LUPUS - EL GRAN SIMULADOR

  

 

Se le llama el gran simulador porque parece siempre lo que no es. Confunde y engaña, sobre todo en el cuerpo de las mujeres.

El día empieza con decaimiento, fatiga, fiebre y algunos dolores articulares... parecen los síntomas de una gripe fuerte. Como a la semana comienza la falta de apetito. Se empieza a caer el pelo y a veces aparece alguna mancha en la cara. El clínico, frente a los síntomas planteados, deriva el pase al dermatólogo. El malestar general continúa y más o menos a los treinta días aparece la anemia. Pueden aparecer úlceras en la boca o la retención de líquido, debido a fallas renales, provocar edemas en las piernas. 

Como se aprecia, los síntomas son diversos, que es justamente la característica del lupus. Además comparte síntomas con otros males y puede afectar cualquier órgano, confundiendo aún más. Es difícil encontrar a dos pacientes con la misma sintomatología.

Además de la inflamación de la piel, en los pómulos y dorso de la nariz, puede afectar también las articulaciones provocando dolor e inflamación, las células de la sangre disminuyendo los glóbulos rojos, blancos y plaquetas, afectar los músculos, riñones, corazón, sistema nervioso, pulmones, visión, aparato digestivo.

Dicha revolución orgánica se debe a que se trata de una enfermedad autoinmune. Lo que en realidad se enferma es el sistema de defensa de nuestro cuerpo, que está preparado para cuidarnos, pero que en un momento cualquiera se enferma, no nos reconoce y nos agrede, produciendo células y anticuerpos que enferman y atacan distintos órganos.

Aún se desconoce su origen pero se sabe que las causas que confluyen pueden ser ambientales, relacionadas con infecciones, químicos, radiaciones solares, causas genéticas o hereditarias y hormonales. Parece que las hormonas femeninas son más susceptibles, eso explicaría que se dé con mayor frecuencia en las mujeres entre 15 y 40 años, que es cuando las hormonas están en su plenitud. Las estadísticas hablan de 9 mujeres que lo padecen por cada hombre.

Debido a todo lo dicho, es de difícil y precoz diagnóstico. La especialidad más indicada para su tratamiento es la reumatología, pero también esta práctica médica tendrá dificultades para arribar a una conclusión, porque cada análisis les hará presuponer una enfermedad diferente a la que es efectivamente.

Podríamos decir que una muy alta presunción de padecer lupus, sería una combinación de elementos clínicos sugestivos + elementos de laboratorio indicando compromiso visceral + presencia de elementos de autoinmunidad.

Esta enfermedad tiene brotes y remisiones, pero es crónica. La evolución varía de acuerdo a los órganos que se encuentren comprometidos. Si afecta solamente la piel, es de buen pronóstico. Si afecta articulaciones y las membranas que protegen los órganos del tórax y abdomen, también tiene buena evolución, pero hay que actuar con mucha premura para frenar los autoanticuerpos que están dañando, si se trata de órganos importantes como riñones o sistema nervioso central, para evitar graves secuelas.  

Su tratamiento se basa en antiinflamatorios, incluídos corticoides, pero como se trata de una enfermedad tan genérica dentro del organismo que puede presentar síntomas tan diferentes, generalmente el manejo de la misma incluye un equipo médico de distintas especialidades.

Una recomendación muy importante es el uso de pantalla solar para proteger la piel de los rayos del sol, una dieta rica en calcio y pobre en sal.

Las buenas noticias son que ahora se conoce mejor dónde están los genes que causan mayor predisposición a esta enfermedad, se cuenta con herramientas clínicas para medir cuánta inflamación tiene el paciente y cómo varía de acuerdo al tratamiento. Se demostró la seguridad y eficacia de los tratamientos biológicos, que ahora son mucho más específicos y se metabolizan naturalmente. Esta droga se llama belimumab y ya está en la República Argentina.