El varicocele es una enfermedad varicosa, como la hemorroides y las várices de las piernas, que suele afectar a aproximadamente el 15% de las personas del sexo masculino.
Las causas son aún desconocidas, pero está demostrado que esta afección es hereditaria, es decir, se transmite de padres a hijos y es bastante común entre los 15 y los 25 años de edad.
Consiste en la dilatación de las venas del cordón espermático que está ubicado en el testículo y esto impide que la sangre pueda fluir adecuadamente.
A veces se produce un progresivo deterioro en la calidad del semen, el que baja los niveles de flotación y esto ocasiona dificultades de fertilidad.
Las señales de la enfermedad pueden ser: dilatación y hinchazón de las venas en el escroto, provocando casi siempre en el testículo una protuberancia. Dolor, fiebre en la zona e infertilidad.
Cuando la afección es detectada a través de pruebas y exámenes de los testículos, se indicará el tratamiento a seguir, el que podrá consistir en lo siguiente:
En la primer etapa se prescribirá el uso de un suspensor para mantener la zona bien ajustada, lo cual contribuye a la disminución del dolor.
Si esto no fuera lo suficientemente efectivo o se presentara algún otro síntoma, se procederá a recomendar un tratamiento adicional.
En la segunda etapa se realizará una varicocelectomía.
Se trata de una cirugía consistente en una incisión realizada en la parte inferior del abdomen, con el fin de ligar las venas que están afectadas. Mediante esta intervención se logra normalizar la fluidez de la sangre.
Estos cuadros suelen ser generalmente de pronóstico leve.
Con posterioridad a la cirugía, en caso que haya sido necesaria, lo más probable será que se incremente la cantidad de espermatozoides.
Es necesario tener en cuenta que en la mayoría de los casos la atrofia testicular no ofrece mejoras visibles, salvo que la cirugía mencionada se lleve a cabo en los comienzos de la adolescencia.
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