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miércoles, 8 de julio de 2015

LA DISTANCIA EN LAS RELACIONES



Uno de los principales problemas a los que puede enfrentarse una pareja, es la distancia. A veces puede ser una inyección y estimular una relación por las ganas de reencontrarse, pero una pareja tiene como finalidad estar junta y convivir el día a día. Cuando ocurre por alguna razón, se generan una multitud de sentimientos que pueden deteriorar la relación.
Suelen ser comunes y frecuentes el miedo o la ansiedad derivados de la incertidumbre por esa nueva situación. Cuando ya se han separado aparecen sentimientos de tristeza, por ambas partes, que al principio se originan por el duelo por la separación.
Las características y la duración de este duelo varía en función de las circunstancias y del autocontrol que tenga cada miembro de la pareja. 
Si eres el que te quedas, al principio puedes sentir rabia hacia tu pareja porque se marcha. Aunque la situación es dura para los dos, lo sufre mucho más el que se queda, porque debe seguir en el mismo lugar, con la misma gente y haciendo las mismas cosas... pero solo. Es por esto que las características previas de la relación serán fundamentales a la hora de afrontar este cambio tan importante.
Deberás plantearle a la pareja todas las dudas y miedos que tienes. Es fundamental que ambos estén de acuerdo con la necesidad de separarse, por ejemplo, porque se trata de una oportunidad laboral difícil de rechazar.
También es bueno que ambos sepan qué expectativa tiene el otro respecto al tiempo que estarán separados y el momento del retorno.
Deben intentar poner una fecha máxima a dicha separación. De no ser posible, procurar tener reencuentros más o menos frecuentes, es decir que uno vaya a visitar al otro. Si el tiempo es demasiado largo deberán aprovechar todas las oportunidades posibles para verse.
Disfrutar las respectivas visitas al máximo. Si el que viaja es el que se ha quedado, el otro deberá enseñar su nueva vida para que el visitante se sienta más integrado a la vida de su pareja y en lo posible hablar por teléfono a diario, pero si no pueden, no se obsesionen, porque no es motivo para pensar que se quieren menos.
Hay señales que pueden alertar que la distancia le está haciendo mal a alguna de las partes, como por ejemplo: 1) no tener ganas de hablarle ni contarle detalladamente lo que le pasa a diario; 2) no querer ir a verlo ni tener interés de que venga; 3) sentirse muy bien con otras personas... igual que como se sentían con su pareja; 4) cuando se visitan la pasan mal; 5) no hacer ningún esfuerzo para coincidir en los horarios para comunicarse; 6) aparecer celos o desconfianza hacia el otro; 7) reprochar al otro porque se ha ido y no te ha acompañado. 
Todas o algunas de estas señales están indicando que ha llegado el momento de reunirse con su pareja, tirar todas las cartas sobre la mesa y pensar qué hacer para que la relación continúe tal como se la habían planteado en un principio y poder reflotar la felicidad del comienzo de la relación.

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