Parece tan sencillo tenderse en el suelo y quedarse quieto por completo, sin hacer nada, ni siquiera pensar... sin embargo, para muchas personas sumidas en un ritmo de vida frenético, resulta dificilísimo. De hecho, la "postura del cuerpo muerto" es la más difícil para aquellos que hacen yoga, porque se trata de lograr un aquietamiento total y soltar el control, a lo cual no estamos acostumbrados. Consiste en tumbarse de espaldas relajándose totalmente y respirar muy suavemente tratando de no pensar en nada. Parece fácil pero es la más complicada.
Si en medio de la agitación diaria encontramos un momento para relajarnos a fondo, este tiempo nos ayudará a parar la ansiedad y volver la mirada hacia el interior poniendo orden en nuestra propia vida.
Los elementos necesarios para inducir a una relajación profunda, son: una posición cómoda, un entorno tranquilo, una actitud pasiva y repetir mentalmente una palabra, por ejemplo: "uno".
Durante la relajación disminuye el ritmo cardíaco y respiratorio y aumenta la proporción de ondas cerebrales alfa, que son las que permiten una reparación profunda de todos los sistemas orgánicos y mayor claridad mental mientras se está despierto. También disminuye la actividad del sistema nervioso simpático, que es el responsable de las respuestas involuntarias y automáticas. Reduce la tensión física, emocional y mental, baja la irritabilidad y es una potente herramienta para el insomnio, la depresión o la fatiga. Como produce una vasodilatación en todo el organismo, combate también la hipertensión y el corazón, al latir a un ritmo más lento, mejora su función de bombeo, previniendo el infarto de miocardio. Regula el sistema parasimpático y reduce la adrenalina y cortisol que circula en la sangre, disminuyendo el estrés y potenciando el sistema inmunitario.
De lo que se trata es de liberar emociones. La tensión física y el estrés mental son la consecuencia de la forma de reaccionar frente a lo que nos sucede, La tristeza, el miedo obsesivo, la ira, el resentimiento o la envidia condicionan nuestros pensamientos, influyendo en nuestras actitudes y desencadenando reacciones químicas nocivas para el organismo. Por eso, liberar las emociones negativas nos ayuda a prevenir estos problemas.
Es importante preguntarnos que demandas tenemos para hacerle a la vida y a los demás e intentar mejorarlas. Por ejemplo, si se siente ira hacia una persona hay que tratar de cultivar sentimientos de comprensión hacia ella, si lo que se experimenta es odio, potenciar la compasión y el amor.
De esta manera, permitiendo que las cosas cambien, liberamos la tensión emocional y serenamos nuestra mente.
Fuente: Gema Salgado-Revista "CuerpoMente"
Elsa Inés Bernardi Semino
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