NOTA

TEN EN CUENTA QUE SI HACES CLICK EN ALGUNO DE LOS TITULOS DE NARRACIONES EN CURSO O NARRACIONES COMPLETAS, PODRAS VER TODOS LOS CAPITULOS JUNTOS DEL MISMO LIBRO, UNO A CONTINUACION DEL OTRO.

jueves, 29 de agosto de 2013

LA ASESINA - PARTE 3







Paco, si de algo puedes estar seguro es de que nunca me enamoraré de ese hombre y jamás tendré un hijo con él. Por la tarde iremos con Joseph a comprar el anillo de bodas y a la noche iremos al club a mostrártelo juntos.
Tres meses más tarde contrajeron matrimonio, primero en el ayuntamiento de Mónaco y al día siguiente en la sinagoga de Montecarlo. La ceremonia fue muy sencilla y nuestros testigos fueron mi hermano y un amigo de Joseph.
Como viaje de bodas nos fuimos a un crucero por el Mediterráneo. Nos embarcamos en Génova, la noche de la boda, en un magnífico barco italiano. Jamás hasta ese momento habíamos mantenido relaciones sexuales, como correspondía a una dama y como yo seguía sin estar enamorada, la primer noche pretexté un enorme cansancio y me fui sola a mi cabina.
Recién tres días más tarde accedí al sacrificio, ya que Joseph tenía derecho a exigírmelo al menos como recompensa. No experimentaba con él ningún placer, pero logré darle la ilusión de que alcanzaba el séptimo cielo.
Un día me dijo: dentro de unos días desembarcaremos en Génova y allí nos estará esperando tu hermano Paco y Otto, con el Bentley. Partiremos hacia Cannes donde te aguarda una sorpresa. Te he comprado una hermosa villa. La más deslumbrante y confortable de toda la Riviera. Fue construída por un príncipe árabe que no la habitó nunca por temor a que todas sus mujeres se pelearan por ocupar la mejor habitación. Y además deseo que sepas que he designado a tu hermano para supervisar y proteger esa joya, que le he puesto de nombre Las Lilas Blancas.
Cuando llegamos a Génova y nos encontramos con mi hermano y con Otto, Paco no hacía más que hablar de Las Lilas Blancas. Otto abrió una botella de champagne y todos brindamos por la felicidad que cada uno de nosotros sentía. Después sufrí un pequeño desfallecimiento que pasó enseguida. De la terraza pasamos luego al comedor, donde Paco me presentó al cocinero que también él había seleccionado.
Al día siguiente de habernos instalado, Joseph salió para manejar ciertos negocios suyos y me fui con Paco a caminar por el parque. Fue la primer oportunidad que tuve para preguntarle a qué se debía la cara de desagrado que lucía desde que habíamos llegado de viaje.
Me llamó la atención que la preocupación de Paco pasara por lo que había pasado en mi primer noche de bodas con Joseph y de cómo se había comportado conmigo. Le conté que las fantasías brillaban por su ausencia y que ya me costaba demasiado soportar su presencia cuando se me acercaba mucho.
Paco se sorprendió al saber que a sólo tres meses de nuestro casamiento me pasaba eso. Me dijo también que él me amaba mucho y que le gustaría y no le molestaría hacer el amor conmigo. Que estaba loco por mí y que por eso no había querido nunca correr detrás de ninguna otra mujer. Le dije a Paco que gracias a él contaba con todos los lujos que siempre me habían gustado y que ya tenía decidido que cuando estuviera verdaderamente harta de él, le pediría el divorcio y juntos haríamos que le cueste lo más caro posible.
Por suerte sus entrevistas lo mantienen alejado y como tiene muchas esperemos que nos deje tranquilos a menudo. Así podré tener un amante. De paso aprovecho a decirte que todas las aventuras que tuve con tus compañeros de trabajo, ninguna me dejó satisfecha en el aspecto físico. Ahora que soy una mujer casada te revelaré algo que nunca te dije: soy una mujer frígida... a algunas mujeres les molestaría pero a mí me conviene y decidí seguir siendo así hasta que llegue el momento de encontrarme al fin en presencia de un hombre... pero de un hombre de verdad. Pero necesitaba encontrar primero la parte económica... y esa ya la he encontrado. Así que ahora deberás esforzarte para organizarme sorpresas extraconyugales para que no me convierta en una neurasténica.
El primer año pasó pronto. Los Kelmann eran el punto de mira de toda esa colorida fauna que frecuenta la Riviera. Paco se quedaba en casa preparando con toda discreción las citas de su adorada hermana. Yo por mi parte soportaba cada vez menos a mi marido y Paco estaba temeroso de que cometiese una locura que nos hiciera perder nuestra dorada situación. Le dije a mi hermano que entonces no encontraba otra salida más que matarlo y él me dijo que ya lo había pensado pero que le parecía muy arriesgado. Pude comprobar que Paco estaba perdidamente enamorado de mí y que era capaz de cualquier cosa por conservarme a su lado, pues me adoraba con un loco amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario