Es ya de noche cuando comenzamos a ingresar a la bahía. El atardecer es agradable.
Ambos saludamos a Mac, bajamos del velero y ascendemos al muelle rumbo a la costanera. Estamos hambrientos así que nos dirigimos a un restaurante a calmar nuestro apetito.
Christian no tiene reparo en decirme que esos últimos días han sido los mejores de toda su historia.
Después de cenar volvemos sin hablar, pero entre ambos hay algo enloquecedor que por primera vez nos envuelve a los dos por igual.
A medida que nos acercamos a su casa, la cara se le empieza a transformar. Mira para todos lados. Sé que está buscando a Leila, temeroso de que merodee por allí.
Al ingresar a la casa me dice que no debe salir sola porque sería peligroso. Acepto de buena gana su consejo porque sé que sólo lo mueve su voluntad de protegerme.
Voy a mi habitación y veo que han desaparecido todas mis cosas de allí. Salgo corriendo al cuarto de Christian pensando que tal vez Leila se las ha robado, pero en cambio encuentro todo lo mío compartiendo su guardarropas.
Cuando le digo que quiero prepararme la ropa para ir a trabajar al día siguiente, lo primero que me dice es que no iré más al trabajo porque sería peligroso y que además no tengo necesidad de hacerlo.
Otra vez el Christian autoritario de siempre. Esa decisión me molesta y mucho. Finalmente decidimos que Taylor me acompañará.
Al día siguiente desayunamos juntos y cuando estamos por salir con Taylor, Christian me acompaña hasta la puerta. La señora Jones me ha preparado una vianda para que no tenga que salir al mediodía a almorzar y corra el menor riesgo posible.
Ya en la oficina Jack, mi jefe, me dice que el jueves próximo desea que viaje con él por un día a un Simposio en Nueva York. Saldríamos el miércoles y pernoctaríamos allá. Esto no le gustaría nada a Christian.
Cuando voy a mi oficina con la intención de mandarle un mail para contarle, encuentro un mensaje de él diciéndome que desea me vaya a vivir con él. Me parece de locos. Hace poco más de un mes de nos conocimos. Cuando le cuento sobre el viaje me dice directamente que no. Esto me enfurece de manera que le contesto enérgicamente poniéndole en claro que no aceptaré ese comportamiento de su parte y enseguida llamo a la agencia para reservar mi pasaje.
Oigo el sonido de mi PC avisándome que ha entrado un mensaje. Para mi gran sorpresa es de Elena pidiéndome arreglar un día para almorzar juntas. Enseguida suena mi teléfono y es Christian pidiéndome que borre directamente el último mail que le he enviado... y me corta.... y yo lo borro.
Lo llamo al celular y le digo que viajaré a Nueva York, le guste o no. Me contestaré que no lo haré... y le corto antes que termine de hablar. Enseguida me llama Jack y me dice que suspenda mi viaje porque no sabe aún porqué razón se han restringido los gastos... pienso en que esto es obra de Christian y no puedo más de la rabia que esto me produce.
Jack me pide que le vaya a comprar un sándwich y aunque sé que no debo salir, pienso que no se va a enterar de ello. Salgo y regreso sin problemas, pero en corto tiempo suena el celular. Es Christian que se ha enterado de mi salida y me está regañando. Le pido que no me asfixie más, insisto en que su acoso me está liquidando. Entiendo por todo lo que ha pasado y hago lo posible por apoyarlo y ayudarlo pero todo el hostigamiento al que me está sometiendo me está destrozando.
A las siete me llama y me dice que siete y media estará en la puerta esperándome.
Jack sale de su oficina para darme el borrador para hacer unas correcciones y se me acerca muy peligrosamente. Lo eludo de manera evidente. Me invita a tomar una copa a la salida y me pone un mechón de pelos detrás de mi oreja y me acaricia el cuello. Pienso que Christian no se ha equivocado en nada cuando se refirió a Jack. Se sienta en la punta de mi escritorio y me empieza a hacer preguntas sobre Christian. Se está metiendo en un terreno muy caliente. Me pregunta su nombre y cuando se entera que se trata de Christian Grey se queda con la boca abierta. Luego de eso me da las buenas noches y se retira.
Cuando bajo Taylor está con el Audi en la puerta y en el asiento de atrás está Christian esperándome. Hacemos todo el trayecto más callados que de costumbre, pero el roce de nuestros cuerpos nos encienden y cuando subimos en el ascensor de su casa, ahí mismo me posee. Me sostiene contra el espejo del ascensor porque yo parezco una gelatina, pero me siento gratificada sobremanera.
Cuando ingresamos al departamento la señora Jones nos ha preparado algo para tomar. En ese momento Christian me sugiere que es momento de hablar sobre todo lo sucedido en el día. Luego de manifestarle que no puede controlar todo lo que hago porque terminará cansándome, le digo que si promete mejorar su conducta al respecto, estoy dispuesta a mudarme para vivir con él.
Christian me dice que le resulta casi imposible prometerme eso pero que no puede siquiera imaginar el resto de su vida sin mí.
En ese momento entra Taylor y tose para hacerse notar. Ante la mirada inquisidora de Christian, le anuncia que la señora Elena Lincoln ha llegado y está subiendo para hablar con él.
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