Mi cambio empezó cuando llegué al grupo Asociación de Lucha Contra la Obesidad, pesando 100,800 Kg. Ya no podía realizar muchas tareas domésticas como subir una silla para limpiar vidrios (me sentía insegura) o caminar media cuadra ligero (me cansaba mucho, me agitaba, me faltaba el aire).
Todo esto me limitaba en mi vida cotidiana, pero tenía un motivo muy importante para adelgazar: mi hija egresaba de la EGB y yo la tenía que acompañar y no quería estar gorda.
Ante la insistencia de mis hijas me decidí y llegué al Grupo, donde encontré excelentes compañeras que me ayudaron y alentaron. Me indicaron la importancia de las seis comidas diarias, las porciones que debía comer y cómo complementarlas con alguna actividad física.
Hoy camino 1 hora por día (50% del éxito del programa). Mi descenso de peso fue muy variable, pero estoy muy feliz porque en este tiempo logré bajar 15,500 Kg lo cual me obligó a usar ropa más ajustada, estoy mucho más ágil y ya no se me cansan las piernas en el trabajo, donde debo pasar bastante tiempo parada. Estoy en mantenimiento y agradezco a las coordinadoras del Grupo, a mis compañeras, a mis hijas que me alentaron y alientan y me dan su apoyo para seguir. Ahora sé que, con esfuerzo, voluntad de cambiar y compromiso... ¡Se puede!
Hoy me animo a contar lo que uno puede hacer por uno mismo. Vengo de una familia obesa por parte de padre y entre mis hermanos desde chiquita fui la gordita... la gorda.
Fui creciendo y aumentando los kilos y sin saber cómo me vestía, cómo me peinaba, cómo me arreglaba para salir, terminé no queriéndome y no mirándome al espejo. Hasta que en una sobremesa de domingo, mi hermano mayor me dijo: "vas a terminar como el viejo", porque mi padre padecía obesidad y falleció de un ataque al corazón. Cuando llegué al Grupo pesaba 103.500Kg. Algunas lágrimas se desprendieron de mis ojos y mis pensamientos eran: Jorgelina, despertá y pedí ayuda. Más tarde me pasé de Grupo y ahora estoy pesando 72Kg. Pude conocerme, mirarme en el espejo de cuerpo entero y sin ropa, ir a la peluquería, disfrutar de los cambios, hacer mis permitidos sin culpa, sabiendo que la próxima ingesta es la del plan. Saber y darme cuenta que esto es "solo por hoy..." y para toda la vida. Gracias al Grupo, a la vida que me ha dado tanto, a mi familia, a mis sobrinos que me ayudan a lucir ropa que nunca usé, a mis compañeros de vida y de trabajo, a los vecinos... Y sí, por qué no, a mi viejo, que no lo tengo a mi lado pero me acompaña desde el cielo en este camino hacia la recuperación.
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