El licenciado Gabriel Rolón abrió su agenda para ver quién era su
próxima paciente. Su nombre es Laura y comenzó su terapia porque acaba de
separarse de su esposo Sergio. Laura es muy autosuficiente, pero aún así quiere
saber la opinión de Gabriel para saber cómo debe encarar el tema con su hija
Pilar, de ocho años. Tiene conciencia de que la situación es dolorosa, pero
desea que sea lo menos traumática posible. Laura señala todo el tiempo que
tanto su esposo como ella son personas inteligentes, por lo que van a
sobrellevar la separación también inteligentemente, como acostumbran a hacer
todas las cosas. Por de pronto, sin apurarse… Le pregunto qué quiere decir “sin
apurarse” . Ella me dice que no lo puede
echar…. Primero tiene que conseguir un buen lugar donde ir a vivir…, por lo que
continuarán conviviendo bajo el mismo techo, durmiendo en la misma cama,
cenando los tres juntos… o sea, todo igual que antes, aquí no ha cambiado nada.
Mi respuesta a todo esto es obvia… Laura, si se llevan tan bien y se
quieren tanto ¿porqué se separan? Y Laura me dice que es porque Sergio quiere
separarse, aunque ella no piense lo mismo. Laura tiene 42 años, su esposo 43 y
la pequeña Pilar, 8 añitos. Laura tuvo una infancia muy triste. Su padre
abandonó la familia, dejando a su madre sola con sus dos hijos… ella de 6 años
y su hermanito de 4. Nunca más volvieron a saber de él. Su madre se dejó abatir
por la depresión y ella la ayudó siempre. A los trece años consiguió un trabajo
de mediodía y se hizo cargo de sus estudios secundarios y de su madre y hermano.
Estudió medicina y se recibió a los 25 años. También lo ayudó a su hermano en
sus estudios hasta que se recibió de arquitecto. Mientras hacía la residencia
se enamoró de un médico que trabajaba con ella, Sergio, se casaron y tuvieron a
su única hija Pilar cuando ella tenía 34 años. Se consideraba una mujer
exitosa. Todo lo había logrado con su propio esfuerzo. Cuando Sergio le planteó
que se quería separar yo creo que a ella la sorprendió tanto como a mí cuando me
lo dijo. Le pregunté porqué aceptaba dormir con él si ya tenían resuelto
separarse y con muchísima soltura me dijo que él mientras estaba con ella la
seguía satisfaciendo sexualmente, como siempre. Por lo visto, ni eso había
cambiado en esa casa, así que le sugerí volver a tocar el tema con Sergio para
saber si había cambiado su idea de separarse. A la sesión siguiente, ni bien
entró, me tiró que ya le había dicho a Sergio que se fuera. Esperá Laura, vos
le preguntaste si seguía con la idea de irse? Sí… Bueno, te equivocaste en
hacer la pregunta, porque tu marido no tiene la idea de irse sino el deseo de
irse. O sea que ya no me desea… pero qué le hice? Trabajé hombro con hombro, lo
ayudé en todo, soy una buena madre… en qué le fallé? Porqué no me desea más? Laura, tal vez nunca encontremos la respuesta
a esa pregunta, pero la realidad es ésa y vas a tener que aceptarlo.
Bueno, ahora tendré que hablar con la nena para explicarle que desde
ahora estaremos las dos solas, porque ese hombre que era su padre nos ha
dejado…. Noooo Laura, vos sola no tenés que hablar con la nena, los dos tienen
que hablar con ella. Además tu marido no las dejó a las dos, te dejó a vos,
pero no a la nena y ese hombre que era su padre, sigue siendo su padre y lo
seguirá siendo siempre. Pensá que el padre de tu hija es mejor que el tuyo y no
la va a abandonar. No mezcles tu vida con la de Pilar. Traten de acompañar a la
nena juntos en su dolor, porque el dolor que va a sentir va a ser inevitable,
pero háganle saber que Uds.estarán siempre junto a ella para lo que ella
necesite. No se peleen frente a ella porque si ella se siente obligada a
defender a cualquiera de los dos, va a sentir culpa por no haber defendido al
otro y eso le puede provocar un gran desequilibrio emocional. Y allí dimos por
terminada la sesión. Cuando Laura volvió le pregunté si habían hablado con su
hija. Me dijo que cuando se lo contaron Pilar les pidió perdón y les dijo que a
partir de ese momento se portaría muy bien. Te imaginás que los dos la
abrazamos… no podíamos creer lo que estábamos escuchando y le dijimos que ella
no tuvo nada que ver en la separación. Pilar comprendió perfectamente la
situación. Sergio alquiló un departamento donde disponía de una habitación para
su hija y se la amuebló de acuerdo a su gusto porque fueron juntos a elegir el
mobiliario.
Con el tiempo noté que Laura evitaba acudir a reuniones sociales.
Siempre buscaba una excusa. En esta oportunidad tenía un casamiento pero no
quería ir. Le señalé que se estaba aislando de todo el mundo. A vos lo que te
cuesta decir es que vas a ir sola y entonces le buscás la vuelta para decir que
no. Vos estás enojada Laura, así que ahora andate y pensá con quién estás
enojada, porque te la agarrás conmigo y yo no te hice nada.
Cuando volvió me dijo que estaba enojada con todos los hombres que
habían pasado por su vida porque todos la habían abandonado. Primero su padre a
los 6 años. Cuando estaba por casarme con Sergio, lo busqué y cuando lo
encontré me dio tanta pena verlo cómo estaba, que no solo no le dije nada sino
que me hice cargo de él. A los 16 se puso de novia con Martín y quedó
embarazada. Cuando Martín se enteró se negó hacerse cargo de la situación y
también me abandonó. Tuve que abortar el bebé porque no me animé a seguir
adelante sola. Y ahora Sergio también me ha abandonado. Laura llora
desconsoladamente.
Pasó un año desde su separación. Laura no se animaba a salir con un
hombre. Tenía miedo. Le expliqué que el amor entre adultos es diferente al de
nuestra adolescencia. Laura captó inmediatamente lo que le quería decir y me
contestó: ya sé, ahora es todo al revés, primero tenés relaciones, después
empezás la relación si tenés suerte y si creés en los milagros, mucho más
adelante te enamorás…. Y sí… es más o menos eso. Laura salió con dos o tres
hombres hasta que enganchó con Marcelo. Salió unas cuantas veces con él y un
día la invitó a su casa. Todo era mágico esa noche hasta que llegó el momento
de desvestirse… cuando me empezó a desabotonar la camisa, me largué a llorar.
Tenía miedo de desnudarme frente a un desconocido. Yo ya no soy la misma mujer
que enamoró a Sergio. Tuve una hija. Mi cuerpo ha cambiado. Pero Laura, vos
enfrentaste cosas muchísimo más complicadas que ésta. Esto es una boludez
comparado con todo lo que ya pasaste. Nunca el miedo te paralizó y vas a
empezar ahora, de vieja? Estallamos los dos en carcajadas. Me parece que lo que
necesitaba era distenderse un poco.
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