Retomo a partir de mañana la narración del libro "Cincuenta
sombras de Grey" -cuyo relato tuve que interrumpir- a partir de su
capítulo XI. Hoy les haré una breve reseña de lo narrado,
para ponerlos en tema a quienes nunca lo escucharon o para aquellos que
deseen recordar lo que ya han oído.
Su nombre es Anastasia Steele, pero todos la llaman Ana.
Ese día tiene que cubrir a su amiga Kate, que está enferma. Debe
hacerle una entrevista para la revista de la facultad, a un megaempresario
de nombre Christian Grey. Ana está estudiando para los exámenes y no le viene nada bien dejar de
hacerlo para darle una mano a su amiga, pero Kate le ha ofrecido compartir con
ella el departamento que le regalaron sus padres y le debe una, no puede
decirle que no.
Christian Grey es un maniático del control y la manipulación. Ana le
explica que está reemplazando a su amiga Kate, que no tiene nada que ver con la
revista de la facultad y que no está muy acostumbrada a realizar
entrevistas, disculpándose de antemano si no lo hace del todo bien.
Sabe por Kate que Christian es hijo adoptivo y tiene un
hermano. una hermana y unos padres que lo quieren mucho. Al
conocerlo, se siente terriblemente atraída por él y al parecer a él le
pasa lo mismo.
Desde el día de su entrevista con Christian, el hombre se le
aparece en todos lados... incluso en la ferretería donde ella trabaja para
solventar sus gastos.
Como he dicho la atracción es mutua y no tardan demasiado en enredarse
sentimentalmente y también sexualmente. Pero para ella es su primera vez y él
se fastidia cuando se entera.
Mientras tanto su hermano Elliot comienza a cortejar a Kate y se genera
un muy buena onda entre ellos.
Ana se entera que Christian tiene un cuarto en su casa que él llama su
cuarto de juegos. Cuando la lleva a conocerlo, se sorprende al ver
las esposas y cadenas que cuelgan del techo, látigos, fustas y curiosos
instrumentos con plumas. Una larga mesa de dos metros y dos bancos debajo de
ella. Pero el dominio de la habitación es la cama, con más cadenas y relucientes
esposas. Lo único que cubre el colchón es una piel roja y muchos almohadones
rojos, de satén.
Ana muestra su disgusto por lo que acaba de ver, así que cuando
Christian le propone ir a pasar los fines de semana a su casa, dispone
para ella una habitación que podrá redecorar a su entera
satisfacción.
Ha firmado un acuerdo de confidencialidad que él le ha presentado, con
normas que deberá cumplir. Además pretende hacerle firmar un contrato
especificando lo que harán y lo que no harán. Ella se siente mal
negociando un acuerdo tan extraño. En el acuerdo, él se llama a sí mismo
El Amo y a ella la llama La Sumisa. Está especificado absolutamente todo lo que
deberá hacer y lo que no deberá hacer. A medida que él se lo va leyendo Ana le
dice qué es lo que acepta y qué no... y sorprendentemente él hace lugar a esos
cambios.
Un fin de semana que están juntos, llega a la
casa de Christian, su madre, sin avisar y su sorpresa es
mayúscula cuando se entera que está en su dormitorio con una mujer; nunca antes
en 28 años lo ha visto con una chica. Le presenta a Ana, al tiempo que le
dice que es la primer mujer que su madre conoce. Cuando se retira, la
dama le acerca la mejilla a su hijo, él la besa rápidamente, pero ella no
lo toca.
Ante la pregunta de Ana sobre las relaciones no convencionales que él
tiene por costumbre llevar a cabo, Christian le cuenta que a los quince años lo
sedujo una amiga de su madre, que tenía gustos muy especiales y de quien fue Su
Sumiso durante seis años. Acepta que su iniciación al sexo no ha sido demasiado
corriente, sobre todo porque esa mujer era mucho mayor que él. También le
confiesa que sigue viéndola pero que en la actualidad no son más que amigos.
Ana se entristece pensando en lo que debe haber pasado; un joven
privado de su adolescencia y del que abusaba sexualmente una malvada mujer.
Cuando Ana se va de la casa de Christian, se prepara a pasar
junto a su amiga dos semanas de vacaciones.
En su cartera está el contrato que él le ha dado y que deberá leer
íntegramente antes de volver a estar juntos, para darle su veredicto o no.
Ignora si tendrá la fuerza necesaria para sentarse a leerlo. Piensa que aunque
lo ama, no está dispuesta a que su vida junto a él sea sólo sexo.
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