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domingo, 7 de julio de 2013

CINCUENTA SOMBRAS MÁS OSCURAS - CAP.7

 


La fiesta a la que nos dirigimos fue organizada por la madre de Christian... cena, baile, rifa, subasta, mucha gente exhibiendo el dinero que tienen... En la puerta de la mansión hay una enorme fila de autos lujosos.
Christian me invita a colocarnos las máscaras antes de ingresar al salón. Nos acercamos lentamente a un jardín, con una blanca pérgola en él. En ese lugar está la pista de baile y un escenario, donde una orquesta está interpretando una suave música, hechizante.
Una joven mujer sale de entre la multitud y es su hermana Mía, que lo abraza fuertemente y saludándome con mucho cariño, me toma de la mano y me lleva a un grupo de jovencitas para presentarme a todas ellas. Una de ellas, Lily, no es precisamente la más cordial conmigo... por el contrario se muestra lo más hostil que puede. Finalmente se acerca Christian para rescatarme de esa situación.
En el jardín han armado una carpa y hay unas treinta mesas servidas calculo que como para unos trescientos comensales. Es una cosa enorme.
Nos ubicamos en la mesa de los padres de Christian, donde además de los hermanos están también sus abuelos.
Christian me alcanza una lista de la subasta con los precios. Cuando la leo veo que uno de los regalos subastados se trata de una estadía de fin de semana en Aspen, donada por el señor Christian Grey. Me sorprende saber que tiene una propiedad en Aspen y cuando llega el momento de ese regalo, me sorprendo yo misma al subir la apuesta de 20 a 24.000 dólares adjudicándome el premio. Todos se vuelven hacia mí, pero la reacción superior se produce en Christian. Se me acerca para darme un beso en la mejilla y me dice que siente unos deseos bárbaros de darme unos azotes que me dejen sin aliento.
Lentamente toma mi mano y la sube por su pierna hasta su erección. Como todo el mundo está concentrado en lo que pasa en el escenario, nadie se da cuenta de mi turbación. Menos mal que tengo la máscara puesta.
Cuando finaliza la subasta, Mía grita que el momento del baile inaugural llegó. Tomándome de la mano me lleva al escenario, donde se han congregado doce damas encantadoras que subastarán su primer baile al mejor postor. Cuando llega mi turno, Christian apabulla a todos ofreciendo la suma de cien mil dólares, para callar la puja que estaba haciendo alguien con disfraz de arlequín. Cuando se acerca a mí, le pregunto quién era la persona que estaba subiendo la apuesta con él y me dijo que más tarde lo conocería.
Christian me tomó de la mano y nos fuimos hacia la parte trasera de la casa. Subimos al tercer piso, hasta una habitación bastante austera que me dijo había sido la suya mientras había vivido allí.
Comienza a desvestirme y sujetándome sobre sus piernas empieza a golpearme con fuerza, luego de haber escuchado mi aceptación a eso. Gimo, porque en verdad me duele. Me dice que serán doce palmazos fuertes. Finalmente me posee. Christian besa mi espalda. Nos vestimos y volvemos a la fiesta, mientras me recuerda que le debo un baile. Allí mismo me presenta a la persona que había pujado por mí en la subasta. Se trata del Dr.Flynn, el psiquiatra, que es mucho más joven de lo que yo había imaginado. Mientras bailamos le doy muestras de mi disgusto por haber apostado por mi persona. El Dr.Flynn sabe que deseo hablar con él para que me cuente cosas de Christian que todavía me intrigan por demás. , pero me dice que ese no es el lugar apropiado y que además no puede hablar conmigo sobre quien es su paciente.
Para la música y de inmediato tengo a Christian a mi lado. Comenzamos a bailar nuevamente y en broma le digo que su médico me ha contado todo de él. Christian se para de inmediato y por toda respuesta me dice que entonces seguramente no querré verlo nunca más. Le digo que todo se trata de una broma, pero su respuesta me ha dejado pensando.
Necesito ir al baño así que cuando voy hacia allí me voy a la carpa a buscar mi sobre que he dejado sobre la mesa. Cuando la tomo y vuelvo a salir me llaman por mi nombre. Para mi sorpresa, la persona que me ha llamado es la Sra.Robinson... Elena... la mujer que lo inició en la vida sexual a Christian y a quien tanto detesto. Me pide que me siente con ella y me dice que ella ya está al tanto de todo. Comienza diciéndome que Christian me quiere, que eso a ella le consta, y me advierte que si vuelvo a hacerle daño ella misma irá por mí. De todo lo que suponía que me podía decir, eso seguramente no lo esperaba. Cuando me levanto la miro y le digo que es una desfachatada y que si en algún momento tiene que venir por mí la estaré esperando como se merece. Será una forma de devolverle el daño que le hizo a un chico de sólo quince años, abusando de él y destrozándolo más de lo que estaba.
La Sra.Robinson se quedó helada por mi respuesta y yo me dí la vuelta y me marché, justo cuando se acercaba Christian en mi busca. Christian, al ver el enojo que mi cara no podía disimular, me preguntó qué me pasaba y tuve que decirle que me había amenazado con ir a buscarme si le volvía a hacer daño a él. Noté en su rostro una sensación de alivio y sonrió divertido. Me acompaña al tocador para no volver a cruzarme con ella. Cuando salgo del toilette lo sorprendo in fraganti hablando precisamente hablando con ella. Le está diciendo que me deje en paz.
Cuando llegamos a la pista con la intención de continuar bailando, se acerca el padre de Christian y me invita a danzar con él. Decido sacarle de mentira, verdad y me animo a decirle que su hijo me ha contado que los primeros años de su niñez fueron terriblemente traumáticos.
Su padre se largó a hablar. Mi intención no era llegar tan lejos. Me contó que cuando lo llevó la policía, su esposa estaba en la guardia, era la doctora. Vio que era piel y huesos y estaba deshidratado mal. Además no hablaba y continuó así por dos años más. La llegada de Mía y comenzar a tocar el piano fue lo que lo sacó de su mutismo. Continuó dándome las gracias por el cambio que veían en Christian y porque sabían que todo eso me lo debían a mí.
La orquesta ha cesado y en ese instante Christian ya está parado a mi lado invitándome para danzar juntos la próxima pieza. Baila conmigo ahora, me susurra y rodeándome con sus brazos, casi en el aire, me arrastra al medio de la pista nuevamente.
 

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