Para realzar nuestra sexualidad, es preciso estar es buen estado físico. No hay que buscar tener un cuerpo monumental ni tampoco matarse haciendo gimnasia... la idea es hacer ejercicio para pasarla lo mejor posible. Y para ello lo primero es seleccionar los ejercicios, sobre todo los de estiramiento... que a la hora de la verdad tengamos elasticidad en todo nuestro cuerpo.
Básicamente, lo mejor es empezar con el aerobic. Se ha comprobado que quienes hacen 30 minutos de aerobic, más o menos día por medio, logran aumentar sexualmente su vigor. Además te ayudará tal vez a bajar esos kilitos que te sobran y que a la hora del sexo te molestan bastante, porque es cuando más los notás... y te tiran tu autoestima al piso.
Está bueno también hacer algo de pesas y flexibilidad, porque las posiciones a veces son muy extrañas y si no tenemos fuerza o estamos muy rígidos no podemos adaptarnos por más voluntad que le pongamos. A veces se tornan muy difíciles si estás fuera de forma. Los más adecuados son los de flexibilidad.
Para el estiramiento y la elongación de los músculos, nada mejor que los ejercicios de yoga. Practicarlos es un excelente modo de trabajar esta parte del cuerpo. Tan solo basta ver a los yoguis la figurita fibrosa y delgada que tienen.
Con la práctica del yoga ejercitan tres cosas de una sola vez: la fuerza, la flexibilidad y además, lo primero y más importante, es que te enseñan a respirar como corresponde. Y por si no lo sabían... no hay mejor aliado para llegar al orgasmo, que respirar calmada y profundamente.
Hay una rutina sencilla que pueden probar para ejercitarse y fortalecer y tonificar los músculos. Caminar diariamente 30 minutos a paso ligero, como si estuviéramos llegando tarde a algún lado y sólo tres veces por semana, para la parte muscular, combinar sentadillas, abdominales y movimientos de brazos con algo de peso en ambas manos. No olviden que en todos los casos siempre tienen que realizar estiramientos.
Lo más grato de todo, es el bienestar que sentimos al finalizar la sesión de gimnasia. Este placer se debe a la liberación de endorfinas que nos produjo el esfuerzo realizado. Las ventajas son muchísimas. Aumenta la energía, vemos alcanzada una meta, nuestra mente estuvo despejada todo el tiempo, relajamos todo nuestro cuerpo, la depresión seguramente ha desaparecido, la circulación ha mejorado sin duda y, sobre todo, se incrementa la producción de testosterona, que en ambos sexos es la hormona que impulsa nuestro deseo sexual.
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