Es importante conocer nuestro cuerpo, saber cuáles son sus reacciones
sexuales y aprender a disfrutar de nuestra intimidad.
La masturbación, en ambos géneros, libera el estrés y es un acercamiento a
la propia sexualidad. Contribuye al conocimiento de las caricias que más gustan
a cada uno, posibilita aprender distintas formas de excitación o apreciar la
que más nos estimula y la manera de llegar a un orgasmo. Favorece el
autoplacer y practicar distintas técnicas nos prepara mejor para un
acercamiento erótico con una pareja, dándonos la posibilidad de romper la
rutina en la intimidad.
La masturbación no debe convertirse en una adicción y mucho menos
anteponerse a la intimidad en pareja, porque en ese caso deja de ser saludable.
Es una buena terapia en los casos de anorgasmia, vaginismo y retardación
para lograr el orgasmo y en muchos casos es recomendable la autoestimulación
previo a la penetración, bien llamado juego sexual, para ir conociendo
las propias sensaciones sexuales y dirigir a la pareja a estimular las zonas
más placenteras.
En el caso de la masturbación femenina es importante liberarse de culpas y
prejuicios que no permiten disfrutar la sexualidad. La mujer también tiene
derecho a complacer su propia intimidad, conocer su cuerpo y sus reacciones
sexuales. Se debe ser creativo. Los sexólogos recomiendan el uso de los
juguetes sexuales para estimular las zonas más erógenas. Hay algunos juguetes
que incitan todas las áreas simultáneamente, potenciando el placer.
Hay diferentes técnicas masculinas que pueden practicarse. El cambio de
temperatura, que es uno de ellos, consiste en comenzar la masturbación habitual
y colocar cubos de hielo con la otra mano cuando se tiene la sensación de que
se va a eyacular. Aunque no parezca, la distintas sensaciones, frío en una mano
y calor en la otra, mejora muchísimo la experiencia.
Los anillos formados con el pulgar y el índice de ambas manos deslizándolos,
mejoran el proceso para alcanzar el orgasmo.
Otra técnica sugerida por especialistas para combatir la eyaculación precoz,
consiste en detener la eyaculación justo antes de que ocurra; relajarse y
empezar de nuevo y repetir la acción por lo menos cuatro veces. Esta técnica,
además, prolonga el placer y hará que sea más abundante la cantidad de
eyaculación.
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