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viernes, 9 de agosto de 2013

CINCUENTA SOMBRAS LIBERADAS - CAPITULO 22



 




Tengo un nudo en la garganta. ¿Qué hace Jack fuera de la cárcel? Jack habla como si tal cosa. Tras los peores insultos que me grita, me amenaza diciéndome que tiene secuestrada a Mía, mi cuñada y que piensa vengarse de todos nosotros, ya que cada quien a su manera le hemos hecho algo y aquí incluye a la familia de Christian.
Me pide cinco millones de dólares para hoy mismo y me da sólo dos horas para conseguirlo. Obviamente me pide que haga todo en el más absoluto silencio... que no se entere absolutamente nadie, porque sino acabará con la vida de Mía. El teléfono se corta.
Cuando salgo de la oficina le pido a Hannah que me cancele todas las citas de hoy y que le avise a Elizabeth que he tenido una emergencia. Ya en la puerta le pido a Sawyer que me lleve con urgencia a mi casa. Durante el viaje recibe la llamada de Taylor, que está en Portland con Christian. Le avisa que está yendo hacia mi casa porque no me siento bien.
Cuando abro el escritorio para tomar la chequera, me encuentro con el arma de Leyla cargada y opto por llevarla conmigo. Preparo el cheque. Voy a mi cuarto, cambio mi ropa por otra más sencilla y tomo un bolso para guardar el dinero que me den en el banco. Silenciosamente para que Sawyer no note que me estoy ausentando de mi departamento, tomo el ascensor y ya en la planta baja me alejo corriendo, mientras escucho sus gritos llamándome para detenerme. Sé que ahora llamará a Taylor y a Christian, pero ya veré qué hago cuando llegue ese momento.
Cuando arribo al banco le aviso a la joven que me atiende, que soy la señora de Christian Grey y que necesito sacar un monto importante de dinero. Me acompaña a una salita y cuando le digo que debo retirar cinco millones de dólares, me pide que aguarde porque debe llamar al director del Banco. Cuando me pide mi identificación, recuerdo que lo único que tengo con mi apellido de casada es mi tarjeta American Express negra, así que le entrego mi documento junto con mi tarjeta. 
El director se retira un momento y cuando regresa me dice que el señor Grey, mi marido, está al teléfono y desea hablar conmigo. Me deja a solas en la sala.
Christian sólo se anima a preguntarme si voy a dejarlo. Mi voz interior clama que no, pero no le puedo decir la verdad porque correría peligro la vida de Mía, así que le digo que sí. Casi lo oigo sollozar. Piensa que es por el dinero. Me pregunta qué haré con el bebé y le digo que me haré cargo sola de él. Christian me dice que retire todo el dinero que haya en la cuenta y que lo lleve todo... que él siempre me querrá... y cuelga.
El director me pide que espere más o menos una media hora, que será el tiempo necesario para preparar el abultado monto que me tienen que dar. Mientras tanto vuelve a sonar mi BlackBerry... es Christian... pero no lo atiendo. Cuando ya tengo en mi poder el bolso con el dinero, veo por el ventanal del banco, que en la puerta está Sawyer esperándome.
Llamo al teléfono de Mía para hablar con Jack, que obviamente ha seguido todos mis movimientos porque sabe por el trance que estoy pasando. Me dice que salga por la puerta trasera del banco....que allí atrás hay un Dodge esperándome... y que me deshaga de mi celular.
Le pido al director del banco que me facilite personal bancario y una puerta trasera de salida, porque evidentemente no podré sola con el bulto que significa todo ese capital.
Cuando llegamos al auto, que obviamente tiene vidrios polarizados, se baja quien estaba conduciendo y me encuentro cara a cara con Elizabeth, la jefa de personal de mi oficina! que tiene el caradurismo de sonreírme como si fuéramos dos amigas. Me abre la puerta trasera del auto y subo. Le pido que lo llame a Jack para avisarle que ya tiene el dinero y que por favor libere a Mía. Elizabeth no me dirige la palabra en todo el camino.
Finalmente llegamos a un edificio que se encuentra en las afueras de la ciudad. Jack sale de un estrecho lugar. Está vestido de traje. De golpe se da vuelta y me da una cachetada muy fuerte en el rostro. El golpe me tira al suelo. Me golpeo la cabeza contra el cemento. Siento un dolor terrible y mi visión es borrosa. Después me patea en las costillas dejándome sin aire. Yo pienso sólo en mi pequeño bebé. Me acurruco para evitar como pueda el siguiente golpe y en un segundo que se distrae saco la pistola que llevo en la cintura y le disparo. La bala impacta en su rodilla y cae delante mío. Cuando giro hacia Elizabeth tiene sus manos sobre la cabeza. Comienzo a ver todo negro y escucho frenos, chirridos de ruedas, gritos, personas corriendo y oigo ¡Ana!... es Christian con su voz llena de dolor! y mis últimas palabras son... Mía!... salva a Mía... y luego... la completa oscuridad.

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