Si una mujer está bien predispuesta para brindarse a su pareja, es capaz de seducir y atar a un hombre a su cuerpo y a su vida, sin necesidad de ninguna artimaña ni juguete alguno.
En general la mujer accede a su uso, más que para su propia satisfacción, para que el hombre se dé el gusto.
Con respecto a los swingger, personalmente me resulta bastante difícil verlo objetivamente. Si bien es una idea que no la comparto, creo que en caso de darse debería ser entre parejas con relaciones amistosas de muchos años y donde se supiera de antemano que los códigos de confianza no serían transgredidos jamás. Mentes abiertas en todos los órdenes de la vida.
Con las relaciones swingger pasa más o menos lo mismo que con los juguetes sexuales... por sí solos no son garantía de una sexualidad plena. Se trata únicamente de una apertura a otras experiencias que pueden o no ser satisfactorias. Las pautas son claras y no pueden ser quebrantadas en ningún momento. Debe ser consensuado por la pareja en conjunto y jamás ser impuesto o acceder para complacer a una de las partes.
Algo parecido podría decirse de una relación de tres o más personas. Son decisiones muy personales... yo no podría decir si está bien o está mal llevarla a cabo... habría que ver qué es lo que se busca con el sexo grupal, sin perder de vista el impacto que puede conllevar en la relación, pensando que a este nivel nada puede tener resultados inofensivos.
Si lo que nos motiva es pensar que si no acompañamos en esto a nuestra pareja lo hará con otra, ya empezamos mal. Partimos de la base que la entrega sexual debe ser absoluta y total, pero sin concesiones forzadas. El miedo nunca debe estar ni presente ni en el medio de una buena relación, por lo tanto los fantasmas deben ser dejados de lado.
Por último, me animo a pensar que no sé si son muchos los que desean hacer de una relación sexual, un show. Creo que es más lo que se cuenta que lo que se practica. En una relación verdaderamente sentida, pienso que una intimidad ejercida con felicidad y libertad, comprometidos con el otro y con uno mismo, puede crear una situación muy placentera, más allá de las circunstancias y de la edad de la pareja.
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