NOTA

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viernes, 28 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 14





 

Con la mudanza tuvimos que pensar también en un cambio de colegio para Marcelo y Gustavo. Marcelo ya tenía 8 años y estaba en la escuela primaria. Las clases habían comenzado y se nos estaba complicando conseguir vacantes para los dos. Gracias a los buenos oficios de un tío de Enrique, sacerdote, director del Colegio Don Bosco, pudimos anotarlos en el colegio San Francisco de Sales que quedaba bastante cerca de nuestra casa… Hipólito Irigoyen y Yatay.
Yo trabajaba de 8 a 16 en Pluna y de 16 a 20 había conseguido un segundo empleo en el estudio de los asesores aeronáuticos de Pluna. Enrique trabajaba en Pluna y en la Fuerza Aérea. En este último empleo había ingresado muy jovencito y tenía mucha antigüedad.
Como no contábamos con el apoyo de nadie, tuvimos que tomar una empleada para que se quedara con los chicos en los horarios que faltábamos nosotros. Con mi mamá ni hablar y los padres de Enrique se habían ido a vivir a Comodoro Rivadavia (Enrique I, mi suegro, era funcionario de Fuerza Aérea. Lo habían trasladado al sur donde vivieron muchos años, hasta que solicitó su pase a Bahía Blanca por razones de salud y allí falleció).
Por esta razón, las empleadas eran para nosotros males necesarios… más que necesarios, indispensables y jamás pudimos zafar de ellas hasta que nuestros cuatro hijos fueron grandes. Se imaginarán que tenemos muchas historias porque pasaron unas cuantas, pero con la primera que tomamos nos tocó atravesar un episodio, que cuando lo pienso se me ponen los pelos de punta. Nosotros vivíamos en un piso 11, contrafrente. Nuestro dormitorio daba al contrafrente y el de los chicos, que tenían dos camas superpuestas, daba al aire-luz. Un día que volvía de trabajar, una vecina del piso 10 frente, me para y me cuenta que a la mañana, desde su lavadero, vio que Marcelo y Gustavo estaban sentados en la ventana de su pieza, con los pies colgando para afuera. La ventana no tenía protección (enorme error nuestro pero acabábamos de mudarnos). Evidentemente se subieron con la cama alta y la empleada no sé qué estaría haciendo. Cuando mi vecina los vio, les empezó a hablar despacito y a sugerirles que se bajaran con cuidado hasta que lo hicieron. Inmediatamente subió al piso y encaró a Rosa, que así se llamaba quien los “cuidaba”. Obviamente fue su último día. También tuvimos otra que le tiraba del pelo a Christian cuando era chiquito y no nos explicábamos porqué el chico lloraba tanto cuando esta señora venía los domingos a la noche, hasta que un día encontramos un mechón de pelos detrás de un mueble.
A pesar de algunos contratiempos mediante, mi hogar estaba más o menos organizado. Carlos venía todos los fines de semana a buscar a sus hijos y los devolvía el domingo a la noche. Los malcriaba mucho, pero jamás fue un padre ausente. Pero había un “pequeño-gran problema”. Enrique se extralimitó siempre en sus derechos de “padre” de mis hijos. Desde nuestro casamiento se había “adueñado” de ellos dos y si bien su postura era destacable porque los educaba como si fueran hijos propios, pasaba por alto el hecho de que los chicos tenían a su papá biológico -siempre presente- y a quien él se empecinó en desconocer en todo momento. Es así que cada vez que los chicos desobedecían en algo, la penitencia era siempre la misma: “este fin de semana no te vas con tu papá”. Se imaginan que esto no terminaba acá… por el contrario, empezaba acá. Carlos se peleaba con Enrique, le decía de todo -y yo creo que con justa razón- y terminaba desautorizándolo y llevándose a los chicos de prepo. Y yo en el medio y peleada con los dos. Y esto pasaba siempre! Enrique no podía entender porqué si él se tenía que ocupar de todo lo relacionado con los chicos, ir al colegio a hablar cuando nos citaban, correr al médico conmigo si era necesario, etc. porqué entonces no lo dejaban educarlos como él había elegido hacerlo. La realidad es que no tenía razón, porque lo que él buscaba era que el padre no viera más a sus hijos y viceversa y eso para mí era cruel. Siempre insistí en el hecho de decir que los motivos que me llevaron a separarme de Carlos fueron por su inmadurez en la relación, pero jamás por ser mal padre o mal esposo. Él amaba a sus hijos y sus hijos lo amaban a él y esperaban los fines de semana para estar juntos. Este proceder de Enrique, lejos de acercarlo a ellos -que de entrada habían pegado muy buena onda con él- los fue distanciando y creando un resentimiento difícil de manejar, teniendo en cuenta las edades de Marcelo y Gustavo (8 y 4 años).

..//continuará

                                                                                  El rincón de neche (Elsa)  

miércoles, 26 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 13






 
En Pluna tenía un compañero, que ni bien ingresó a trabajar en la empresa “me tiró los galgos”. Claro, yo tenía 22 años, era muy jovencita… qué se iba a imaginar que ya estaba casada, que ya tenía un hijo de casi 4 años y que además ya estaba esperando otro… jajaja… pobre Enrique, se quedó más chato que cinco de queso cuando le conté todo eso. A partir de ese día me empezó a llamar “mamá” con muchísimo respeto y nos hicimos muy amigos. Él trabajaba en Aeroparque y yo en las oficinas centrales, así que casi no nos veíamos, pero cuando pasaba por el centro me venía a saludar y me contaba todos sus affaires. Estuvo de novio con una azafata de Pluna, preciosa, que fue Miss Punta del Este. Después con la hija de un compañero de su oficina, después con Susana, sobrina del Gerente Comercial de quien yo era secretaria. Este último le tenía una bronca que no lo podía ni ver, así que le recomendé que si continuaba su noviazgo, primero se iba a tener que ganar al tío. Le encantaba usar alianza y al comenzar una relación rápidamente se comprometía.
Yo era una de las pocas compañeras que lo apreciaba,  porque a pesar de ser una excelente persona, su ascendencia germana lo traicionaba y no podía ocultar su aire de superioridad, lo que le generaba roces de importancia con sus compañeros de trabajo y ni que hablar con los pasajeros que atendía en el Aeropuerto.
Cuando me separé de Carlos, a medida que pasaban los días, la noticia se iba expandiendo por los pasillos de Pluna. Fue así que al llegar a oídos de Enrique, sin pérdida de tiempo me vino a encarar nuevamente, para proponerme una vez más iniciar una relación seria y brindarme su apoyo a mí y a mis hijos. Yo ya estaba tramitando el segundo juicio de divorcio y vivía sola con los chicos, por lo que, en ese momento, sentirme respaldada por él me hacía sentir bien y lo acepté. Salíamos a todos lados con Marcelo y Gustavo. Mi mamá, que estaba absolutamente en contra de mi separación, jamás me cuidaba a mis hijos… muchísimo menos para salir con Enrique. Además cuando se enteró, me tiró con toda la artillería. Si tenía un enemigo… era ella. Tan así estaban las cosas que un día Enrique fue a su casa a pedirle mi mano. ¡Qué antigüedad! pero ¡Qué caballero! Me enorgullece poder decir esto de quien más adelante se convirtió en mi segundo marido por 29 años y en el padre de mis otros dos hijos, Christian y Sebastián.  
Como era de esperar, mi mamá se sorprendió ante este gesto, pero… “genio y figura hasta la sepultura”, así que continuó casi con su misma actitud.
Enrique, como ya saben, se quería comprometer rápidamente, así que compró las alianzas y comenzó a hacer las averiguaciones para poder casarnos vía Paraguay una vez finalizado el juicio definitivo de separación, que como les dije fue en mayo de 1971. Cuando mi abogado me entregó el Certificado de Matrimonio con la constancia marginal del 67-bis, enviamos toda la documentación requerida a Paraguay para casarnos “por poder”. El Ministerio de Relaciones Exteriores nos mandó un papel donde nos decían que la fecha de casamiento sería el 10 de julio de 1971 (dura coincidencia, porque era justamente el aniversario de la muerte de mi papá, pero bueno…), así que empezamos a buscar un nuevo departamento para mudarnos porque el mío había quedado chico. Encontramos uno muy lindo de 3 ambientes en el barrio de Almagro, Av.Rivadavia y Loria y el día de nuestro casamiento nos mudamos A los pocos días recibimos el Acta de Matrimonio y la Libreta de Matrimonio y el 10 de julio de 1971 empezó una nueva etapa de mi vida.
..//continuará

                                                                                  El rincón de neche (Elsa)

martes, 25 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 12





 
Tres meses más tarde de nacer Gustavo, en Marzo, Marcelo cumplió 5 años y empezó el Jardín de Infantes (por entonces el pre-escolar no existía). Lo anotamos en un colegio suizo privado, cuyos dueños y directores eran amigos de Elena, mi suegra. A pesar de la amistad, no pudimos evitar que lo echaran del colegio, porque era tan terrible que no lo aguantaban jajaja… no era malo, pero tenía una energía impresionante. Así que lo cambiamos al Instituto Vernié, que también era un colegio privado. El director me decía que cuando salía del aula al recreo, cruzaba corriendo todo el patio y se “estrellaba” contra la pared. Señora, me decía, tiene que llevarlo a hacer algún deporte para gastar la enorme energía que tiene… así que todos los finde nos íbamos los cuatro al club del Banco Español.
Como Carlos fue siempre muy familiero, disfrutábamos mucho estas salidas, pero aunque todo a simple vista estaba bien, los problemas económicos continuaban oscureciendo una y otra vez la tranquilidad del hogar. Fue así que a comienzos de 1970 tomé la drástica decisión de abandonar mi casa, llevando mis dos hijos conmigo. Yo tenía 25 años, Marcelo 6 y Gustavo 2. Creo que fue el primer gran error de mi vida, considerando el alto precio que tuve que pagar (mi hijo Gustavo, aparentemente como consecuencia de la separación, tuvo severísimos problemas de conducta, que lo condujeron sin escalas a la adicción a las drogas hasta terminar con su vida a los 27 años). Si  volviera a pasar por algo igual, al menos lo pensaría un poco más  Creo que mi corta edad tuvo bastante que ver en mi decisión. Fui criada en un hogar donde el peso se cuidaba mucho y a las cosas se les daba valor. Carlos nació en un hogar completamente distinto. Él era el típico chico que iba al bufet del club y decía: “anotalo que después papá te lo paga”. No era malo, al contrario, creo que fue el hombre más bueno que encontré en mi vida y el que más me quiso, pero yo sentía a mi edad una enorme carga sobre mis espaldas, porque toda la responsabilidad de mi casa la tenía yo sola. Si yo tenía un apuro económico no podía contar con el apoyo de él y tenía que salir como podía, así que cuando Elena, con justa razón, dijo: “hasta acá llegó mi amor”, yo dije lo mismo y me fui con la música a otra parte. Bah, con mis hijos a otra parte. Alquilé, con opción a compra, (¡qué tiempos aquellos!) un departamento a estrenar de 2 ambientes, 7º piso, en Acevedo y Velazco. Era hermoso! Como no me podía mudar porque no estaba terminado, fui a vivir un tiempo con mi mamá y con Alvaro. Uffffffff, un espanto!!!! A mis hijos no los dejaban ni mover. Tenían un semi- piso super coqueto y no podían tocar nada. Fue así que hablé con el dueño de mi edificio, que vivía con su familia en el 7º piso frente al mío y me permitieron mudarme a mi casa, con luz de obra y puerta de calle con tablones. ¡Qué felicidad! ¡Al fin estábamos en casa los tres juntos! Gustavo tenía poco menos de 3 años y lo habían tomado de contrabando en el colegio de Marcelo… “estaba en negro” jajaja… porque era muy chiquito, así que cuando venía alguna inspección lo escondían para que no lo vieran, pero me hicieron la gauchada esa. Iban doble turno. Yo los llevaba a la mañana y cuando salía de Pluna, a las 4 de la tarde, los pasaba a buscar. Eramos felices o, por lo menos, yo estaba más tranquila, porque aunque Carlos no me daba plata tampoco me generaba gastos. Carlos se los llevaba todos los fines de semana. Jamás dejó de hacerlo. Yo inicié el trámite de separación legal Así se llamaba. Separación legal, de mutuo consentimiento, por culpa de ambos, art.67-bis. Por supuesto me hice cargo del gasto. Tuve que hacer dos juicios porque el primero salió negado. El art.67 bis era en ese momento algo muy nuevo y si uno no tenía la suerte de que el expediente entrara en un juzgado que estuviera a favor de la separación, se rechazaba. El juez dijo que el motivo “incompatibilidad de caracteres” era insuficiente para disolver una relación conyugal. Así que cuando lo volvimos a iniciar, mi abogado tuvo que esperar un juzgado conocido para no correr la misma suerte. Y el 17 de mayo de 1971 nos separamos legalmente.
..//continuará

jueves, 20 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 11






 
Cuando Marcelo cumplió 1 año, yo empecé a trabajar en una Cooperativa de Crédito. El trabajo me lo consiguió Carlos. Esa Cooperativa tenía la cuenta corriente en la sucursal del Banco de Londres donde él trabajaba y conocía a los titulares de la cuenta, que eran los socios-fundadores de la misma. Pequeños-grandes malhechores. Los integrantes de la cúpula eran todos dueños de importantes negocios de los alrededores, en el microcentro, donde también quedaba la Cooperativa. Yotenía apenas 20 años recién cumplidos así que me vendían un buzón y yo todavía daba las gracias. Una vez trabajando en la caja me faltaron $90.000 de aquél entonces –como si yo dijera $10.000 de ahora o más…-. y me dijeron que lo más probable era que me había equivocado al dar un vuelto. O sea vuelto de 100.000 en lugar de vuelto de 10.000.- Yo me quería morir, porque el faltante me dijeron que lo tenía que poner yo. Encima tenía un sueldo bajo y ni siquiera me pagaban quebranto de caja. Cuestión que ¡Oh! a los pocos días de ocurrido el hecho, se apareció en la oficina un sacerdote que pidió hablar con el Gerente y saben qué traía? Los $90.000!!!! Dijo que se lo había dejado una persona en la Iglesia, confesando que yo le había dado mal el vuelto y pidiéndole al curita que me lo trajera. Increíble! pero a mí me volvió el alma al cuerpo (yo siempre pensé que “alguien” me los había sacado de la caja, ya que estaba expuesta a todo el mundo).
Cuando empecé a trabajar, Marcelo quedaba unos días con mi mamá y unos días con Elena, mi suegra. Elena, que me quería muchísimo, un día nos ofreció dividir su casa de 2 plantas en 2 departamentos, para que fuéramos a vivir allí y simplificarnos la tarea de llevar y traer a Marcelo. A Carlos y a mí nos pareció bien, así que aceptamos su propuesta. La división quedó bárbara porque eran dos departamentos absolutamente independientes, así que decidimos alquilar la casa de Ramos Mejía y nos mudamos definitivamente a Bustamante. Yo me llevaba muy bien con Elena y también con Alicia, mi cuñada, sobre todo porque no se metían para nada en nuestra vida. El único problema que había surgido era que Carlos, cada tanto, contraía deudas que no me terminaba de decir de dónde salían –es más, nunca lo supe- y ese fue el principio del fin.  Quien nos sacaba las castañas del fuego era siempre su madre, hasta que se cansó… y yo también (en 1970… pero eso lo contaré más adelante).
En enero de 1966, cuando Marcelo estaba por cumplir 3 años, la Cooperativa cerró; obviamente me quedé sin trabajo, pero al poco tiempo ingresé a Pluna-Líneas Aéreas. Alrededor de esa misma época Carlos había dejado de trabajar en el banco y con la ayuda de su mamá se compró un taxi 0km y empezó a trabajar con él. Le iba bien y el trabajo le gustaba. El coche era un Riley 1500 (una nueva versión del Siam Di Tella). 
En marzo del 67 quedé embarazada de Gustavo. Mi embarazo fue tan espectacular como el anterior o todavía mejor, porque como Marcelo había nacido con tanto peso, el médico que me atendía, que era el mismo que me había asistido anteriormente, me indicó un regimen bastante estricto para evitar que el segundo hijo fuera demasiado grande. La dieta dio resultado y Gustavo pesó 1kg menos, 3.250kg.  Me sentía tan bien que cuando estaba de 4 o 5 meses pude jugar un torneo de tenis doble mixto en el club del Banco Español. Mi compañero era Julio Speroni… y ganamos el torneo!  El 15 de diciembre de 1967 nació Gustavo. Yo estaba en casa con Beatriz, que era una señora que me ayudaba en las tareas de la casa. Carlos había salido a trabajar con el taxi. Cuando se fue le dije que se diera una vuelta porque tenía algunos síntomas y así fue. Al rato de irse, me bañé y me fui caminando a la Clínica Bazterricapara que me revisaran, pero no me dejaron volver a mi casa porque estaba a punto de parir. Gustavo lo esperó al padre que llegara y nació a la 1 de la tarde con parto normal
..// continuará

                                                                                                       El rincón de neche (Elsa)


miércoles, 19 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 10





 
Tres meses más tarde de mi casamiento, es decir en junio, quedé embarazada. Yo continuaba trabajando en la Administración y Carlos en el Banco de Londres. Mamá, como les dije, se casó en setiembre de ese año y se fue a vivir a Caballito, a la casa de Alvaro. Cuando mamá se mudó, con Carlos continuamos alquilando el departamento donde yo había nacido, porque los dos trabajábamos en el centro, yo estaba embarazada, no teníamos auto y viajar todos los días ida y vuelta a Ramos se nos hacía pesado. Así que estábamos de lunes a viernes allí y los finde nos íbamos a nuestra casa de Ramos Mejía. Cuando llegábamos el pasto nos tapaba y el terreno era tan grande que no nos alcanzaba el fin de semana para cortarlo. Tampoco nos daba para contratar un jardinero, porque aunque la familia de Carlos estaba en muy buena posición económica, la realidad era que nosotros vivíamos de nuestros sueldos. Además, como yo había nacido en el centro de la capital, no me acostumbraba demasiado a vivir tan lejos, así que estar nuevamente en mi casa me hacía sentir mejor y los viajes de los finde los tomaba como un paseo. Hoy pienso lo que no daría por tener esa casa, en ese lugar, en este momento.
Mi embarazo fue excelente y trabajé los 9 meses completos, porque como el parto se me adelantó 15 días, dejé de trabajar el día anterior. Con posterioridad a los 3 meses de licencia por maternidad, presenté mi renuncia para dedicarme por completo a la crianza de mi hijo. Marcelo nació con parto natural, como todos mis hijos, el 8 de marzo de 1963, con Kg 4,150. Sí, era enorme. Me interné a las 6 de la mañana y nació 8 y 10 de la mañana, así que poco menos que el tiempo necesario para instalarnos con Carlos en la habitación. Nació en el Policlínico Bancario, pero el policlínico de aquél entonces, que no tenía nada que envidiarle al mejor sanatorio de ese momento. Estaba en una habitación individual con vista a los jardines, que son todavía hermosos y la atención fue excepcional. Qué lástima que haya caído tan estrepitosamente a la actual situación!
Como yo de soltera había tenido una vida relativamente austera, -bueno, más que austera, económicamente planificada para poder llegar a fin de mes- decidimos que yo administraría los gastos del hogar, porque Carlos de eso no sabía nada. Su vida había sido completamente distinta y no sé si exagero al decir diametralmente opuesta. A fin de mes juntábamos los dos sueldos (que después que renuncié fue uno solo), yo hacía las cuentas y lo que sobraba lo guardaba y, ¡qué tiempos aquellos!,  yo podía calcular cuánto podíamos ahorrar en un año y hacer planes a largo plazo. Tanto fue así que a poco de nacer Marcelo nos compramos un Fiat 600 0KM, en la Concesionaria Sergidel Cid Campeador.  La verdad no me acuerdo qué presidencia era, pero ¡qué estabilidad que había entonces! Si alguno se acuerda me lo pueden decir?
Antes de seguir adelante no puedo dejar de contarles esto. Un día de semana, iba en el auto al club del Banco Español a jugar al tennis; Marcelo iba dormido en el asiento de atrás... tenía poco menos de un año. Cuando llegué a la esquina de Quintana y Montevideo, yo iba por Quintana y en la esquina de Montevideo había parado una camioneta para darme paso y cuando avancé, por detrás de la camioneta y a todo lo que daba cruzó otro Fiat 600, con una mujer joven al volante, una señora mayor de acompañante y dos chicos atrás. Literalmente me la tragué o sea que me hizo bolsa el frente del coche que hacía 15 días lo habíamos sacado de la concesionaria y me fui arriba de la vereda casi adentro de una farmacia que estaba en la esquina. No sabía cómo hacer para llamar a Carlos, porque pensé que me iba a matar. Lo primero y único que me preguntó fue cómo estábamos nosotros dos y me dijo que no me preocupara que el auto se iba a arreglar. Él era así, muy bueno. A la noche fuimos juntos a la casa de la chica y entre los maridos arreglaron todos los papeles y como nosotros teníamos el seguro contra todo riesgo en La Caja, no tuvimos ningún problema.
..// continuará

                                                                                  El rincón de neche (Elsa)




martes, 18 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 9

..//continuación

Basílica Ntra.Sra.del Socorro

 
A principios de marzo del 61 me comprometí con Carlos y el 16/3, es decir unos días después, se casó Malena con Alberto… en casa sólo quedamos mamá y yo.
Mamá por supuesto seguía trabajando y de novia con Alvaro. Yo empecé quinto año y conseguí empleo en la Administración de Propiedades donde trabajaba Malena. A la mañana iba al Normal Nº 9 y a la tarde, de 3 a7, a la oficina que quedaba en la misma manzana del ministerio donde trabajaba mamá, así que nos volvíamos juntas. Como siempre fui estudiosa y responsable, pude cumplir con las dos obligaciones sin problema; me eximí de todas las materias y a fin de año obtuve mi título de maestra normal.
Carlos había heredado de su padre una casa en Ramos Mejía. Él había elegido esa casa porque le recordaba su niñez. Sus hermanos prefirieron las otras 2 que quedaban en Belgrano y su mamá se quedó con el petit-hotel de Palermo. La casa de Ramos estaba a 3 cuadras de la estación, en una zona muy linda, a media cuadra de Gaona. Todavía recuerdo su dirección: Gral.Bosch 312. En realidad era un caserón; tenía un terreno de 14m x  60m y la casa también era muy grande.
De acuerdo a como se estaban dando las cosas, después del compromiso la programación del casamiento era casi inminente. Ya teníamos la casa y Elena, la mamá de Carlos, nos dijo que ella nos regalaba el juego de dormitorio y el juego de comedor, así que de ahí al altar, un solo paso; solamente tenía que terminar el colegio, que era la única condición que me había puesto mamá para casarme con Carlos. Además mamá nos había dicho que ella iba a ser la última en casarse o sea que retrasar mi casamiento era retrasar el de ella, así que decidimos casarnos el 24 de marzo de 1962. Mamá se casó el 21 de setiembre del mismo año.
Mamá me ayudó a comprar todo lo que era mi ajuar de novia, incluso el vestido y toda la ropa blanca para la casa. El juego completo de loza y de copas me lo regalaron los dueños de la administración donde trabajaba y mamá también me compró el juego completo de cubiertos. Pobre vieja! La verdad que con su sueldo siempre hizo malabarismos.
Encima de todos los gastos que surgían por el próximo evento, miren lo que pasó! Más o menos en octubre o noviembre me sale un bulto en el cuello. Mamá me llevó volando al médico de cabecera, como se usaba en ese momento -todo particular porque la obra social no existía- y me dijo que era bocio. Le pregunté… y eso qué es?! Y no me olvido más la respuesta: “es un tumor benigno que en cualquier momento se puede transformar en maligno”.  Yo en marzo me casaba, así que cuando salimos de allí  le dije a mamá que me quería operar inmediatamente, para sacarme el problema de encima. Me hicieron todos los estudios, análisis y todo lo demás y el 26 de diciembre me operó el mejor endocrinólogo que nos había recomendado mi cuñado Orlando, el Dr.Santas, en el Sanatorio Otamendi-Miroli, ya que él operaba allí. Vuelvo a decir: Pobre vieja!!! Además de la preocupación -porque después me enteré que era una operación muy riesgosa porque si me tocaban las cuerdas vocales podía quedar muda- al gasto que le originó mi casamiento le tuvo que sumar este otro que fue muy grande. Por suerte todo salió muy bien y el 24 de marzo de 1962 me casé con Carlos, en la Iglesiadel Socorro. Para casarme tuvo que prestar conformidad mi mamá porque tenía 17 años y era menor de edad y para viajar presentamos la libreta de matrimonio porque ya era menor emancipada. Nos fuimos de luna de miel a Atlántida (Uruguay).   
..//continuará
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domingo, 16 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 8

..// continuación


En los carnavales de 1960, fuimos con toda la flia y un grupo de amigos a bailar al club del Banco Español, en Belgrano. Allí conocí a Carlos, quien 2 años más tarde se convertiría en mi esposo. Carlos tenía 23 años y yo apenas 15, apunto de cumplir los 16. El ya era un hombre, yo todavía una nena. Salimos un par de veces. Mamá lo conocía de vista porque esa noche había bailado toda la noche conmigo. Cuando se enteró que estaba saliendo con él -mientras ella estaba en la oficina trabajando- por poco me mata… me hizo un escándalo que preferí terminar con esa relación. Carlos no quería darse por vencido, pero le expliqué que yo no podía vivir discutiendo con mi mamá, así que finalmente lo aceptó.
En aquél entonces, todas las tardes a las 7 iba al trabajo de mamá a buscarla y me volvía con ella… es que tenía muchos compañeros y compañeras jóvenes de los que me había hecho amiga. A veces la iba a buscar Alvaro y nos llevaba a pasear a algún lado (ahora que lo pienso, me imagino la gracias que le habrá hecho a él que yo estuviera allí). Un día, en la puerta de la oficina, la estaba esperando Carlos para encararla…yo no lo podía creer! Le dijo que él estaba enamorado de mí y que no estaba dispuesto a dejarme, sólo porque no quería que yo saliera mientras ella estaba trabajando. ¿Y saben qué le contestó mamá sin siquiera preguntármelo? Que la única forma de aceptarlo era que viniera a visitarme a mi casa y nos viéramos allí. O sea ¡novio formal! La realidad es que yo a Carlos lo quería, pero no me gustaba tener ya una relación tan seria, tan comprometida, porque era muy chica. Pero después pensé que siempre había estado en mis planes casarme joven, así que terminé aceptando la propuesta. Carlos por supuesto dijo que sí de una y así nos pusimos formalmente de novios.  
Lo primero que hizo Carlos fue llevarme a su casa para presentarme a su madre y a su hermana. Su papá también había fallecido. La familia de Carlos, además de tener una muy buena posición económica, era una familia muy preparada. El papá había sido Gerente del Banco Español. La mamá era fonoaudióloga. Directora del colegio nacional de Fonoaudiología. El hermano mayor casado, era ingeniero y Gerente en Standard Electric y la hermana soltera era doctora en psicología y fonoaudióloga, profesora en la universidad y directora también en un colegio privado de fonoaudiología.  Carlos era el benjamín y el malcriado del padre y se convirtió en la oveja negra de la familia porque abandonó sus estudios en tercer año. Pero para mí era la mejor persona de la familia. Todos eran muy buena gente, pero muy “nariz para arriba”. El, en cambio, era super sencillo, buena persona y como la cultura la había mamado en la casa, también era culto. Creo que fue el hombre que más me amó en mi vida. Buen marido y buen padre. Claro, ustedes se preguntarán, ¿entonces porqué te separaste? Bueno, ya más adelante se los contaré. La madre vivía en un petit hotel de 2 plantas en Palermo, S.de Bustamante y Guemes. El living era hermoso! Sillones de estilo, muebles de estilo, candelabros, ánforas, cuadros, hogar, el piano en un rincón, en fin… todo muy lindo. Yo soy tímida (aunque no lo parezca), era la primera vez que iba y no conocía a nadie. Estaba la madre, la hermana, la tía y el primo, pero me trataron con tanta calidez y ternura que me hicieron sentir muy cómoda y como si los hubiera conocido de toda la vida. Así comenzó nuestro noviazgo y en marzo del año siguiente nos comprometimos.
..//continuará   

                                                                                  El rincón de neche (Elsa)

viernes, 14 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 7

..//continuación




 
El 16/9/58, es decir, 2 meses más tarde del fallecimiento de papá, nació Patricia, mi sobrina, hija de Marta y Orlando. Al poco de nacer, Orlando tuvo la oportunidad de ir a trabajar como médico rural a un pueblo de La Pampa, Uriburu, pueblo del cual era oriundo. Era un pueblito muy chiquito. Allí vivían sus padres y sus 5 hermanos. Eran todos hacendados, así que estaban en muy buena posición económica. El único que no tenía campos era Orlando. También era el único que había estudiado y se había recibido de médico, así que junto a Marta se fueron detrás de un sueño a Uriburu, en busca de lograr un crecimiento en su profesión. Allí estuvieron más o menos un año, hasta que le ofrecieron ir a trabajar a Bahía Blanca, donde llegó a ser Director de Salud Pública de toda el área hasta Tres Arroyos. Allí se radicaron definitivamente. A Marta le faltaba un año para cumplir las bodas de oro cuando Orlando falleció. . 
La muerte de papá me había pegado muy mal y me llevó años y años poder elaborar este duelo. Mamá y yo íbamos todos los sábados a la mañana al cementerio. Me había acostumbrado tanto que lo tomaba como algo normal y corriente y me hacía sentir muy bien.
Debido a que estaba tan mal y bajaba mucho de peso, al llegar las vacaciones de ese mismo año, una familia muy amiga nuestra que tenía una hija de mi edad, me invitó a pasar todo el verano con ellos en la casa que tenían en Córdoba. Mamá dudó un poco, pero finalmente accedió porque sino en las vacaciones me iba a tener que quedar sola en casa y no era aconsejable. El cambio de ambiente me sentó muy bien y alivió bastante mi dolor. La casa estaba en las sierras de Córdoba, en La Granja. Elmatrimonio Coniglio con el que había ido tenía dos hijas, Susana de mi edad y Marta 5 años más grande. Nos quedamos tres meses en Córdoba, así que me llevaron a pasear a todos lados. Todas las mañanas íbamos al río. El sitio era un paraíso. Allí se juntaba mucha gente que iba a pasar el día. Había, entre otros, un grupo de boy scouts que estaban vacacionando y, palabra va, palabra viene, terminamos haciéndonos amigos de ellos…. incluso los padres de Susana los invitaron a su casa a cenar y algunas noches fuimos con ellos a bailar a un club que había en el pueblo. La pasamos rebien y nos divertimos mucho. Yo me hice muy amiga de uno de ellos y cuando volvimos a Buenos Aires nos encontramos un par de veces, pero luego dejamos de vernos. Con este amigo me volví a encontrar en el àmbito laboral 42 años más tarde! Fue una enorme alegría! 
En los carnavales del 59 Malena se puso de novia con Alberto, su actual esposo, con quien se casó el 16/3/61 y llevan 51 años de matrimonio. Se conocieron en un baile en el Club de Pesca, allí donde mi tío Mario nos llevaba a Any y a mí cuando éramos chicas.
Mamá era muy bonita y muy joven…tenía 42 años y, obviamente, muchos pretendientes. Uno de ellos era mi padrino de bautismo, Alvaro, viudo como mamá pero desde muchos años antes. Alvaro y su esposa Antonia habían sido mis padrinos de bautismo…. Así que mamá también se puso de novia con Alvaro y se casaron el 21/9/62. Pero todavía tengo que contarles qué pasó en el medio y antes del casamiento de mamá… porque justamente allí yo conocí a Carlos, con quien luego me casaría. Pero con esto empezaré en mi próximo capítulo.
..//continuará

                                                                                               El rincón de neche (Elsa)

martes, 11 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 6




 


 
Como les conté, cuando yo tenía entre 8 y 10 años, mi padre enfermó. En realidad su enfermedad no sé bien cuándo empezó, porque lo hizo de a poco y se fue agudizando con el paso del tiempo. Él tenía E.L.A. (esclerosis lateral amiotrófica), vulgarmente llamada atrofia muscular (estas son las mismas palabras que usaron para darnos su diagnóstico). Aún hoy no existe cura para esta enfermedad. El Dr.Insausti, que era su neurólogo, le dijo un día: “Don Armando, esto es como una gripe que tiene que hacer todo su curso, pero después se va mejorando hasta desaparecer. Va a llegar un momento que se le va a atrofiar hasta la lengua, pero después se le va a pasar y se va a curar”. Todas mentiras… nos vendieron un buzón, a él y a nosotras 4, mi mamá, mis hermanas y yo. Por supuesto que lo hicieron por nuestro bien. 
Yo recuerdo que siendo muy chica, calculo que habré tenido 5 o 6 años, cuando él llegaba a casa de trabajar, le decía a mi mamá que le dolían los hombros y ayudándose con una mano levantaba un brazo y después como podía el otro y se tomaba de arriba del ropero porque decía que esa posición lo aliviaba... su enfermedad ya había comenzado. Un día, caminando solo por la Av.Callao y justo cuando pasaba por delante de la Fundación EvaPerón, se cayó y se fracturó una pierna (no sé si se patinó o si fue porque ya no estaba bien). En la misma fundación lo atendieron, le sacaron una radiografía, lo enyesaron y con una ambulancia lo mandaron a mi casa acompañado por un médico. Este médico empezó a venir cada vez más seguido a verlo y en una se apareció con un regalo hermoso para mi mamá… y la vez siguiente con un regalo hermoso para mi hermana Marta, la mayor y finalmente... se convirtió en mi cuñado… jajaja… es que se había enamorado de mi hermana y empezó conquistando primero a los padres y después a ella… y así se pusieron de novios y el 9/3/1957 se casaron. Orlando, que así se llamaba, se transformó en el médico de mi papá y lo llevó a los mejores especialistas. Fue él quien lo hizo ver por el Dr.Insausti.
Cuando tenía unos 9 o 10 años, más o menos en 1954, gracias a un conocido de la familia, mamá empezó a trabajar en el Ministerio de Educación Técnica, en Bolívar y Alsina, a una cuadra de la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno (ya verán porqué les aclaro esto). Papá ya no caminaba y por supuesto no trabajaba más. Marta era profesora de labores en un colegio, Malena estaba en la escuela secundaria y yo iba al colegio primario. El 16/6/55 estalla la revolución libertadora. Al mediodía los aviones empezaron a sobrevolar la Casa de Gobierno y comenzó el bombardeo. Mamá, que estaba a 1 cuadra de la Plaza y en un 4º piso, estaba viendo cómo caían las bombas. Con desesperación, sabiendo que papá inválido estaba solo en casa (al cuidado de una vecina) y cada una de nosotras en su colegio, salió corriendo y sin parar llegó a mi casa que estaba más o menos a 25/30 cuadras. Nosotros vivíamos a 6 cuadras del Arsenal y a 9 de Plaza Congreso. Por la puerta de mi casa pasaban los tanques que iban a Plaza de Mayo y por arriba los aviones. Nuestro departamento estaba en el 2º piso y arriba estaba la terraza, así que decidimos irnos porque teníamos mucho miedo. Como el edificio no tenía ascensor, como pudimos entre las 4 bajamos a papá por la escalera y despacito lo llevamos caminando a la casa de mi tía Olga, que vivía a una cuadra, pero en la planta baja. Allí nos sentíamos un poco más seguras (papá no tenía fuerza en las piernas para caminar debido a la atrofia de sus músculos, pero tomado de ambos brazos y con ayuda podía mover lentamente las piernas). Hubo un par más de revoluciones que las sorteamos de manera parecida.
Como les conté, en marzo del 57 se casó Marta con Orlando y se fueron a vivir a un departamento a 7 cuadras de mi casa. Mamá seguía trabajando, Malena se recibió y también trabajaba y yo ya estaba en primer año. Pasaba muchas horas con papá porque desde que volvía del colegio, al mediodía, estaba con él hasta la noche que volvía mamá del trabajo. Yo lo ayudaba a comer y en todo lo que precisaba y él me ayudaba a estudiar, me explicaba los teoremas y las lecciones de historia para que no estudiara de memoria. El 10/7/58 papá falleció… yo tenía 14 años.
..//continuará
                                                                                  El rincón de neche (Elsa)

lunes, 10 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 5



 
 
Papá nació en Roma (Italia) en 1904. Vivía con mis abuelos y tenía 1 hermano y 3 hermanas mujeres. Era muy buen mozo y muy alto. Hizo el servicio militar como granadero. Cuando tenía más o menos 25 / 30 años tuvo que emigrar de Italia, porque pertenecía a la oposición política de Mussolini y lo estaban persiguiendo y si lo agarraban no la iba a pasar muy bien, así que le avisó a su familia y se embarcó rumbo a Argentina. Al poco tiempo llegaron también sus amigos: Rafael, Remo, Julio, Pedro y Antonio. Este último, Antonio, mucho mucho tiempo después, me enteré que era uno de los carabineros de Mussolini que lo perseguía y que finalmente, cuando se encontraron acá en Argentina, terminaron siendo grandes amigos. Su amigo Julio vivía con su familia en Martínez y así como todos los sábados íbamos al Tigre, a la casa de mis abuelos, todos los domingos íbamos a Martínez. Allí me divertía mucho porque se juntaba mucha gente. Generalmente estaban todos los amigos con la familia y a la noche, después de cenar, tocaban la guitarra y todos cantábamos y bailábamos. Bien de tanos pero muy divertido.  
La hermana de mi mamá, Olga, vivía con su familia a una cuadra de mi casa, así que estábamos mucho tiempo juntos. Recuerdo que mi tío nos llevaba a pasear a mi prima Any y a mí, al zoológico o al Club de Pesca, que quedaba en la costanera. Era un paseo hermoso. Para ir al Club de Pesca cruzábamos un brazo del río por un puente que había y recuerdo que una vez, que el puente estaba levantado para permitir el paso de un barco, bajamos y cruzamos el río con un bote!  Ahora que lo pienso me parece que fue una verdadera audacia hacer semejante cosa con dos criaturas que habremos tenido 6 o 7 años, en un botecito de un metro y medio, que se bamboleaba para todos lados. Me imagino que no se debe haber enterado nadie porque sino lo mataban. Jajaja. Qué anécdota! No sé si Any se acordará.
Bueno, todo esto que conté desde el comienzo hasta acá, son las cosas más sobresalientes de mi infancia hasta más o menos los 9 o 10 años, que les puede dar una idea de cómo fue. Una etapa muy feliz de mi vida y de la que conservo muy lindos recuerdos. A partir de allí ya todo comienza a cambiar, porque se enferma mi papá y todo deja de ser igual. Pero con esto empezaré mañana, para contarlo de una y no tener que volver a tocar este tema, ya que es algo que me moviliza demasiado. Intentaré explicarlo lo mejor posible, brevemente, sin ahondar en detalles y con el menor dramatismo posible.
…//continuará

                                                                                       El rincón de neche (Elsa) 

viernes, 7 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 4

 


 
Todos los sábados íbamos a la casa de mis abuelos maternos, que vivían en el Tigre. La casa estaba a 3 cuadras de la estación, por el boulevard. Creo que la avenida se llama Cazón. De ahí media cuadra a la izquierda, sobre la calle Estrada al 660. Era una casa muy linda. Al ingresar había un jardín. La escalera  que llevaba a la puerta de entrada -10 a 12 escalones- estaba al frente de la casa. A su costado había una planta de hortensias enorme y hermosa, repleta de flores color rosa y lila. No recuerdo haberla visto nunca desnuda.  A la izquierda estaba la entrada para autos y por allí también se iba a la parte posterior del jardín / huerta que tenían mis abuelos. Estaba edificada sobre pilares, como la mayoría de las casas en el Tigre, porque en aquél entonces, cuando subía el río, era muy común que se inundara todo el municipio y tenían que salir con botes de las viviendas. No me tocó vivirlo, por suerte, pero mi abuelo me contaba que salía con el bote sin necesidad de bajar las escaleras. Imaginen la profundidad del agua. Las casas edificadas a nivel del piso quedaban inmediatamente sumergidas bajo el agua y eran difícilmente recuperables. En el hueco que quedaba debajo de la casa, mi abuelo guardaba el bote, la bicicleta y todas las herramientas necesarias y bártulos varios para la jardinería, pero tenía que ser muy cuidadoso de quitarlos en caso de marea importante. Mi abuelo era jardinero, pero de los buenos. Alejandro, que así se llamaba, era el jardinero de una mansión (que tenía 1 o 2 Ha) que quedaba en la manzana siguiente a su casa, hoy totalmente loteada. Allí vivia la familia Coelho (de la alta sociedad) y la familia Pawlovsky (familiares de los anteriores y también de la alta sociedad). Era toda gente muy buena y sencilla y a él lo querían muchísimo. Yo era amiga de Celina Coelho y compartí muchas tardes con ella y su familia, tomando el té y disfrutando la enorme pileta que tenían, así que los conocía muy bien. Como les dije, todos encantadores y super sencillos. Los chicos Pawlovsky eran sus primos: Ana María, Fabián, el colo, Santiago y Miguel. Estos dos últimos famosos oncólogos que hoy están en el Sanatorio San José. A mi abuelo le gustaba mucho andar en bicicleta y jugar a las bochas. Cuando yo iba a su casa salíamos juntos a bicicletear por la ribera. También me llevaba al club donde jugaba bochas con sus amigos. Quedó viudo y se volvió a casar a los 77 años y se fue a vivir a San Antonio de Padua, donde unos años después falleció.
El recuerdo que tengo de mi abuela Claudia, es el de una anciana muy delgadita, bajita, vestida de negro, con el pelo blanco y muy cortito y que siempre le dolía algo. No era demasiado mayor. Cuando la conocí habrá tenido 50 o 55 años, pero pareció siempre de 90. Antes se envejecía a muy temprana edad. No recuerdo a qué edad falleció porque como la ví siempre igual desde el primer día hasta el último, no puedo calcular la edad, pero creo que no era demasiado grande. ¡Qué increíble!
..//continuará
                                                      El rincón de neche (Elsa)


HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 3

 
 
Mi papá para mí era un ser especial. Yo lo amaba mucho y lamento haberlo perdido a los 14 años. Tenía un taller mecánico en Pasco y Cochabamba, a 4 cuadras de mi casa y todavía recuerdo el número de teléfono (27-1273) aunque nunca lo llamaba porque nosotros no teníamos teléfono. En la casa lindera al taller había una higuera y una parte muy grande de sus ramas caían sobre el taller, así que cuando se llenaba de frutos él traía a casa una canasta de verdulería enorme llena de higos que le obsequiaba el dueño de la higuera. También solía venir con esa misma canasta llena de cornalitos que compraría en algún mercado vecino. Cuando llegaba los preparaba con harina y los fritaba. ¡Hmmm! ¡qué ricos que eran! Los domingos él hacía el tuco y preparaba las pastas, que servía en una fuente enorme que teníamos. Como buenos "tanos" la pasta de los domingos era infaltable. Muchas veces cuando volvía de trabajar a la noche, yo me escondía debajo de las sábanas de su cama y él preguntaba por mí como desconociendo mi paradero y me hacía reir mucho. Cuando se iba a bañar, colgaba en el baño el mameluco y siempre dejaba en uno de sus bolsillos muchas monedas, sabiendo que yo iría en cualquier momento y en forma distraída a buscarlas y llevármelas. Por lo que yo sé y por lo que me contaron, siempre tuvimos auto y muchas veces llegaba los viernes de trabajar y le decía a mi mamá: "petisa (medía 1,50 y él 1,80), prepará a las nenas que nos vamos a Mar del Plata... y hacia allá partíamos. Pero eso no es nada. Nos dejaba en Mar del Plata y se volvía a Bs.As. a buscar a mis tíos y primos. Olga, la hermana de mamá, Mario, mi tío, Marito, mi primo y Any mi prima. O sea que se hacía dos viajes al hilo para estar todos juntos. ¿no era un ser especial? ¿quién hace cosa semejante? Pero de esto yo no me acuerdo porque, por las fotos, debo haber tenido 2 o 3 años solamente. Mis recuerdos creo tenerlos aproximadamente desde los 4 o 5 años. Papá tenía un Cadillac negro. Detrás del asiento delantero había 2 asientos plegadizos que se abrían a voluntad. Allí me sentaba yo detrás suyo o a veces iba parada, preguntando y preguntando, sobre todo el nombre de las calles, que tanto me sirve hoy día. Recuerdo que cuando pasábamos por algún ferrocarril yo le decía: "qué suerte que tiene esa gente que va en tren... nosotros siempre arriba de este auto" jajaja... cosas de chicos, sin duda. (continuará...)
                                                       El rincón de neche (Elsa)

jueves, 6 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 2



 

Vivíamos en un departamento de 2 ambientes, alquilado, con el frente de mármol blanco y las escaleras de mármol negro, en el 2º piso, con balcón a la calle y un patio chico. Mis padres dormían en el dormitorio y nosotras 3 en el comedor, donde había 2 divanes que de día integraban el living-comedor y de noche eran nuestras camas. Chiquito pero coqueto. Allí viví hasta los 17 años. Mi mamá era lo que se dice una verdadera ama de casa, de las que creo hoy ya no existen. Ella hacía todo lo concerniente al hogar y tenía el departamento y a nosotras impecables, pero además tejía y nos hacía toda la ropa, con un gusto increíble. Nos vestía siempre de blanco con zapatitos blancos de Grimoldi. Jamás la ví con un batón, pantuflas o ruleros; directamente no tenía porque no los usaba. Ella se levantaba y se arreglaba como para salir. Estaba siempre con tacos altos, pollera y pullover (nunca en pantalón), se pintaba y se peinaba. Tenía un pelo hermoso, todo ondeado y unos ojos celestes preciosos. Y así, siempre impecable, cumplía con sus obligaciones hogareñas y recibía a su marido al mediodía y a la noche. Pero…….. tenía un carácter que te la regalo. Era una polvorita. Ella era la que ponía los límites en nuestra casa y por ende, como suele suceder, la mala de la película. Yo no me llevaba nada bien con ella, pero hoy la superentiendo, porque le tocó el papel más ingrato… manejar la casa.
Marta, mi hermana mayor, era la más buena de las 3. Bueno, eso decía siempre mi mamá. La realidad era que, tanto Malena como yo, éramos muy contestadoras y rebeldes… le hacíamos frente y la vida bastante imposible. En cambio Marta se avenía a todo lo que le pedían… Y sí, era mucho más dócil que nosotras dos. Pero Malena y yo fuimos siempre muy estudiosas y nunca dimos ningún dolor de cabeza durante toda nuestra etapa escolar. En cambio a Marta le costaba más y encima no le gustaba, así que la hacía renegar mucho. Les cuento una anécdota graciosa: como a Marta no le gustaba estudiar, cuando empezó el secundario se anotó en un colegio Profesional de Costura, pensando que lo único que iba a tener que hacer era coser y que como mi mamá sabía coser, la iba a ayudar.. Pero resulta que en ese colegio tenía todas las mismas materias que en cualquier otra carrera, más coser… jajaja… no saben cómo le costó recibirse y el trabajo que le dio a mi pobre madre hasta que se recibió. Yo me llevaba muy bien con Marta, no así con Malena, con quien me la pasaba peleando.
Papá era un santo y yo lo amaba muchísimo… pero de papá hablaré mañana porque tengo muchísimas cosas para contarles… (continuará)

                                                   El rincón de neche (Elsa)

miércoles, 5 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 1 (1944)

CAPITULO I





 

"Nací en mi casa de Carlos Calvo y Rincón, en la Capital Federal de la República Argentina, en la cama de mis padres, como lo hicieron mis dos hermanas mayores. En aquél momento era lo que se estilaba. La partera iba a la casa de la mujer que estaba próxima a dar a luz y la ayudaba en el parto.  Cuando nací me contaron que mi papá salió corriendo gritando “otra chancleta, otra chancleta”. Él parece que estaba contento, pero no así mi mamá, quien ya desde el parto anterior esperaba ansiosamente la llegada de un varoncito. Me llamaron Elsa Inés y mi tía Hortensia (hermana menor de mi mamá) me apodó Neche, porque dijo que era el diminutivo de Agnesse (Inés en italiano). Cuando comencé a trabajar impuse mi primer nombre Elsa, por eso casi todas mis amistades me conocen de esta manera e ignoran mi sobrenombre.

Como habrán notado, mi familia la integrábamos mi papá Armando (1904-1958), mi mamá Julia (1916-2005) mis hermanas Marta y Malena, 8 y 6 años respectivamente mayores que yo… y yo.

Todo lo que voy a contarles es fruto de mi memoria y no pedí el apoyo de ningún familiar, de modo que si hay algo que no es demasiado fidedigno o hay cosas importantes que olvido, será tema de análisis para más adelante, porque por algo debe ser….


                                                                   

lunes, 3 de septiembre de 2012

DESHAZTE DE LAS CULPAS AJENAS



Uno de los sentimientos más negativos que podemos tener los seres humanos, es la culpa. La culpa nos llena de bronca con nosotros mismos y nos impide desarrollar todo nuestro potencial, porque la emoción nos paraliza. La culpa transforma nuestras prioridades en necesidades secundarias y no nos permite disfrutar de lo que tenemos porque nos hacemos cargo de todos los problemas de los demás, cuando en realidad no nos cabe ninguna responsabilidad. Sentimos culpa si alguna vez nuestros padres nos dijeron que no pudieron seguir estudiando por habernos tenido. Sentimos culpa porque una vez dejamos comida en el plato y nos dijeron que hay muchos chicos pobres que no tienen nada para comer. Sentimos culpa si nuestros padres se separan. Todos tenemos derecho a vivir libres de culpas y a ser felices. Disfruta de todo lo que tienes, siéntete merecedor de todo lo bueno que tiene la vida y piensa que solamente eres responsable de tus propias decisiones, así que deshazte de una buena vez de las culpas ajenas.