La depresión puede tratarse de un trastorno silencioso y por lo tanto traicionero. Es como que se transforma en invisible y sin darnos cuenta está allí instalada. Un ejemplo podría ser cuando una persona, ante algo que todavía no pasó, presupone que va a salir mal y se predispone en contra aún antes del desenlace.
Hay individuos que tienen síntomas de depresión pero no les hacen caso en la creencia de que se trata de inevitables reacciones propias de la época.
Es importante saber que la depresión tiene muchos disfraces y puede comenzar de muy diferentes maneras.
En el caso de predicciones negativas, la persona está convencida de que el placer o el bienestar nunca van a ser posibles y que en cambio están muy próximos a un mal resultado y al sufrimiento. Para ellos son verdades incuestionables y aún viendo resultados adversos a lo supuesto, no cambian su forma de pensar ni su actitud negativa.
Todos los argumentos de los allegados, bienintencionados y alentadores, siempre resultan insuficientes, pobres y hasta molestos.
Generalmente las cosas negativas que imaginan nunca llegan a ocurrir y lo único que logran con su imaginación es arruinarse el presente. Se pre-ocupan, es decir, se ocupan previamente de algo que no se sabe si va a ocurrir y encima nivelando siempre para abajo.
A propósito de esto, Séneca decía: "El que sufre antes de lo necesario, sufre más de lo necesario". Nunca tan oportuna esta sentencia.
Al anticipar todo negativamente, aumentan la producción de la hormona cortisol y las catecolaminas, que activan el sistema nervioso autónomo, generando miedos, angustias, pesimismo y pueden llegar a sufrir trastornos físicos en el aparato digestivo, cardiovascular, muscular, respiratorio. Por eso, cuando concurra al médico y éste le diga que no tiene nada, piense si no se encuentra frente a un cuadro de depresión oculta.
Cuando nuestra mente anticipa desgracias que no se condicen con la realidad, es decir, son infundadas, ilógicas y exageradas, nos enferman, nos paralizan y no nos permiten disfrutar de la vida... pero no solamente a nosotros sino también a quienes nos rodean y nos quieren bien.
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