A las 10 de la mañana del lunes me reuní con Martín Brand, miembro de
la junta de libertad condicional. Trató de disuadirme para que abandonara mi
pensamiento y volviera a Atlanta, a lo cual le respondí que por ahora no estaba
en mis planes hacer eso.
Tres años antes escribí unos artículos sobre un múltiple asesino de
Atlanta. La editora Maggie Reynolds de Nueva York, me llamó ofreciéndome editar
un libro con los artículos publicados. Acepté y el libro se vendió muy bien.
Cuando salí de la oficina de Brand, la llamé a Maggie y le propuse
publicar un libro sobre el asesinato de mi hermana Andrea. En el libro pondría
pruebas contundentes sobre la culpabilidad de Rob. Maggie aceptó porque no
había cerrado trato con el libro que estaba preparando Bern.
Decidí quedarme a vivir en el pueblo y la señora Hilary me ofreció
quedarme en su casa.
Regrese a Atlanta para hablar con mi jefe y pedirle el permiso que
necesitaba para volver al pueblo y continuar con mi idea. Le dí incluso la
posibilidad de renunciar si le parecía que no iba a poder ser, pero me dijo que
me guardaría el puesto hasta mi regreso. Me contó que existía también la
posibilidad de que vendiera el periódico y se fuera a Houston o a L.A. Times.
Respecto a mi proyecto me dijo que me apoyaba en lo que pensaba hacer
pero que debía prometerle que si a Rob le hacían un nuevo juicio y salía
absuelto, debía olvidar el asunto, a lo que me negué rotundamente.
Regresé a Oldham y una semana después concedieron la libertad
condicional a Rob. La fecha de su libertad se fijó para el día 31 de octubre.
Cuando entré al negocio, Paulie estaba detrás del mostrador. Cuando
Paulie alzó la vista se sorprendió al verme. Le dí la mano presentándome y lo
primero que me dijo era que Nebells mentía y que él no había estado en el
garaje aquella noche. Cuando nos escuchó, salió su madre a saludarme y me
invitó a cenar a su casa.
Cuando terminó de cocinar aprovechó que Paulie no estaba para
preguntarme si los Westerfield, después de 22 años podían acusar de nuevo a
Paulie de asesinato. Le contesté que podían intentarlo pero que no lo
conseguirían.
Al día siguiente traté de ubicar al detective retirado, Marcus Longo,
que había investigado el asesinato de Andrea. Tras muchos días no tuve ninguna
noticia de él. Yo, después de verlo en qué forma se había dirigido al público
en televisión respecto a la culpabilidad de Rob, pensé que en cuanto oyera mi
mensaje me llamaría de inmediato y su falta de respuesta me había hecho perder
toda esperanza. Hasta que el 30 de octubre, un día antes de la salida en
libertad de Rob, me llamó por teléfono.Me explicó que no había estado en el
pueblo, razón por la cual no se había comunicado conmigo y me invitó a cenar
para aprovechar a hablar.
A las 7 me pasó a buscar por la casa de la señora Hilary y nos
dirigimos a Cold Spring, el pueblo siguiente a Oldham. Longo ya tenía reservada
una mesa en un asador sobre la calle principal. Me contó que había leído mi
libro y me habló muy bien de él. Cuando me preguntó para qué había vuelto al
pueblo, le dije claramente que era para oponerme a la libertad condicional de
Rob. O por lo menos para decirle a todos que van a soltar a un asesino. Marcus
trató de disuadirme. En tres pinceladas me dibujó todo lo que pasaría. Al día
siguiente Rob sería puesto en libertad, le harían un nuevo juicio del cual
saldría absuelto con la declaración de Nebells. Los antecedentes penales los
destruirían y la familia Westerfield viviría feliz por siempre. Su abuela ya no
cree ciegamente en la inocencia de Rob, por lo que le ha dado un ultimátum al
padre diciéndole que si Rob es inocente se ocupara de rehabilitarlo y que la
mancha fuera borrada del apellido familiar. Caso contrario su fortuna pasaría a
las obras de caridad.
Ellie pensó inmediatamente que ante tal amenaza, el padre de Rob
seguramente había pagado a Nebells para hacer la declaración que ya todos
habían escuchado.
Aproveché para preguntarle a Marcus de qué hablaba mi padre cuando se
refirió al robo en casa de la abuela de Rob.
Me contó que en plena noche la despertó un ruido y cuando se levantó le
dispararon. No pudo ver de quién se trataba pero cuando lo detuvieron dijo que
Rob le había pedido que la liquidara y que le pagaría diez mil dólares. Su
abuela le había legado cien mil dólares. No sabía que estaba involucrado en un
caso de drogas. Cuando se enteró a medias de lo que estaba pasando, cambió su
testamento. Es decir, que la señora Dorothy tiene sobrados motivos para no
creer demasiado en su nieto.
Le conté que había abierto una página en internet y que a partir del
día siguiente me dedicaría a escribir allí sobre el asesinato de mi hermana y
sobre todo lo que me fuera enterando de la vida oscura de Rob Westerfield.
Incluso voy a tratar de ubicar el medallón que le regaló a Andrea. ¿No me crees
que Andrea lo llevaba debajo del pullover y que cuando llegó la policía ya no lo
tenía? Ellie, estabas muy shockeada y bañada en sangre como para poder haberte
dado cuenta de la presencia del medallón esa noche Cuando terminamos de cenar,
Marcus insistió en acompañarme hasta mi habitación y me pidió que cerrara con
doble vuelta la llave y tuviera mucho cuidado… por nada en especial, sólo por
lo que yo había dicho… Cuidado… vais a soltar a un asesino… y eso sería al día
siguiente.
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