EL LLAMADO (PRIMERA PARTE)
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Pablo es analista y siente pasión por su trabajo.
La angustia es su permanente compañera; es un tema que lo arrastra desde
su infancia. Su padre tuvo una difícil niñez y él percibía que detrás de sus
cuentos había siempre mucha angustia. No es casual que en este momento lo esté
recordando. Vive solo desde hace un año pues su pareja, Alejandra, se ha
marchado y él todavía no ha podido superar ese profundo vacío… el dolor lo
lastima demasiado. Cuando su padre vivía, podía llorar en su hombro, pero
hoy no tiene quien lo contenga. Es verdad que se lastimaron mucho. Los únicos
momentos felices y placenteros que ambos disfrutaban al máximo, eran cuando se
relacionaban sexualmente. Él dejaba de tener el control sobre todas las
emociones y se mostraba simplemente como era. Lo veía gozar con desesperación y
le satisfacía saber que sólo ella era capaz de hacerlo sentir así. Ella también
dejaba de ser quien era y se abandonaba totalmente a sus caprichos… y los
disfrutaba. Pero fuera de esto, la convivencia se había
tornado insostenible; la llevaba del placer a la angustia, haciéndole perder el
control. Ella también había entrado en el juego y se lastimaban demasiado. Esa fue la razón por la cual una noche decidió
abandonar a Pablo para siempre y se instaló en una pequeña ciudad a más de mil
kilómetros de distancia. A las nueve de la noche Pablo despide a su último
paciente, pero en la sala de espera hay alguien aguardando. Su asistente Helena le recuerda que es la persona
que le había pedido un turno urgente por la mañana. Helena es su amiga desde la escuela secundaria; había
estado muy enamorado de ella, pero finalmente lo único que subsistió fue una entrañable
amistad. Dejaron de verse cuando finalizaron la etapa escolar y se volvieron a
encontrar cuando tenían treinta y cinco años. Pablo ya se había convertido en
un reconocido psicoanalista. El reencuentro se produjo en ocasión de una charla
con motivo de la publicación de su primer libro. Ella fue a su encuentro,
dejándole en claro que no había ido a escuchar la disertación. Le contó que
tenía una hija… pero que estaba sola, necesitaba trabajo y esperaba que la
ayudara. En ese instante él pudo ver la angustia en su rostro, pero no era una
angustia más… era la angustia de alguien a quien él había querido mucho. A
partir de ese momento se convirtió en su asistente. Dos años más tarde Helena se
casó con un empresario de mucho dinero, pero continuó con su trabajo de
asistente junto a su amigo. Pablo decide finalmente atender a ese nuevo
paciente que demanda su urgente atención. Se trata de una joven muy bonita de
nombre Paula, que comienza su relato diciéndole que unas semanas atrás fue
encontrado el cadáver de su padre en un descampado. Roberto Vanussi, tal era su
nombre, era un importante empresario. Entendiendo que la joven había ido a
verlo en busca de ayuda psicológica, se sorprende al oir que lo que ella le
pedía era ayuda para el asesino de su padre… su hermano. En el transcurso de la entrevista, se entera
que la joven había llegado a él por recomendación de su colega José Heredia (el
Gitano), motivo por el cual, al finalizar la consulta, lo llama por teléfono y
quedan en encontrarse para conversar al respecto y conocer el porqué de esa
decisión. Los dos jóvenes se habían conocido en la facultad.
El Gitano le contó que Paula era estudiante de psicología, alumna suya y que
tenía un marcado interés en comprender el funcionamiento de las enfermedades
psíquicas, porque su hermano tenía problemas severos del tipo esquizofrenia,
asociada a algún trastorno de la personalidad. De esta manera Paula le pidió al
Gitano que fuera su analista. Esto recién se concretó al año siguiente, luego
de cesar el vínculo profesor-alumna que los ligaba hasta el año anterior. Durante
la terapia Paula le dijo que los asuntos empresariales que mostraba su padre, para
ella eran sólo una pantalla y que su fortuna, con toda seguridad, era proveniente
del juego, las drogas y la prostitución, no teniendo certezas, pero sí
sospechas con buen fundamento. Pablo y Gitano continuaron hablando
sin ponerse de acuerdo sobre la veracidad o no de todo lo que habían escuchado
de labios de Paula. Pablo creía que ella
buscaba una opinión sobre la situación psicológica de su hermano, sin embargo
su verdadero deseo era que actuara como perito de parte en el juicio,
testimoniando ante el juez que el chico era inimputable del asesinato de su
padre. Y continuó diciendo: Paula me está preguntando si estaría dispuesto a
demostrar que Javier no sabía lo que hacía cuando mató a su padre, pero… ¿sabés
una cosa Gitano?... nunca me preguntó si yo estaba seguro de que él lo había
matado… y yo no estoy seguro de eso!!!
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