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jueves, 8 de agosto de 2013

CINCUENTA SOMBRAS LIBERADAS - CAP.20-21

 
 
 
 
Cuando recibo la noticia del embarazo, siento que el mundo se me viene encima. Pienso en lo furioso que se pondrá Christian cuando se entere. Sobre todo al saber que ocurrió por haberme olvidado de aplicarme las inyecciones. Es que mi asistente Hannah modificó mi agenda personal sin mi previa autorización y canceló las citas que tenía con la Dra.Greene. Pero obviamente de esto no debía enterarse Christian porque de ser así no dudaría en despedirla, así que decidí hacerme cargo de mi olvido.
Por la tarde recibo un mail de Christian y ante mi respuesta tan fría y cortante, se preocupa y me pregunta qué es lo que me está pasando. Niego porque no me parece ni el momento ni la forma de darle la noticia de su paternidad. Pero cuando me pasa a buscar, como me cuesta disimular mi preocupación, insiste por enterarse del motivo que ha causado mi malhumor. Christian me comenta que debe viajar dos días a Taiwán y me pide acompañarlo, pero como siempre le reitero mi necesidad de cumplir con mi trabajo y no ausentarme. Antes de regresar a nuestra casa pasamos por el hospital para visitar a mi padre, que se encuentra en franca recuperación.
Mientras cenamos Christian se muestra muy alterado y me grita para que de una vez por todas le explique qué es lo que me está pasando. Intento que el pánico no me paralice, inspiro hondo y se lo largo... estoy embarazada.
Noto que va cambiando el color de su rostro y se queda como petrificado y lo primero que me increpa es que seguramente me he olvidado de colocarme la inyección. Golpea la mesa, está furioso, mucho más de lo que yo había supuesto. Incluso me dice que soy una estúpida y que era lo único que tenía para ocuparme. Está histérico, no imagina nuestra vida con un niño en el medio. Quiere viajar, mostrarme el mundo, tiene infinidad de planes pero para nosotros dos solamente, donde no hay cabida para un niño. Cuando ve que estoy por ponerme a llorar se enfurece peor y dándose media vuelta pega un portazo y se va de casa.
Entiendo a Christian, pero su reacción me parece exagerada. Voy a la biblioteca, mi refugio. Me tiro en el sillón y me tapo con la manta. A las once de la noche me despierto pero aún no ha vuelto.
A la madrugada un ruido muy fuerte me despierta. Es Christian que ha regresado completamente borracho. Me levanto para ayudarlo y lo acompaño al dormitorio para acostarlo. Dice cosas incoherentes que no puedo siquiera tener en cuenta. Lo desvisto y cuando tomo su ropa para acomodarla ordenadamente, cae su BlackBerry al piso y con el golpe se desbloquea. Veo un mensaje y el pelo se me eriza. "Estoy encantada de haberte visto. Despreocúpate, serás un muy buen padre". Me doy cuenta de inmediato que ese mensaje es de Elena. Así que ahí es donde ha estado hasta la una y media de la madrugada... bebiendo con ella!!!
Me siento traicionada, humillada... Las lágrimas no paran de correr por mis mejillas. Sé que nuestra vida va a ser siempre así... dos pasos adelante y tres para atrás... y aún sabiéndolo decidí enfrentarla... ¿pero lograré reponerme de este revés... de esta traición...? Con su BlackBerry en mis manos decido pegar una recorrida por él pero gracias a Dios no encuentro más nada, salvo uno cuyo asunto es Jack Hyde. Cuando lo leo me entero que Jack estuvo actuando con una mujer que lo acompañaba en todas sus patrañas.
Como ya son las dos de la mañana, dejo su BlackBerry encima de su mesa de luz y decido irme a dormir al cuarto de juegos y cierro la puerta con llave por dentro. Será la forma de castigarlo. Estoy segura que allí no me irá a buscar. Antes de devolverle su celular, me reenvío el mensaje de Elena al mío, así que previo a conciliar el sueño le envío el siguiente mensaje: "Deseas que nos reunamos con Elena cuando hablemos sobre este mensaje?... así no tendrás que correr a buscarla después. Tu esposa" y se lo envío. Luego pongo mi celular en silencio.
A la mañana escucho que Christian está a los gritos llamándome por toda la casa. Me quedo helada pero no le contesto.
Cuando siento silencio detrás de la puerta, me envuelvo con la frazada y salgo de allí. Todos están reunidos en el salón oyendo las instrucciones de Christian. Cuando me ven pasar se quedan todos boquiabiertos. Sigo para mi dormitorio rumbo al baño y le digo a Sawyer que en veinte minutos salimos para mi trabajo. Christian me habla pero no lo escucho, lo ignoro. Christian se deshace en explicaciones relacionadas con Elena, pero ya no me interesa escucharlo... el momento de la explicación ha pasado. Discutimos muy fuerte. Hago un esfuerzo enorme para demostrar desinterés. Christian avanza un paso hacia mí y yo levanto mis dos manos retrocediendo y lo amenazo con gritar si me toca. Me jura que no volverá a ver a Elena... no le creo. Termino de vestirme y me voy corriendo al trabajo sin decirle adiós a Christian, que todavía está en la ducha cuando salimos.
Cuando salgo a las cinco de la tarde, vamos con Sawyer a ver a mi padre. Cuando arribo a mi departamento, Christian no ha llegado y ha dejado dicho que continuará trabajando hasta tarde.
Como a las nueve de la noche aún no ha vuelto, lo llamo y me confirma que aún está en su oficina trabajando. Colgamos. A las once me voy a mi antigua habitación y acurrucada bajo la colcha doy rienda suelta a todo el llanto que tenía retenido.
A las siete y media de la mañana, cuando despierto, lo primero que pienso es en dónde está Christian. Lo único que veo es su corbata gris que no estaba ahí a la noche cuando me acosté. La señora Jones me informa que ha venido a dormir pero que se ha levantado muy temprano y que ya se ha ido al trabajo.
Cuando llego al trabajo mi corazón estalla de alegría... tengo un mail de Christian en mi PC, pero es para avisarme que ese día viajará a Portland. Se me llenan los ojos de lágrimas.
Después de comer un sándwich, mi BlackBerry me sobresalta cuando suena. Es Mía y no tengo ninguna gana de hablar con ella, pero no puedo dejar de atenderla. ¡Mía! le digo alegremente. ¡Hola Ana! ¡Cuánto hacía que no hablábamos! Se me eriza el vello de todo el cuerpo cuando escucho esa voz. Siento que el mundo se ha detenido. Es la voz de Jack Hyde
 
 

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