de salir se puso el medallón, yo quedé convencida que más tarde se encontrarían. Ella lo llevaba debajo de su blusa, pero cuando la encontré y la toqué con mis manos, noté que lo tenía puesto.
Mientras Ellie estaba en el estrado declarando, Rob tenía su vista clavada en ella, pero ella tenía su vista clavada en el piso. Sentía el odio que proyectaba hacia mí y podía oir los pensamientos de mis padres diciéndome porqué no les había contado nada a ellos.
Los abogados de Rob dijeron que Andrea estaba usando un medallón que le había regalado su padre. Ellie insistió en que era el medallón de Rob y que esa noche había ido al garaje precisamente para rescatarlo. Los abogados de Rob, enfurecidos, pidieron que este último comentario fuera borrado del acta. El juez hizo lugar al pedido y dijo que no fuera tenido en cuenta.
El jurado deliberó durante una semana. Algunos miembros se inclinaban por homicidio sin premeditación, otros por condena por asesinato con alevosía. Cuando le fue propuesta la libertad condicional, Ellie escribió numerosas cartas en contra de esta decisión, pero como ya había cumplido 22 años de condena era muy probable que se la concedieran, por eso ha vuelto al lugar de los hechos.
Ellie ya tiene 30 años. Es reportera de investigación en el diario Atlanta News y vive en Atlanta. Cuando le pidió al jefe de redacción que necesitaba tomarse unos días de vacaciones, le explicó que el asesino de su hermana había solicitado la libertad condicional y quería estar presente para ver si podía hacer algo para impedirlo.
Pete Lawlor, el jefe de redacción, le preguntó cuánto tiempo llevaba encerrado, cuántas veces había solicitado la condicional y si había tenido algún problema durante su estadía en la cárcel. Luego de mis respuestas acotó que lo más probable era que saliera en libertad. Y le aceptó el pedido de licencia.
El sábado voló desde Atlanta rumbo a su pueblo natal, se hospedó en el Parkinson Inn y cuando desde su habitación miró por la ventana que encaraba hacia donde había estado su casa, tuvo la impresión de que tenía todavía siete años y vio a su padre sujetando la caja de música.
 


miércoles, 22 de mayo de 2013

EL SECRETO DE LA NOCHE (PARTES II - III - IV - V)





Paulie tenía 16 años. Trabajaba en la estación de servicio de Hillwood cuando salía del colegio y los sábados todo el día, salvo cuando en la temporada de béisbol entrenaba o jugaba algún partido. Alternativamente ayudaba a sus padres en su negocio en el mismo horario. Era muy buen mecánico pero muy flojo en los estudios. Paulie medía 1,70m, tenía cabello rubio, ojos azules y redondas mejillas. Su cuerpo era robusto. En el único lugar que se destacaba era en el equipo de rugby.
El viernes se conoció en el colegio la noticia del asesinato de Andrea. La Srta.Watkins entró al aula de Paul y comunicó a toda la clase la triste noticia. Naturalmente se oyó un coro de llantos, gritos y exclamaciones al unísono. Se escuchó un solo NO que sobresalió por entre todos los demás. Cuando Paulie escuchó eso se puso inmediatamente de pie y gritó muy fuerte… NO y estalló en sollozos. Cuando salió corriendo de la clase dijo algo que sólo el alumno que estaba en el primer asiento pareció escuchar: ¡no puedo creer que esté muerta!
La Srta.Watkins estaba convencida que lo que había dicho era: ¡no pensé que estuviera muerta!
Ese día Paulie no fue a la estación de servicio ni llamó a su jefe para avisarle el motivo de su ausencia.
Cuando llegaron sus padres a la casa lo encontraron tirado en la cama boca arriba con la mirada fija en el techo y su cama rodeada de fotos de Andrea. Cuando entró al cuarto su padre, la señora le hizo un gesto con la vista y rodeó a su hijo con sus brazos calmándolo. Paulie dijo a su madre que había invitado a Andrea a una fiesta y le dijo que iría con él. La quería mucho, mamá.
Al día siguiente, sábado, Paulie fue a trabajar a la estación de servicio y dio las disculpas por no haberse presentado el día anterior a trabajar. Por la tarde, su padre Hans fue a entregar un jamón y varias ensaladas a la casa de los padres de Andrea y aprovechó para transmitirles su sentido pésame.
Ellie extrañaba mucho a su hermana y deseaba que ésta volviera, que su madre no llorara más y que su padre le hablara, cosa que había dejado de hacer a partir del momento que les transmitió la terrible noticia.
Su padre la increpó porque ella, sabiendo que su hermana había ido al garaje la noche anterior, lo cayó y de haberlo dicho pudieron haberla salvado.
Cuando a Ellie la interrogó la policía, ella recordó lo que Andrea les había dicho a sus amigas… Ellie no es una buchona, es una buena niña. Tras el recuerdo, se largó a llorar y la policía desistió del interrogatorio.
Por la tarde llegó a casa de Andrea el detective Marcus Longo. Se retiró con Ellie al comedor y cuando estuvieron a solas le contó que se habían enterado, por sus propias declaraciones, que cuatro amigas de Andrea acudían frecuentemente al escondite con ella, pero que ninguna admitió haber estado ese día con ella, por lo que quería saber si había alguna otra amiga que también lo hiciera. Ellie contestó que no. También quiso saber si se citaba con alguien en ese escondite, pero Ellie no podía traicionar a su hermana, no podía hablar de Rob.
El detective insistió sobre la posibilidad de que la misma persona que había asesinado a Andrea podía ir tras otra persona y terminar con ésta de la misma forma, por lo que su colaboración sobre cualquier detalle que recordara sería de muchísima utilidad.
En un momento Ellie pensó que tal vez no fuera romper una promesa, contarle al detective que Andrea y Rob a veces se encontraban en el escondite.
Le dijo que creía que esa noche se había encontrado con él, debido a que Paulie la había amenazado con contar sus encuentros en el garaje con Rob, si no accedía a ir con él a la fiesta de acción de gracias. Como Rob se enojó mucho con ella cuando se enteró, Andrea necesitaba explicarle el motivo por el cual había accedido a ir con Paulie.  
El detective quiso saber cómo sabía Paulie que Andrea y Rob se veían en el escondite y Ellie le dijo que parecía que a veces la seguía a Andrea, porque quería que fuera su novia.
Rosita pertenecía al personal de servicio en la casa de Rob. Cuando el sábado llegó de regreso luego de un día fuera de la casa, vio que alguien había lavado ya la ropa. La madre de Rob dijo que había sido ella, que había preferido tirarla en la lavadora en lugar de dejarla tirada por ahí. Sin embargo, no era cierto y no sabía porqué se le había ocurrido decir eso. Pensó que tenía que ser su hijo Rob quien hubiera utilizado la lavadora, pues su marido jamás la habría tocado.
Rob había estado malhumorado y nervioso durante todo el día anterior. Su madre creyó que el asesinato de Andrea lo entristecería, pero en cambio no le dio mayor trascendencia y le dijo a su madre que apenas la conocía.
Linda, la madre de Rob, subió la escalera despaciosamente, con la sensación de que un desastre venía en camino. Sin vacilar, entró en la habitación de Rob. Hacía un rato había salido a correr y regresaría en cualquier momento. La cama estaba deshecha pero el resto de la habitación estaba curiosamente ordenada. Rob era muy meticuloso con su ropa limpia pero sumamente descuidado con las prendas usadas. Linda pensaba encontrarse con la ropa que había llevado el jueves y el viernes desparramadas por el suelo, esperando que volviera Rosita y las recogiera, por lo que esa pulcritud no dejaba de asombrarla. El cesto que estaba en el baño también estaba vacío, quiere decir que entre el jueves a la mañana, que Rosita se fue y la mañana del sábado, había lavado y secado todas las prendas que había usado los dos días pasados. Pero ¿por qué? Dejó todo como estaba en la habitación y se fue corriendo porque Rob estaba por regresar. Entró al cuarto de baño y buscó en el botiquín dos píldoras para contrarrestar el dolor de cabeza que estaba comenzando. Cuando desde el baño miró por la ventana que daba al patio delantero, vio que se estaba acercando un automóvil desconocido. Al rato sonó el timbre y en unos segundos Rosita subió la escalera y le entregó una tarjeta.
Desea hablar con Rob. Como le he dicho que no estaba me contestó que lo esperará.
Cuando Linda leyó el nombre de la tarjeta, tuvo que sostenerse porque estuvo a punto de caer: la tarjeta decía detective Marcus Longo.
Ellie subió la escalera para ir a su dormitorio. Desde la muerte de su hermana todos la ignoraban. Cuando pasó delante de la habitación de Andrea la abrió muy despacio para ver si Andrea estaba allí, en cambio estaba su padre de pie ante el escritorio de Andrea, sosteniendo una foto de su pequeña hija Andrea. Papá le cantaba para que se durmiera. Ellie le había preguntado a su madre si con ella hacía lo mismo pero le había dicho que no porque ella nunca había dado ningún problema. Y Ellie recordó la letra de la canción… “eres la niña de papá… eres el espíritu de navidad, la estrella de mi árbol… eres la niña de papá” Y mientras ella miraba, su padre se sentó en el borde de la cama y se largó a llorar.
Ellie retrocedió y tan despacio como había abierto la puerta, la cerró y corriendo se encerró en su habitación.