Los niños y adolescentes que padecen este trastorno, se oponen sistemáticamente a las reglas de los más adultos, ya sean sus padres, sus maestros o cualquier otra persona que en ese momento ejerza la autoridad y, además, molestan permanentemente a su entorno.
Suelen ser provocativos y generan enfrentamientos. Tienen una conducta hostil, negativa y nunca se mueven dentro de los límites de comportamiento de los niños de edad similar.
Muchas veces llaman la atención por su irritabilidad y grosería y no tienen tolerancia a la frustración.
Estas son las características más frecuentes en estos niños. El trastorno puede empezar a temprana edad, por ejemplo cuando empiezan la edad escolar o al comienzo de la adolescencia.
Para pensar si su hijo está padeciendo este trastorno, primero debe tener en cuenta que los niños en general, cuando están con hambre, cansados o enojados, desobedecen casi siempre, discuten con sus padres desafiándo su autoridad. En cambio, si se trata de síntomas de trastorno, esto ocurre más frecuentemente e interfieren, además, con el aprendizaje en el colegio y en las relaciones con sus compañeros.
Para saber frente a qué cuadro nos encontramos, ante la duda, es conveniente la consulta con un profesional especializado, un psicólogo infantil, que será quien determinará el tratamiento y el medicamento indicado, de ser necesario, para revertir la conducta hostil, aprender a revertir la ira y aprender a vivir en armonía para desarrollarse y crecer con felicidad.
Si se presume que un niño padece este trastorno, la alteración debe durar no menos de seis meses y tiene que presentar algunos de los siguientes síntomas: 1) Discute con los adultos; 2) Se enoja a menudo; 3) Hace a propósito cosas para molestar a los demás; 4) Desafía en forma permanente las reglas impuestas por los adultos; 5) Es muy susceptible y se enoja muy fácilmente; 6) Le echa la culpa a los demás de sus errores propios; 7) Es muy rencoroso y vengativo; 8) Está siempre enojado y resentido; 9) Reniega a menudo o usa lenguaje obsceno.
Debe tenerse muy en cuenta que estos criterios se cumplen solamente si las conductas son más frecuentes que en la mayoría de los niños o adolescentes de su misma edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario