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domingo, 8 de septiembre de 2013

NUESTRO CUERPO HABLA

Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos.
 
Nuestras células están constantemente observando nuestros pensamientos y siendo modificadas por ellos.
 
Un ataque de depresión puede arrasar nuestro sistema inmunológico; serenarse, al contrario, puede fortificarlo tremendamente.
 
 
 
Nuestro cuerpo habla y su voz son los síntomas.
Es muy útil preguntarnos si estamos haciendo algo mal, como para favorecer la presencia de una enfermedad, porque el cuerpo y las enfermedades van de la mano. Saber esto, nos beneficia ampliamente y contribuye a nuestra armonía.
Nuestro cuerpo es un conjunto integrado por él, más la mente, lo emocional, lo psíquico y lo espiritual. Estas cinco cosas asociadas, son nuestro cuerpo.
Cada uno de nuestros órganos tiene una característica particular, esencial y única. Debemos conocerlos individualmente desde lo fisiológico y anatómico, pero tenemos también que aprender a escuchar la voz de cada uno de ellos, para saber cuándo están enfermos. 
El corazón, por ejemplo, tiene la función de recibir sangre para alimentarse de ella y redistribuirla a los otros órganos. Si no recibe la sangre, no puede darla. Lo mismo ocurre con el resto de los órganos.
Se ha comprobado la asombrosa sintonía que hay entre el carácter de una persona y la cardiopatía que padece, porque la salud no es algo exterior, sino que nace en lo más profundo de nuestro interior, al igual que las enfermedades. Es increíble el cambio que se genera, cuando los pacientes toman conciencia de que son una unidad, que el órgano enfermo es parte de su cuerpo y deciden luchar con él y oir su mensaje.
En medicina se habla de que una enfermedad es psicosomática cuando se cree que las manifestaciones orgánicas tienen origen psíquico.
En tal sentido, no se puede asegurar que todas las enfermedades sean de origen psicosomático, pero conviene saber que quien se enferma, siempre es una persona, no un órgano. Y que esa persona es, como dije al principio, no sólo su presencia física, sino la suma de su cuerpo, mente, emociones, psiquismo y espiritualidad.
Las enfermedades se encuentran en la sombra, es decir en la parte más oculta y negada de cada uno de nosotros, por eso, si le permitimos al cuerpo que nos hable y lo escuchamos con atención, tendremos a nuestro lado al mejor terapeuta capaz de ayudarnos a estar sanos.

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