La incidencia de estos trastornos aumenta contantemente. Hay que aprender a reconocerlos y estar atento a las señales. Estos son dos aspectos fundamentales para hacer un diagnóstico precoz.
Es una chica responsable y muy estudiosa. A veces, aunque no siempre, tiene alguna dificultad para relacionarse con los demás y un poco de tendencia a la impulsividad. En ocasiones parece retraída, silenciosa, ausente... y sentirse Gorda.
Ésta puede ser la descripción de montones de adolescentes que actualmente conviven en secreto con la anorexia (ayuno autoimpuesto) o la bulimia (atracones seguidos de purgas).
Los dos trastornos se caracterizan por grandes irregularidades en la forma de comer, que habitualmente implican la expresión de sentimientos ocultos. Por este motivo se los llama trastornos psiquiátricos complejos, relacionados con el metabolismo, la personalidad, el estrés y la cultura, entre muchos otros factores.
Pueden ser muy graves si no son detectados y tratados a tiempo (tanto que la tasa de mortalidad es superior aún a la depresión).
No obstante hay tratamientos integrales que permiten alcanzar el bienestar de la recuperación, mejorando en grado muy significativo, la calidad de vida.
El tratamiento es combinado. Involucra: hábitos nutricionales y de movimiento; psicoterapia individual y/o familiar; trabajo con el esquema corporal; farmacoterapia con antidepresivos, si es necesario y en algunas ocasiones, internación.
Los signos de la anorexia son: hacer dietas muy restrictivas; sentirse gorda aún teniendo un peso por debajo de lo normal; hacer ejercicio en forma compulsiva; aumento del vello facial y corporal; piel seca, amarillenta o escamosa; impaciencia, depresión, aislamiento social; uso de píldoras para adelgazar o laxantes y diuréticos; interrupción o irregularidad de períodos menstruales.
Las causas suelen ser el resultado de una combinación entre: baja autoestima, relaciones familiares problemáticas, preocupación por los cambios de la adolescencia, presión social para ser delgada, predisposición genética.
Recientes investigaciones detectaron una variante de un gen -que participa en la interacción de las neuronas- que podría incidir en el desarrollo de estos trastornos. De ser así, las posibilidades de que los descendientes de una persona con anorexia o bulimia desarrollen los mismos trastornos es diez veces superior al de la población en general.
Los signos de la bulimia son: períodos reiterados en que se come en exceso y rápidamente -el famoso atracón- seguido por purgas (vómitos autoinducidos, ejercicio extenuante y compulsivo, laxantes o diuréticos); permanencia prolongada en el baño, especialmente después de las comidas; signos de vómitos frecuentes: ojos enrojecidos / callos en las manos, erosión de la porcelana dental, infecciones de encías y caries, irritación de garganta (producidos por ácidos estomacales que penetran en la boca durante los vómitos; señales de uso de laxantes y diuréticos (mareos, cansancio).
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