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lunes, 15 de julio de 2013

CINCUENTA SOMBRAS MAS OSCURAS - CAP.19 y 20




 
La noticia de que habían perdido contacto con el helicóptero me dejó helada. Creo que me desmayé porque ya no recuerdo nada. Los padres de Christian ya habían llegado al departamento alertados por la policía. También estaban Mía y Elliot, sus hermanos y Kate con su hermano Ethan. Al grupo se había agregado José que se quedaría a dormir en nuestra casa. Taylor iba y venía atendiendo a la policía y los distintos llamados telefónicos entrantes y salientes. De pronto Grace, mirando hacia la puerta, gritó el nombre de Christian. Todos nos dimos vuelta simultáneamente. Allí parado, con la camisa abierta y el saco, los zapatos y las medias en la mano, estaba él de cuerpo entero. Tranquilo como si nada hubiera pasado.
Yo no podía más de tanto llorar y lo mismo su madre y su hermana. El resto disimulaba pero la realidad es que todos estábamos al borde de la histeria.
Christian nos contó que debido a una falla eléctrica los dos motores del Charlie Tango se habían incendiado y gracias a que iban volando demasiado bajo, pudieron aterrizar sin peligro. Esperaron a que alguien los levantara y los llevara nuevamente a la ciudad... y allí estaban.
Cuando todos se retiraron, Christian me pidió ir a bañarnos juntos, pero antes de eso le entregué mi regalo de cumpleaños, puesto que eran más de las doce y su día ya había comenzado.
Hábilmente abrió el paquetito y dentro había un llavero de plástico con una imagen con el perfil de la ciudad que aparecía y desaparecía con la palabra Seattle y cuando lo dio vuelta, detrás, de manera también intermitente, aparecía y desaparecía la palabra... SI
Christian me miró y me pidió que se lo dijera con mis palabras.... y le dije... sí, me casaré contigo.
Christian empezó a dar vueltas de contento y a besarme por todos lados. Yo, emocionada, le reiteraba que pensaba que lo había perdido. Con mucha alegría, me contestó... nena, hace falta mucho más que un Eurocopter EC135 averiado para alejarnos...
Vi un gesto sombrío en su rostro y pensé que algo me estaba ocultando. Cuando pensé que estaba a punto de contármelo, cambió la conversación. Me llevó en brazos a la ducha y nuestro sexo fue tan lujurioso como siempre. Él se vierte en mi interior cuando alcanza el clímax mientras cae el agua caliente alrededor nuestro purificándonos.
Mientras me abraza muy fuerte, yo descanso sentada entre sus piernas. Cuando le murmuro que gracias a Dios lo tengo de vuelta a mi lado, noto que se pone terriblemente tenso.
Sorpresivamente me dice que tuvo muchísimo miedo y que le había quitado importancia al suceso para tranquilizar a toda su familia, pero que en verdad en ese momento había pensado que se mataban. Con esa macabra idea en nuestras cabezas, nos fuimos a dormir. 
A la mañana siguiente desayunamos junto a José. Luego de ello, José nos comentó que debía irse porque se tenía que reunir con su padre. Nos dirigimos al dormitorio para buscar los otros dos regalos que tenía reservados para entregarle a Christian, para su cumpleaños. El primero era un pequeño helicóptero de madera, con hélices muy grandes que funcionaban mediante energía solar. Le encanta y decide colocarlo en su escritorio junto al planeador.
Aún falta la última caja. Dudo en entregársela. Realmente no sé si ha sido tan buena idea la mía. Finalmente se la doy. Rompe el papel que la contiene y dentro hay un antifaz, un dilatador anal, unas pinzas para pezones, su corbata gris, su iPod y, finalmente, la llave del cuarto de juegos.
¿Esto es por mi cumpleaños? pregunta. Con un hilo de voz le contesto que sí... pero ni látigos ni nada de cosas como esas.
Cuando me vuelve a mirar sus ojos refulgen y su boca dibuja una sonrisa erótica. Toma mi mano y mi vientre se pone muy tenso. Me dice... ahora... y sé que esa palabra no es una petición........ 
 
 

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