NOTA

TEN EN CUENTA QUE SI HACES CLICK EN ALGUNO DE LOS TITULOS DE NARRACIONES EN CURSO O NARRACIONES COMPLETAS, PODRAS VER TODOS LOS CAPITULOS JUNTOS DEL MISMO LIBRO, UNO A CONTINUACION DEL OTRO.

miércoles, 21 de junio de 2017

LOS PADECIENTES (ULTIMO CAPITULO) - Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices

Imagen relacionada


Pablo la contiene a Camila que llora abrazada a él. Un rato después se va de la casa. Cuando llega a la tranquera, tal como se lo imaginaba el taxi no estaba más, pero en cambio había un Peugeot 504 negro con un hombre de ojos claros sentado en su interior, que abriéndole la puerta lo invitó a subir… y Pablo subió, era el oficial Bermúdez. Pensó que entonces el que lo estuvo siguiendo todo ese tiempo fue él, pero el oficial de policía se encarga de decirle que no y que por el contrario lo que él estuvo haciendo fue cuidándolo de esa gente. Bermúdez le dice que abandone esa investigación porque es peligrosa, ignorando que Pablo ya se bajó de ella cuando entregó el informe policial a Paula. Una vez más le insiste en que no continúe con la investigación de la muerte de Roberto Vanussi, porque compromete a mucha gente importante que por alguna razón está interesada en que el caso se cierre. De a poco, le está contando a Pablo todo lo que él ya sabe y no hace más que confirmarlo. Pablo prefiere tranquilizarlo y le dice que el informe psicológico ya fue entregado y que para él el caso está terminado. Bermúdez, más tranquilo con la confesión, lo deja en la puerta de su casa. Cuando Pablo baja del auto, mira para ambos lados y el oficial, dándose cuenta y sonriendo, le dice: baje tranquilo amigo, ya no lo van a volver a molestar y el joven de pronto siente una profunda sensación de alivio.  Cuando ingresa a su departamento piensa que Helena lo debe estar buscando y también su amigo el gitano, pero de pronto viene a su memoria la imagen de Luciana. ¡Eso es lo que va a hacer! Se dará un baño y la llamará para invitarla a cenar. Le cocinará algo y luego se entregarán y disfrutarán hasta quedarse ambos dormidos. Cuando se acerca al teléfono, ve que tiene una llamada en el contestador. Es Alejandra… que le dice que sólo llamó porque tenía ganas de escucharlo… luego el silencio, hasta que un sonido le indica que la grabación se ha terminado. Al escuchar la voz de Alejandra se derrumba en su interior lo último que le quedaba de resistencia para no ser vencido por la angustia. Imagina el padecimiento de esos tres chicos. Paula arrastrando el cadáver de su padre, Camila temblorosa con el cuchillo en su mano y Javier acurrucado en un rincón del piso. Intenta resistirse, debatiéndose entre la esperanza de Luciana y la condena de Alejandra, pero finalmente se entrega porque sus fuerzas ya lo han abandonado. Doblando las piernas cae de rodillas y sosteniendo aún el teléfono en la mano, se larga a llorar, con un llanto que viene de muy lejos y que ya no tiene ni fuerza ni voluntad de controlar. Por fin está llorando… y ¿porqué no? Si finalmente él también es un padeciente más.

                                     FIN DE LA NOVELA


LOS PADECIENTES (PARTE X) - Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices

  Resultado de imagen para LOS PADECIENTES
 
Las piezas comenzaron a encajar en mí cuando vi el retrato de tu madre. Javier me había dicho que ustedes dos no se diferenciaban en nada, que eran iguales, porque en realidad el que no las diferenciaba era él. Yo también estaba confundido al principio y creía que la firma en los cuadros, VP, era Victoria Peña, tu madre, pero quien pintó esos cuadros quería que la verdad saliera a la luz y esa no era tu madre, que trataba siempre de ocultar la verdad. Hoy, cuando empecé a armar el rompecabezas, comprendí que VP era Vanussi Paula. Vos sos la autora de las pinturas y la mujer violada y golpeada por tu padre. ¿no es así? Paula largó un llanto desgarrador y se abrazó a él para que la contuviera. Finalmente se animó a contarle algo que ni siquiera José, el gitano, su analista, lo sabía. Todo empezó al cumplir 14 años. Ese fue el regalo de mi padre, a la noche cuando llegó borracho y entró a mi habitación Hacerlo se tornó una costumbre. Al caer la noche yo comenzaba a temblar temiendo que ingresara a mi cuarto. Mi madre creo que había decidido que a la única que podía proteger era a Camila, recién nacida. Se encerraba en la habitación con ella y no decía nada. A veces también con Javier, pero no siempre. Él también fue violado alguna vez al igual que yo, hasta que me ofrecí para protegerlo y lo pagué con mi cuerpo. Hijos de puta los dos, Roberto y Victoria, porque la madre lo sabía y no hizo nada por salvar a sus hijos. Camila había conseguido escapar del infierno que les tocó vivir a sus hermanos. Pablo insiste en conocer la verdad.  Cree en la versión de Javier, pero tiene sus dudas respecto a que ese cuchillazo haya terminado con la vida de su padre. Yo creo, le dice a Paula, que en esa oportunidad sólo lo lastimó. Él, al salir ileso, lo comenzó a castigar, hasta que te interpusiste entre ellos y en ese momento le ofreciste tu cuerpo con la condición que no golpeara nunca más a Javier. Javier seguramente creyó que lo había matado, por eso, cuando meses más tarde escuchó que había aparecido el cadáver de su padre en una zanja, se volvió a descompensar. A él le pareció escuchar a sus dos hermanas que decían que su padre había vuelto (en lugar de muerto). Si su padre volvía, con él volvía el horror. Por eso, dentro de su locura, se desdobló y representó los dos papeles, el suyo y el de su padre, se flageló con el cinto él mismo como si hubiera sido su padre el que le estaba pegando y se cortó las venas creyendo que estaba matando a su padre…. en ese momento escribió la nota: SE TERMINO. LO MATE. Pero Pablo necesita cerrar la historia. Saber con certeza quién mató a Roberto Vanussi. Le pregunta a Paula si ella también había sido paciente del Dr.Rasseri. Ella le dice que sí, porque desde chica había sido epiléptica y tenía algunas ausencias. Desde entonces estaba medicada. Cuando Pablo decide decirle esto a Paula, lo embarga la angustia, pero tiene que terminar lo que empezó y la encara: Paula, el trabajo lo terminaste vos, no? Envolver el cadáver, llevarlo a la ruta, tirar el cuerpo, borrar las huellas… Paula asiente…. pero por un momento vuelve a la mente de Pablo algo que la joven había dicho en una oportunidad: matar no es fácil… ¿y ella cómo lo sabe? ¿o acaso lo mató ella? Entonces la mira y le hace una última pregunta: ¿a tu padre no lo mató Javier, no? Y muy apagadamente le contesta que no. Y agrega: Esta es la verdad que tenías que saber. ¿Y ahora qué vas a hacer? Pablo mirándola se da cuenta que hay una sola cosa que puede hacer. Pone el sobre con el informe sobre la mesa y acariciándole la cabeza se despide de ella. Ella se queda llorando. Cuando sale de ahí siente que ya todo está concluido. Pero esperando el taxi recuerda la frase que pronunció Paula cuando le reveló la verdad: Esta es la verdad que tenías que saber y entonces cuando subió al auto, le dijo: a Gral.Rodríguez.  Los dos jóvenes, Javier y Paula, ya le habían contado su parte de la verdad, pero él seguía insistiendo que estaba faltando algo. Paula le había dicho que Camila sabía toda la verdad y que había estado presente en todo momento, Pues entonces debía hablar con Camila para ver si de ella obtenía esa parte que le estaba faltando para cerrar la historia. Cuando llega a G.Rodriguez lo recibe Francisca y lo hace pasar. Camila lo saluda y a él lo sorprende verla sentada con las piernas muy juntas y las manos apoyadas sobre ellas, como el dibujo del cuadro. La encara directamente preguntándole qué quiso decir aquél día que dijo que Javier nunca pudo hacer nada, salvo aquella noche. ¿Me contás qué pasó esa noche? Camila aceptó, pero mencionó que previamente quería contarle algo. Comenzó diciendo que a su papá le gustaba acostarse con su hermana y Javier también lo sabía. Los ojos se le llenan de lágrimas. Esa mañana me levanté temprano porque no había podido dormir. Cuando estaba desayunando en la cocina entró mi padre, se paró atrás mío y acariciándome el pelo me dijo que me estaba poniendo grande y que estaba linda. Yo me quedé paralizada hasta que se fue y salí corriendo a mi estudio. A la noche cenamos y le dijo a Francisca que se podía ir a su casa. Al rato oí los gritos de mi hermana rogándole que la terminara. Cuando me levanté a mirar no la estaba violando, le estaba pegando a Javier con el cinto. Ella finalmente lo calmó y él empezó a tocarla. Fue espantoso. Paula, que me había visto mirando todo lo que ocurría, con la mirada me pedía que me fuera, pero me quedé y ví todo, porque no quería imaginarme más nada, quería saber qué estaba pasando exactamente, porque sería eso lo que me esperaba a mí si nadie hacía algo para pararlo. Y en ese momento tomé la decisión. Cuando se terminó todo, Javier estaba tirado en el suelo acurrucado, Paula estaba dormida, Mi papá estaba en la cocina borracho tomando un vaso de whisky. Levanté el cuchillo del suelo y fui hacia donde él estaba. Cuando escuchó los pasos preguntó quién era… le dije que era yo y me acerqué. Sabía que no podía fallar porque si lo hacía me mataría. La profesora de biología nos había enseñado a identificar la arteria carótida en la muñeca… nos explicó que por allí pasa la sangre… también nos dijo que un corte allí haría desangrar a una persona en dos minutos, así que, debía ubicar el pulso con la mano izquierda y cortar al mismo tiempo con la derecha. Incliné la cabeza sobre la mano, ubiqué la arteria y corté. Fue más fácil de lo que pensaba. Casi no dijo nada. Me fui corriendo a los gritos llamando a Paula y le conté lo que había hecho. Salimos y lo encontramos tirado cerca de la tranquera. Volvimos a casa. Juntas levantamos y acostamos a Javier que continuaba tirado en el suelo. Paula me dio una pastilla para que pudiera descansar y me dijo que ella se ocuparía de todo. Al día siguiente cuando me levanté todo estaba en orden, sin rastros de lo que había pasado. Camila pone el arco en el atril y extendiendo sus brazos  abraza a Pablo fuertemente y se larga a llorar.

LOS PADECIENTES (PARTE IX) - Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices



Pablo regresa a su casa y va directo al baño a meterse bajo la ducha. Espera que el agua que le cae sobre el cuerpo lo ayude a liberarse de toda las tensiones pasadas ese día. Al salir del baño se encuentra con el gitano que, al tocar el timbre y no obtener respuesta, ha ingresado a su casa con su propia llave y, pizza en mano, se apronta a preparar la mesa para cenar juntos. Están en silencio. Es el gitano quien comienza a hablar diciéndole que se aleje de toda esa investigación. Pablo le pregunta si cree en la culpabilidad de Javier. Por toda respuesta, le pone la grabación de la última sesión que ha mantenido con Paula. Pablo queda mudo… es casi lo mismo que le he contado Camila… las noches son las mismas, los gritos son los mismos, pero en este caso la versión es de Paula. Ahora Pablo comprende porqué Victoria ponía la música tan fuerte y qué era lo que ocurría fuera mientras tanto. Cuando el gitano se está yendo, Pablo le pide que le deje la grabación hasta el día siguiente. Cuando se queda solo reúne la grabación, el sobre que le mandó Rasseri, el que Luciana le tiró por debajo de la puerta y se va a su cuarto pensando….. es verdad, no puedo perder más tiempo. Vuelve a escuchar la grabación de Paula, ve por segunda vez el video que le mandó Rasseri, del encuentro que tuvo él con Javier en la clínica y reconstruye mentalmente todas las conversaciones que mantuvo esos días… con el gitano, con Paula, con Francisca, Camila, Javier, Rasseri, Bermudez… Sabe claramente que Javier tenía motivo acabado para matar a su padre. La humillación de que fue objeto, indiferencia y la falta de aceptación, casi lo empujó a su hijo a un camino del cual ya no podría volver. Una jugada fatal que lo encaminó directamente a la locura. Surge también el recuerdo de Javier diciéndole: los gritos siniestros lastimaban mis oídos… A Pablo le consta que Javier pudo haber matado a su padre y a eso le suma el día que Camila le contó que su hermano nunca pudo hacer nada por ella, salvo esa noche. A qué noche se refería Camila? Y qué había hecho Javier? Pero… finalmente no hay pruebas de nada y ante la duda, él decide apoyar su defensa psicológica. Lo único que dirá es que no es penalmente imputable y solicitará al juez que le permita continuar internado en la clínica ferro hasta que esté en condiciones de salir de allí y volver a su casa… si es que ese día llega alguna vez. Pablo ha tomado por fin la decisión de hacer el informe que le pidió Paula, por lo que en ese mismo momento la llama y le dice que al día siguiente irá a entregárselo. Antes de acostarse decide tomarse una pastilla para lograr descansar bien las pocas horas que duerma, pero antes de quedarse dormido decide abrir el sobre de Luciana, creyendo que va a encontrarse con palabras eróticas y de amor. Sin embargo lo que lee lo deja atónito. Son anotaciones de una historia clínica… Mirethol 200 mgs, alcorex 4 mgs epafenol 3000 y….. y se queda dormido. Mientras Pablo duerme, el abogado Miguez, ya en conocimiento que al día siguiente van a tener el informe psicológico tan esperado, hace una llamada y avisa que ya está todo arreglado. Tras la amenaza, le agradecen haber solucionado el problema y le confirman la entrega del resto del dinero cuando se cierre el caso. Pablo tiene una pesadilla que lo saca de un salto de la cama. Su corazón late aceleradamente y está mojado en transpiración. Va al baño y se mete bajo la ducha. Cuando sale enciende su PC y comienza a redactar el informe dejando acabada constancia que Javier debe ser considerado demente, en el sentido jurídico de la palabra, recomendando su permanencia en la clínica donde se encuentra. Lo pone en un sobre y se marcha a la casa de Paula a llevárselo. En el taxi recibe una llamada de Helena y también la tranquiliza diciéndole que no se preocupe más porque va camino a la casa de Paula para entregarle el informe. De golpe recuerda el sobre de Luciana con el contenido de las anotaciones de la historia clínica. Llama por teléfono a su amigo, el Dr.Carlos Dangelo y le consulta respecto a la combinación de los medicamentos que decía la nota. Por toda respuesta le dice que piensa que el paciente debe haber estado muy mal para que el psiquiatra le recomiende semejante combinación. Pablo quiere saber aún más… le pregunta si un paciente que está siendo medicado de esa forma durante un mes, estaría en condiciones de matar a una persona, envolver su cadáver, ponerlo en un auto, manejar, sacarlo del auto, tirarlo en una zanja y volver para borrar todas las huellas. El médico contesta categóricamente que no, por cuanto esa combinación produce falta de tonicidad muscular y obnubila la psiquis de tal forma que se torna imposible realizar todos esos actos. Cuando el joven llega a la casa de Paula su ánimo ya era otro. Mientras ella prepara café, él advierte una foto de la madre de Paula que le hace ruido y no sabe porqué. Recorre los otros 3 cuadros que hay en la casa, que junto con el que está en la casa de Gral.Rodríguez han sido pintados por su madre. Advierte que todos ellos encierran algo que todavía no se da cuenta qué es. Cuando ingresa Paula con los cafés, la encara directamente diciéndole que deben hablar, pero que en este caso debe jurarle que le va a decir toda la verdad…. Paula acepta. Él comienza pidiéndole que recuerde la fuerte crisis que tuvo Javier un poco antes de la desaparición de su padre, a raíz de la cual tuvo que ser fuertemente medicado hasta la fecha. La joven asiente como dando por recordado el hecho. A partir de eso, le cuenta del llamado telefónico a su médico amigo y el resultado de ese llamado, del que se desprende que Javier jamás pudo haber hecho eso, por lo menos solo. Paula lo mira sin emitir palabra. La interroga preguntándole porqué culparon todos a Javier en lugar de apuntar a algún otro individuo mezclado en los negocios oscuros de su padre. Le pide que le cuente. Él necesita saber la verdad porque sospecha de todos, aún de Helena, su asistente y de su amigo el gitano. Para él ahora todos son sospechosos empeñados en que él abandone la investigación. Paula le responde que aunque quisiera contarle no encuentra las palabras, que desea hacerlo pero que por favor la ayude. Él joven decide comenzar hablando del cuadro de Victoria, la madre. ¿Porqué Javier le dijo en aquél momento que Victoria y Paula eran como dos gotas de agua si en verdad eran completamente diferentes? A medida que va avanzando en su exposición, se va dando cuenta que su sueño estuvo relacionado con los 3 cuadros que había en la casa de Paula y el cuarto que esta en la de Gral.Rodríguez y así se lo hace saber, diciéndole que debe haber soñado eso porque inconscientemente percibe una verdad en esos cuadros que se le hace muy difícil descifrar, pero que existe. Va enumerando lo que ha observado en cada uno de ellos y le da su interpretación de cada cosa. También recuerda, aunque se lo calla, que Paula decía en la grabación que a veces miraba por la ventana de su cuarto para espiar qué estaba pasando. Continúa explicándole que la mujer del cuadro que tiene las piernas juntas y las manos encima de ella, significan necesidad de protección en su zona genital. Paula se larga a llorar. Él está tratando de explicarle que quien pintó esos cuadros está diciendo a gritos que están abusando de ella y que vive una tortura. Se da cuenta que la verdad está a punto de salir a la luz y continúa. Hay cosas que dice Javier que son ciertas. Él oía que tu papá gritaba e insultaba a una persona y hasta le pegaba, pero como no veía lo que estaba pasando, se tapaba la cabeza para acallar los gritos. Hasta ahí todo era real, no producto de su enfermedad mental, pero de pronto se dá cuenta que además de pegarle, insultarla y maltratarla, está teniendo sexo con ella, la está violando y eso Javier no puede procesarlo. Como quiere que ella se calle, va a la cocina y toma un cuchillo para callarla, pero cuando ingresa al cuarto, lo ve violando y golpeando a una mujer que cree que es su madre, entonces decide matarlo a él porque no soporta más los gritos. Y en ese momento escucha en su mente BASTA… y lo acuchilla.  Pero ese BASTA no provenía de él, sino de Camila, que parada en la puerta había estado mirando todo.



LOS PADECIENTES (PARTE VIII) - Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices

LOS PADECIENTES (PARTE VIII)


 

Camila continúa con Pablo en su casa de Gral.Rodríguez. Empieza a hablar. Tiene la mirada perdida y está de espaldas a él. Mi madre amaba a mi padre y quería que yo también lo hiciera. Ella lo intentaba siempre hablándome bien de él pero yo me daba cuenta que lo que me decía no era cierto. En realidad lo que me contaba era la historia de un padre ideal, el que a ella le hubiera gustado que yo tuviera. Me contó que ella se había enamorado de un hombre bueno y cariñoso y para quien su familia era muy importante. Es decir, mi mamá me quería convencer de que todo era como en un cuento de hadas. Mientras mi madre vivió, mi padre guardó un poco la compostura, aunque igual algunas noches salía. Yo no entendía bien qué estaba ocurriendo, porque cuando pasaba eso, ella venía a mi cuarto, ponía la música muy fuerte, tiraba un mantel en el suelo a modo de picnic y comíamos y jugábamos allí sin salir de la habitación. Pero yo no era feliz porque me daba cuenta que todo eso era falso y que la música que ella ponía para endulzar nuestros oídos, en verdad la ponía para tapar otros ruidos que mi mamá evitaba que yo escuchara. Cuando Pablo le pregunta si sus hermanos estaban también en el cuarto, Camila calla y dice que no lo sabe. Pablo le hace ver que sí lo sabe, pero que intenta no recordarlo. Por toda respuesta la niña lanza un grito como si fuera de dolor y estalla en llanto de forma desesperada. Pablo la alienta para que continúe llorando… era hora de que lo hiciera. Mientras tanto el subcomisario Bermúdez se entera que Pablo está con Camila en su casa y furioso da las instrucciones para que lo vigilen hasta que abandone el lugar. Busca entre sus papeles, encuentra el número de teléfono que buscaba y marca mientras maldice por lo que acaban de contarle. Camila pasa largo tiempo llorando y le va contando a Pablo que esas noches eran interminables. Yo no sabía qué estaba pasando afuera pero sabía que era algo malo, que mamá trataba de ocultarme. Camila descargó todo el dolor contenido durante tanto tiempo. Pablo insistió con la pregunta anterior, para saber si los hermanos estaban con ella o no. Con los ojos llenos de lágrimas le describió a Javier bamboleándose dentro de la habitación, con la mirada perdida y sin decir nada. En un estado que también le daba miedo. Paula no estaba, no recuerda. A veces el olvido es el intento por no traer a la realidad situaciones muy dolorosas, que generalmente están asociadas a vivencias traumáticas infantiles que mucho tienen que ver con la sexualidad. Existe un mecanismo para ayudar a los niños a exteriorizar esos traumas, que es a través del juego. En el caso de camila es evidente que su mecanismo de defensa ha sido la música. Hay situaciones particulares en las que las cosas familiares se tornan amenazantes, como que debemos empezar a cuidarnos de aquellos que deben velar por nuestra seguridad, porque se han tornado peligrosas. En este momento a Pablo ya no le quedan dudas de que Roberto Vanussi ha sometido a sus tres hijos. Camila continúa diciendo que en aquél momento sabía que su padre hacía muchas cosas malas, como pegarle a su familia, sobre todo a Paula y Javier. De golpe su mirada se pone seria y con firmeza añade: a mí no me tocó nunca ni iba a permitir que lo hiciera. Pablo le dice entonces que su mamá había hecho todo lo que había estado a su alcance para cuidarla, pero se encuentra con una respuesta de camila que no esperaba: ¿vos creés? Son inútiles los artilugios que usa Pablo para lograr que camila continúe hablando, entonces decide probar con el juego. Cuando le pregunta a qué le gustaría jugar con él, ella elige jugar a la escondida. ¡Exacto!piensa Pablo, para sus adentros, era en lo que estaba pensando. Pablo cuenta hasta 100. El lugar elegido por camila para dar piedra libre es una pared del alero, fuera de la casa. Se toma un tiempo y empieza a buscarla. Se dio cuenta que camila está dentro de la casa y que seguramente lo está mirando, pero él aprovecha para recorrer un poco la propiedad. Más o menos a 30 mts de la casa principal está la casa de Francisca. Un poco más allá, hay una construcción y Pablo se aproxima al lugar. Vé que supera en lujo a la casa de los caseros pero parecería deshabitada. Camina un poco más y se aproxima a la parrila y al horno de barro. Regresa hacia la casa y camila ríe al ver por donde la está buscando Pablo. Lo ve acercándose a la entrada y sale corriendo a esconderse, hasta que ocurre algo que la paraliza: el ruido que hace la puerta al abrirse. Ese sonido horroroso que escuchó tantas veces y que hacía que fuera corriendo a refugiarse en la cama o en el estudio. Camila siente pánico y no quiere jugar más. Pero está muda, no le salen las palabras. Su corazón le sale por la boca. Piensa que eso no es un juego y vuelve a salir corriendo hasta que de golpe escucha una voz que la paraliza: Camila, estoy cerca y te voy a encontrar. Siente algo caliente entre sus piernas. Se mira asustada y se da cuenta que se hizo pis. Pablo vuelve a gritar en un tono risueño, camila, estoy cerca y te voy a encontrar. Mueve a propósito una silla para que camila se dé cuenta de donde él se encuentra y cuando él bromea diciendo que ya está cerca, muy cerca, la pequeña hunde su cara en un almohadón y lanza un grito desgarrador. Ella sabe que la voz, tarde o temprano va a encontrarla y ella está sola, no puede contar con nadie. Francisca está en el quincho, su marido durmiendo la borrachera, Paula en su departamento de bs.as. y Javier nunca la pudo ayudar, excepto aquella noche. Pablo no la encuentra donde él pensaba que estaba pero de pronto es como que entiende todo lo que pasa por la psiquis de la pequeña y siente la misma angustia que está sintiendo la niña de vivir en ese infierno. Sale corriendo a buscarla a la habitación del pánico, donde la cobijaba su madre, gritando, Camila, ya voy y cuando ella lo oye piensa… ya todo terminó. El juego ha llevado a la niña de regreso a la niñez. Pablo abre lentamente la puerta e ingresa. Cuando ve el charco amarillo se da cuenta de lo que está pasando. La llama y se identifica, le dice que es Pablo y que no debe temer, que está allí para ayudarla. Desde dentro del placar se oye un gemido ahogado. Le repite que es Pablo y que no se asuste porque va a abrir la puerta del placard. Lanza un grito que el almohadón no puede contener y la encuentra debajo del último estante, hecha un ovillo contra la pared del fondo. Sabe que su forma de ayudarla no es extendiendo el brazo para que salga. Se sienta en el suelo a un metro de ella y la mira. Sólo le importa ayudar a Camila. Pablo le habla con tranquilidad, suavemente, con ternura. Pablo la anima diciéndole que está a salvo. Ella teme abrir los ojos y encontrarse con la voz que tanto teme y cuando lo hace y ve a Pablo se lanza a llorar pero esta vez de alegría. Pablo no la puede ayudar a salir, Camila tiene que hacerlo sola. Pablo sabe que camila no está recordando, está reviviendo su infancia y además se da cuenta que ella condensó en su persona dos imágenes: él es el padre y también la madre. Y ella no sabe si al salir será recibida por la protección que le daba su mamá o por el sadismo de su papá. Desde ese lugar entonces Pablo le dice que él es su analista y que está allí para ayudarla pero que si quiere se puede ir. Pablo, sentado en el suelo, le abre los brazos y la pequeña sale corriendo del escondite y se abraza a él con todas sus fuerzas y llorando desconsoladamente. Una hora más tarde la llama a Paula y le pide que vaya urgente a Gral.Rodríguez porque Camila la necesita. Le dice que le explicará a su llegada todo lo ocurrido, que ahora está durmiendo pero que cuando despierte quiere que esté ella a su lado para bañarla y cambiarla, porque él no tiene la menor intención de tocarla. Cuando corta, camila está descansando. Parece en paz.


LOS PADECIENTES (PARTE VII) - Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices

  
LA VERDAD (CUARTA PARTE) 


 
Pablo le abre la puerta del departamento a Luciana que se ha llegado hasta allí para entregarle el sobre que le envía el Dr.Rasseri. Ingresa, abre su cartera, saca el sobre y se lo entrega a Pablo. Cuando cierra la puerta tras de sí, Luciana le acaricia el pelo y le da un beso interminable. Los dos habían estado esperando ese momento. Pablo deja caer el sobre y la abraza. Cuando le baja el cierre del vestido, éste cae y lo hace sobre el sobre que estaba en el suelo. El departamento retumba con el grito de Luciana. Después se hace silencio. Cuando Pablo despierta, Luciana ya no está a su lado, se ha ido a trabajar. Él hace lo propio y se va al consultorio. Helena no tarda en encararlo directamente para insistirle que se aleje de Paula Vanussi y de la investigación que está haciendo. Le entrega un sobre negro que le han dejado al portero. Al abrirlo siente que su corazón le sale por la boca. Dentro hay cinco fotos tomadas desde lejos con teleobjetivo. Una lo muestra a él ingresando a la clínica ferro, otra es de Helena en la puerta del consultorio, la tercera muestra a Fernando en su auto, la otra es una foto del gitano en un bar y la última, que es la que más lo golpea, es de Alejandra sentada en el suelo a la orilla de un río. Todas las fotos están tachadas en su totalidad con una cruz roja. Dentro del sobre también hay un papel que dice ¿quiere seguir? Ese sobre, lo único que logra es confirmarle que Javier Vanussi no es el autor del crimen. Guarda todo y se dirige a la puerta, El remise para ir a Gral.rodriguez a ver a camila seguramente ya lo está esperando. Mientras viaja en el auto no puede borrar de su mente las fotos que acaba de ver y piensa que no tiene derecho a poner en peligro a toda esa gente que él quiere. Sabe que su respuesta es sólo una, llegar a la verdad, sólo eso, llegar a la verdad y descubrir al verdadero culpable. Cuando llega a la casa de camila, se abre la puerta y lo recibe francisca. Mientras está en el salón esperando a camila, busca el cuadro que llamó su atención la primera vez que estuvo ahí y en el ángulo inferior derecho ve la firma del autor… V.P. Todos los cuadros tienen algo que lo atrapan pero no lo llega a percibir. Francisca le dice que Camila lo está esperando y se dirige a su cuarto de estudios. Se muestra embelesado por la forma de hablar de la jovencita de solo 13 años. Mientras no deja de hacer sonar su violín lo mira con una sonrisa juguetona. Camila le dice a Pablo que el secreto del violín no está en él mismo, sino en el arco y agita el arco en el aire. El violín cuesta treinta mil dólares y este arco cuesta quince mil… Pablo se muestra sorprendido al ver que no existe relación entre una cosa y la otra. Y ella le vuelve a insistir… el secreto está en el arco. Por un rato en el cuarto el único sonido que se oye es la música de camila. Camila le cuenta que en la música no se puede lograr nada sin esfuerzo, aunque a veces tampoco alcanza y le dice que hace un año que lo está estudiando. Le ha llevado un año de sacrificio. Cuando lo vuelve a mirar agrega: tuve que acostumbrarme a muchas cosas que no me gustaron en mi vida. Pablo siente que la niña ha dado un paso gigante y es un momento que no puede desperdiciar. Y así Pablo le pide que le explique a qué se refiere con lo que ha dicho. Camila comienza diciendo que no ha sido fácil para ella vivir en esa familia, sin madre, con un hermano desequilibrado y un padre del cual prefiere no hablar. Del estuche del violín saca la foto de su madre y se la muestra. Pablo la observa y hay algo que llama su atención pero no se da cuenta de qué es. La niña añade que le llama la atención que siendo músico cada día se olvida más de la voz de su madre y eso la desespera. Le cuenta que su madre amaba el arte, que pintaba muy bien y que escuchaba música todo el tiempo. Mientras esto ocurría con Camila en su casa de Gral.Rodríguez, en el consultorio del gitano, Paula suspiraba recostada en el diván de su analista, que decide no interrumpirla porque lo que le está diciendo la joven, es muy fuerte. Comienza narrándole que durante años había escuchado los autos que entraban y salían de su casa por las noches sin importarles ser vistos ni tratar de ocultarse de nadie. Actuaban impunemente porque sabían que no les harían nada, porque entre ellos había gente muy importante: diputados, jueces y toda esa gente que uno solía ver por televisión dando cátedras de moral. Ellos venían con chicas, muchas de ellas menores de edad y las veía cómo se tambaleaban y cómo las manoseaban y después iban a la casa que estaba en el fondo y ponían la música muy fuerte para acallar las voces y/o los gritos. Esto ocurrió durante años. Cierta vez no lo toleré más y me animé a hacer una denuncia anónima… y nadie vino a constatar. Pero esa noche mi padre me llamó a su cuarto y cuando llegué, se sacó el cinto y me mató a golpes. Esa fue la peor golpiza que recibí de él. Mis gritos despertaron a mis hermanos. Javier vino al cuarto y cuando intentó defenderme mi padre descargó toda su furia sobre él. Entonces, viendo cómo lo estaba lastimando a mi hermano, le pedí perdón y le prometí que jamás volvería a interferir en sus cosas y haría de cuenta que no me enteraba de nada. A partir de entonces, me ponía tapones en los oídos y me tomaba una pastilla para dormirme inmediatamente. Y qué pasó esa noche con Camila que también se había despertado? Camila se quedó parada en la puerta del dormitorio, observando todo sin decir nada, pero entendí lo que su mirada me estaba diciendo: Basta. Mientras tanto, en la clínica, Luciana decide abrir el armario donde guardan las historias clínicas. Se da cuenta de que está cometiendo una barbaridad pero aún así decide seguir adelante. Toma la historia de Javier, fotocopia todo lo que guarda en su interior, vuelve a dejar todo en su lugar y guarda el sobre con las fotocopias en su interior, dentro de su cartera.


martes, 20 de junio de 2017

LOS PADECIENTES (PARTE VI) - Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices

LA BUSQUEDA (TERCERA PARTE)
 
 
A las 11 de la mañana está entrando en la clínica. En la esquina hay un Peugeot 504 negro viejo con un hombre dentro; lo mira pero lo desestima. Luciana, la recepcionista de la clínica, lo acompaña hasta la habitación de Javier, donde lo recibe Paula, su hermana, que ya está dentro. El Dr.Rasseri no está en el lugar. Paula los presenta y los deja solos, aunque Pablo sabe que no está solo… la habitación está llena de cámaras y micrófonos. Javier le dice que es consciente del crimen que cometió y que sabe que él está allí para ayudarlo. Añade que amaba a su padre, pero que ese amor no era recíproco; se hace cargo de todo, confirmando que ha sido él quien ha acabado con su vida.  Pablo le pregunta por su madre y Javier le cuenta que era hermosa, igual a su hermana Paula. Muy dulce, amante del arte y con gran talento para la pintura. Pablo quiere saber porqué cometió ese crimen y por toda respuesta le contesta que era la única manera de silenciar los gritos. Cuando Pablo le pregunta de qué gritos le está hablando, Javier parece no oírlo y continúa contándole que en dos oportunidades se quiso suicidar. Después se dio cuenta que su muerte no era importante, porque no podía cambiar nada, en cambio la muerte de su padre podía cambiar todo porque él era el que generaba cosas. Le pide que le narre lo que recuerde del día que mató a su padre y el joven comienza diciendo que ese día se había enterado por una conversación de sus hermanas, que su padre había vuelto y sintió miedo. Sabía que a su regreso todo volvía a comenzar. Y esa vez no fue diferente… los mismos ruidos, los mismos gritos espantosos. Ponía la música muy fuerte para acallar todo eso. Siempre peleaba con una mujer, le pegaba y la insultaba. Se dio cuenta que la voz era de su madre y supo lo que tenía que hacer. Tomó una cuchilla de la cocina; cuando entró al cuarto su madre estaba desnuda sobre la cama… cuando su padre lo vio, se sacó el cinto y comenzó a pegarle, hasta que se cansó y se acostó. Él permanecía acurrucado sin lamentarse por los golpes. Cuando levantó la vista vio que la madre ya no estaba en el cuarto. Esperó que su padre se durmiera y cuando lo hizo se acercó y lo mató. Estaba feliz porque a mi alrededor ya todo era silencio… no había más gritos y no me volverían a molestar más. Entonces tomé una hoja y escribí… Se terminó… lo maté… Luego me acosté a su lado abrazándolo y junto a él me quedé dormido. Pablo permanece esperando para ver si el paciente va a seguir hablando pero en pocos minutos se da cuenta que se ha quedado dormido, abrazado a la almohada como si fuera su padre. Cuando sale de la habitación lo está esperando el Dr.Rasseri, que ha sido el único que ha presenciado la conversación y lo felicita por la forma en que se manejó. También le confiesa que le ha contado cosas que ni siquiera él, que lo atiende desde tantos años atrás, sabía. Agrega también que ha borrado del disco rígido toda la grabación para no violar la privacidad de Javier ni invadir un secreto tan profundo de su vida. Pablo admira a ese hombre y lo colma una ola de respeto hacia él. Por último el Dr.Rasseri le pregunta si después de haber escuchado con lujo de detalles el relato de Javier, aún sigue pensando que tal vez él no sea el asesino y Pablo le contesta que aún no lo sabe porque, aunque no tiene dudas que Javier le ha contado toda la verdad, no sabe si esa verdad es real o si se trata de algo que ocurrió sólo en su mente. Cuando se va, el Peugeot negro continúa allí, por lo que decide irse para el otro lado y tomar el subte. Se dirige a la casa de Paula. En el living le llama la atención un cuadro que pinta una escena campestre de trazos muy similares al cuadro que vio en la casa de Camila. Se acerca a mirar la firma y son sólo dos iniciales V.P. Pablo recuerda que Camila le había dicho que su madre era una excelente pintora, por lo que deduce que esos cuadros fueron hechos por ella: Victoria Peña. Paula le muestra dos cuadros más. Uno de ellos está en el play-room y es en blanco y negro con juego de sombras. El otro cuadro está en el dormitorio de Paula y es totalmente rojo. Es un cuadro impactante y realizado con gran habilidad. Todas las pinturas en conjunto tienen en común que hay que mirarlas con mucho detenimiento para distinguir las figuras que han sido plasmadas de manera no demasiado convencional. Por un momento quedan en silencio; éste es interrumpido por Paula diciéndole que ella le debe una explicación, porque cuando le preguntó dónde estaba el día que mataron al padre ella le dijo que no se lo podía decir. Ahora desea que sepa que haberle respondido esa pregunta hubiera significado reconocer saber en qué momento exacto lo mataron a su padre y ella no tenía nada que ver con el crimen, por lo tanto no tenía respuesta para darle. Le responde que para él todos son sospechosos y le relata lo que le había pasado el día anterior, que lo estaban esperando dos hombres en la puerta de su casa para decirle que deje de investigar la muerte de Roberto Vanussi. De hecho hay muy poca gente que sabe que él se está ocupando de eso, de modo que hay alguien que avisó a no sabe quién para que lo fueran a apretar y piensa en Rasseri, el médico, en ella, alguien de la clínica Ferro donde se encuentra internado Javier, en el subcomisario Bermudez que tuvo a su cargo la investigación y con quien habló reiteradas veces y no desea sumar a esta lista a Helena, su asistente, Fernando, su esposo y al Gitano, su amigo. Paula va en busca de los dos cafés que había servido y a su regreso le dice que Camila le preguntó cuándo volvería Pablo a la casa. El hombre se compromete para ir a verla al día siguiente al mediodía. Luciana, la secretaria del Dr.Rasseti llama por teléfono a Pablo para decirle que tiene un sobre que le ha dejado el doctor, con instrucciones precisas de entregarlo sólo en mano. Mientras tanto Helena y el Gitano, profesor y más tarde analista de Paula, aceptan su complicidad por haberlo involucrado a Pablo en todo este tema, con la única intención de que llenara una carilla con datos y pusiera su firma, convenciendo al juez para que no enviara a Javier a una cárcel común, pero lo que menos se imaginaron que Pablo se iba a obsesionar con el tema de esta forma. Deciden darle participación a Fernando e intentar entre los tres sacar a Pablo de este asunto lo antes posible, antes que sea demasiado tarde.


LOS PADECIENTES (PARTE V) - Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices


LA DECISION (SEGUNDA PARTE) 
 
En el interior de la habitación hay una niña sentada  frente a un atril, con un violín. Es Camila, la hermana menor de Paula y Javier, que tiene 13 años. Camila usa un lenguaje tan perfecto que llama la atención para una niña de su edad y por supuesto no pasa desapercibido a Pablo. Paula le aclara que es muy madura para su edad, que es el orgullo de la familia y la única de los tres hermanos que ha hecho las cosas bien. Ante el pedido de la niña de que se retiren porque debe seguir estudiando, Pablo y Paula se alejan y regresan al salón. El joven le advierte que tiene muchas dudas de que Javier haya sido el asesino y agrega que a medida que se va interiorizando de la vida de Roberto Vanuzzi, nota que cada vez son más las personas que seguramente se alegraron con su muerte; hasta cree que también ella podría integrar esa lista, que sería también la de los posibles homicidas. Dos horas más tarde se despiden y Pablo se va, pensando en todos los datos que ya tiene para tomar definitivamente una decisión, sobre si aceptará o no ser perito de parte. Cuando va camino a la tranquera para abordar el remise que lo estaba esperando, se encuentra con Camila y se detienen a conversar. La niña le hace saber que lo conoce muy bien… sabe quién es e incluso el motivo por el cual Paula lo ha ido a buscar desde un principio. Por unos instantes queda pensativa. De pronto comienza a contarle a Pablo lo mucho que extraña a su madre, que ha muerto cuando ella tenía tan solo cuatro años. Pablo percibe la angustia que en ese momento embarga a Camila, mientras piensa en sus hipótesis respecto a lo importante que es el lugar de la madre en los trastornos esquizofrénicos. Le cuenta casi como en una confesión, que en el estuche de su violín tiene guardada una foto de su mamá y sin proponérselo unas lágrimas comienzan a mojarle el rostro. Compartía con ella el mundo del arte. Por un momento Pablo se ve transportado a su niñez, cuando Camila le dice que llora a solas porque al no estar su madre ya no tiene quien la contenga. Pablo recuerda a su padre y hace un paralelo con el dolor que siente la niña y el suyo propio. Habla de sus hermanos, del problema de Javier y la necesidad de Paula de ocuparse de él, de Francisca, con quien no se relacionaba demasiado bien y cuando le pregunta por su padre decide dar fin a la conversación. Se despiden; cuando Pablo se está yendo, Camila le pide que vuelva en otra oportunidad, porque quiere hacerle escuchar el nuevo concierto que está preparando. Es obvio que la niña se ha comenzado a abrir y necesita continuar haciéndolo, por eso le pide que no la abandone. Pablo le promete regresar, no sin antes solicitar la autorización de su hermana Paula. Mientras tanto en la clínica, el dr.Rasseri se muestra muy preocupado por la reacción de Javier cuando despierte. Le preocupa que el fiscal decida trasladarlo a una cárcel común hasta la finalización del juicio. Piensa en la historia de esta familia y no entiende cómo una mujer como Victoria Peña pudo casarse con un hombre como Roberto Vanussi. Se ocupó de sus hijos, los educó y los protegió lo más que pudo, hasta que las fuerzas la abandonaron y un cáncer puso fin a su vida en pocos meses. Pero antes de morir, le pidió al Dr.Rasseri que no abandonara nunca a sus hijos. Rasseri se sienta junto a Javier pues sabe que en cualquier momento puede despertar y quiere estar cerca suyo para contenerlo, si es necesario. Le toma la mano y siente que los dedos de Javier se cierran en torno a los suyos. El médico, silenciosamente, le da la bienvenida a este mundo. El Dr.Alberto Míguez, abogado de la familia Vanussi, realiza una llamada telefónica e informa que Paula le ha pedido cambiar los términos de la presentación y solicitar una prórroga al juzgado, porque el psicólogo que debe oficiar como perito de parte no está convencido de que el joven haya cometido el crimen y necesita tiempo para investigar. Quien está escuchando del otro lado, pone de manifiesto un enojo tal, que intimida sobremanera al Dr.Míguez, quien tiembla al punto que no puede sostener el teléfono. Luego, en tono calmo y relajado, le sugiere convencer a Paula para que deje todo como está. Le dice claramente que ejecute lo que acaba de escuchar o se verá obligado a elevar a sus superiores la conversación mantenida. Antes de cortar le hace repetir dos veces el nombre del psicólogo objeto del mal entendido. El abogado le dice claramente: Pablo Rouviot. A las seis de la tarde Pablo está en su oficina, con una lista enorme sobre su escritorio, de personas a quienes ha visto ese día y de otras a quienes ni siquiera conoce. Cuando entra Helena decide ponerla al tanto de todo lo que está ocurriendo. Su asistente lo disuade de proseguir, segura de que se está metiendo en algo muy serio y le pregunta para qué le había pedido el teléfono de su esposo Fernando. Pablo le aclara que se comunicó con él porque tenía muchos contactos y él necesitaba a alguien que le abriera la puerta de un despacho policial. Suena el teléfono. Es Paula que lo llama para confirmar que ya había arreglado la reunión que le había pedido con Verónica, la última amante de Roberto Vanussi y que lo pasaría a buscar a las 8 de la noche. Durante el encuentro que se prolonga por dos horas, la joven les cuenta cómo había sido su historia con Roberto. Habló de su enamoramiento y de las crueldades que había soportado por el amor que sentía por él, hasta el momento en que le pidió de forma obsesiva compartir la cama con otra mujer. Este hecho, sumado a otras cosas, hicieron que tomara la decisión de no viajar a París como lo tenían planeado. Dejaron de verse por unos días y ella decidió no contactarlo nunca más. No se volvieron a hablar y terminó enterándose de su muerte por los diarios. Fue citada por la policía como sospechosa pero todo acabó cuando se confirmó que había sido asesinado por su propio hijo. Cuando abandonan la casa de Verónica, Pablo acompaña a Paula hasta el auto y antes de partir le dice que quiere preguntarle dos cosas: la primera es si se opone a que charle en algunas oportunidades con Camila, porque le parece que lo está necesitando y a su manera se lo ha pedido. Paula le promete pensarlo. Y la segunda, saber dónde estaba el día que mataron a su padre. Paula le dice que esa pregunta no se la puede responder. Toma un taxi que lo deja en la esquina de su casa. Alguien se le acerca para pedirle fuego. De a poco, el hombre elegantemente vestido, comienza a relatarle pasajes reales de su vida. Pablo se da cuenta que sabe demasiadas cosas de él, hasta que le confiesa que quedó asombrado con la vista de los bosques que pudo apreciar desde el balcón y que le cautivó el cuadro con la foto de la ola que tiene en el living. Siente un estremecimiento pero intenta mostrarse sereno. Finalmente, tras las amenazas, le pide que siga con su vida, que no interfiera en la culpabilidad de Javier y que no se mezcle con cuestiones que no tienen nada que ver con su profesión. Le nombra a personajes familiares: su padre, Paula y hasta a Alejandra, haciendo hincapié en que se encuentra a mil km de distancia. Cuando sube al piso 18, entra a su departamento y está todo impecable. Han hecho un trabajo perfecto pues no han dejado ni un solo rastro. Ni siquiera se molesta en cerrar la puerta. ¿Para qué? Lo ocurrido lo ha dejado inmovilizado. Necesita ordenar sus ideas. Se baña. Cuando está terminando de vestirse el timbre de la puerta de arriba lo sobresalta, pero esta vez sabe que es el Gitano que ha llegado con una botella de vino, pues lo ha llamado para que se llegara a su casa lo antes posible y supone que les va a hacer falta. El Gitano conoce la casa a la perfección. Dispone todo lo necesario en una bandeja la lleva al living y se pone a mirar por la ventana. El Gitano insiste para que Pablo abandone lo que está haciendo. Pablo admite que tiene miedo pero siente que si lo hace no va a ser más él mismo, perdería el respeto por sí mismo. De pronto suena el teléfono. Es el Dr.Rasseri que le avisa que Javier ha despertado. Queda en pasar a verlo el día siguiente a las 11 de la mañana.


viernes, 16 de junio de 2017

LOS PADECIENTES (PARTE IV) Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices


EL LLAMADO (PRIMERA PARTE) 

 
 
Al cabo de un rato se encontró con su colega, el Gitano y le pidió que lo llevara en su auto a Gral.Rodríguez. Le explicó que iban a ver al subcomisario Bermúdez, a cuyo cargo había estado la investigación del asesinato. El subcomisario los estaba esperando, porque el mismísimo juez de la causa lo había llamado para pedirle que los recibiera. Subieron al auto y en un momento ambos se miraron y confesaron sentir miedo por lo que iban a encarar. Hacía ya una hora que estaban sentados esperando que el subcomisario se dignara a recibirlos. Era obvio que no lo quería hacer y que había accedido sólo por haberse visto forzado por un pedido desde arriba. Cuando los hicieron pasar, Pablo le pidió al Gitano que no se perdiera ningún detalle de lo que ocurriera allí dentro. Esa iba a ser su responsabilidad. Al ingresar lo saludaron amistosamente a Bermúdez pero éste ni siquiera se levantó del sillón. Luego de una charla general sobre crímenes y asesinatos, a través de la cual el subcomisario buscó intimidar sobre todo a Pablo, éste decidió atacar yendo directamente al tema que lo había llevado hasta allí, preguntándole qué le podía decir sobre el asesinato de Roberto Vanussi. Bermúdez le contó que el cuerpo había sido hallado por un chico un par de semanas atrás, en una laguna, al costado de la ruta, envuelto con una bolsa de arpillera, agregando que todo el cuadro demostraba la impericia del asesino. Presentaba muchos cortes hechos con una cuchilla de tipo doméstica, pero uno solo había tocado un punto vital que le había causado la muerte. Parecía haber sido arrastrado por una sola persona y habían encontrado también, al registrar la vivienda, restos imperceptibles de sangre de la víctima, en el trayecto de la casa hasta unos árboles cercanos. Se calculaba que la muerte había ocurrido hacía unos 40 0 50 días atrás. Como el occiso tenía un pasaje aéreo para volar a Francia y había sido visto el día anterior al viaje, establecieron la fecha del homicidio a partir de ese momento, ya que nunca tomó ese vuelo. Debido a que la investigación se llevó a cabo habiendo transcurrido tanto tiempo después de la muerte, a Pablo no le cerraba cómo habían llegado a la conclusión de que el asesinato había sido cometido por Javier, su hijo. Bermúdez le explicó que fue hallado el arma homicida, con sangre de la víctima y las huellas del asesino, añadiendo que cuando Javier se enteró que el cadáver había aparecido, tuvo un intento de suicidio y previamente dejó una nota confesando la comisión del asesinato. Al enterarse, Pablo no entiende cómo pudo desconocer un detalle tan importante y eso lo hace sentir un estúpido, pero antes de retirarse se anima a preguntarle al subcomisario Bermúdez si, más allá de la nota hallada, él creía que Javier había sido el asesino. El subcomisario lo mira y no dice una sola palabra pero Pablo, inmediatamente entiende cuál es la respuesta. Esa misma noche a las once y mientras está cenando en un bar junto al Gitano, Pablo llama al Dr.Rasseri y usando el tono más suave y persuasivo que encuentra, le dice que necesita hablar con Javier y le solicita que por favor lo saque del estado de coma inducido en el que se encuentra. Ante este pedido tan comprometedor y notando el grado de turbación que tiene el Dr.Rasseri, Pablo decide sincerarse, confesándole que tiene serias dudas de que haya sido Javier quien asesinó a su padre y que la única forma de averiguarlo es hablando con él. Desea saber la verdad sin importar a quien perjudique con ella. El Dr.Rasseri se compromete a evaluarlo y a darle la respuesta al día siguiente. Media hora más tarde un enfermero recibe la orden de suspender algunas de las drogas que se le estaban administrando. Pablo y el Gitano ya se bajaron 2 botellas de vino y siguen comentando lo ocurrido en la reunión con el subcomisario Bermúdez. De pronto, el Gitano seriamente le pregunta a Pablo si piensa que Javier es el asesino de su padre y Pablo, con su misma seriedad, le contesta categóricamente que no. Pablo no pasa una buena noche y a las siete de la mañana se levanta pensando que le parece atinado suspender un día más sus consultas. Sabe que todavía no está en condiciones de concentrarse en nada que no sea el caso Vanussi. Cuando llama a Helena para transmitirle su decisión, ésta se le ha adelantado y a riesgo de que se enojara le confiesa que ya lo hizo. Pablo le agradece el gesto correcto que ha tenido y le pide que extienda la suspensión de las consultas a toda la semana. Reconoce que el tema de Javier Vanussi lo mantendrá ocupado por unos días. Su asistente intenta convencerlo de que abandone el caso, pero sabe que cuando algo lo atrapa es inútil hacerle cambiar de opinión. Pablo toma un remise y decide viajar hasta la casa de los Vanussi. Cuando llega lo recibe Paula. La empleada Francisca deja sobre la mesa una bandeja y se retira. Paula lo idealiza y le parece extraña su presencia en la casa. Pablo todavía no le dio ninguna respuesta respecto a si va a aceptar o no presentarse como perito de parte en el juicio de su hermano. De pronto Paula le dice que, si no le molesta, le gustaría que se tutearan y Pablo acepta. Él comienza a hablar y le hace saber que el motivo de su visita, se debe a que le ha pedido al Dr.Rasseri evaluar la posibilidad de sacar a su hermano del estado de coma en que está, para poder conversar con él. Ella le responde que ya está al tanto, puesto que teniendo la tutoría temporaria de su hermano, el Dr.Rasseri no puede tomar por sí mismo ninguna determinación. Lo tranquiliza enseguida diciéndole que ha aceptado, aunque pone como condición que ella debe verlo antes, para que su primer contacto con la realidad sea con alguien a su lado,  que lo ama y en quien confía; aunque aún falta la decisión del Dr.Rasseri, que entienden no se hará esperar. En un momento que Pablo va a hablar, oye el sonido de un violín interpretando el concierto en La Menor de Bach. Eso le trae el recuerdo de Alejandra, que amaba ese concierto. Cuando finaliza, Paula ve la emoción en los ojos de Pablo. Lo toma de la mano con la intención de presentarle a alguien y lo lleva hacia una habitación de donde provenía la música. Golpea la puerta y en voz muy baja pide permiso para pasar y entra. Pablo la sigue silenciosamente.


jueves, 15 de junio de 2017

LOS PADECIENTES (PARTE III) Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices



EL LLAMADO (PRIMERA PARTE)



A las once de la mañana Pablo, que hasta esa hora no había concurrido a su consultorio por estar  en la clínica reunido con el dr.Rasseri, llama por teléfono a Helena, su asistente, le pide que postergue todas las entrevistas del día y que le pase el teléfono de su esposo Fernando. Helena, antes de cortar, le recomienda que se cuide y Pablo siente una emoción que le sube del estómago a la garganta. Sus palabras lo conmueven. Pablo llamó a Helena mientras se encontraba en un café esperando a Luciana, la joven que unas horas antes estaba detrás del mostrador de “Informes” en la clínica del Dr.Ferro. Cuando esa mañana ingresó a la clínica y se presentó invocando su cita con el dr.Rasseri, percibió que la joven estaba un poco nerviosa. Tras el saludo formal, ella le expresó la admiración que sentía por él, sin dejar de aclararle que era una fiel lectora de todos sus libros. Le contó también que se encontraba iniciando su carrera de psicología y que sus teorías le parecían muy seductoras, todo esto refrendado más tarde por el mismo dr.Rasseri, cuando la empleada se acercó con dos tazas de café. En la penumbra de la habitación donde se encuentran ahora Pablo y Luciana, ella parece aún más hermosa que esa mañana. Arrodillada desnuda sobre él, su pelo largo y rubio cae a los costados y le roza el cuerpo; sus ojos parecen aún más grises. Ella sabe lo bella que es y se da cuenta que él está conmovido. Pablo tiene la costumbre de controlar todo, incluso en estos momentos, pero no quiere o no puede y decide entregarse. La aprieta contra su cuerpo y tiene una sensación casi olvidada, hasta que el grito que escucha ya no es el de Luciana. Abrazados y en silencio se emocionan. Una lágrima de Luciana le moja la cara. O a lo mejor no sea ella. La joven se termina de arreglar y arrodillada frente a él, que está sentado en el borde de la cama, le cuenta que tiene 28 años, que su nombre es Luciana Vitali, estudiante de psicología, oriunda de Junín y que vive sola en Buenos Aires, donde vino hace 3 años a estudiar psicología. Agrega que ingresó a trabajar en la clínica Ferro, como secretaria privada del director, a través del conocimiento que tenía un amigo de su padre, pero que ejerce su tarea tras el mostrador para tener contacto con pacientes y familiares. Cuando Luciana le pregunta del porqué de su presencia en la clínica, Pablo le cuenta que necesitaba conocer al paciente Javier Vanussi, porque le habían ofrecido ser perito de parte y debía tener los argumentos necesarios para demostrar la inimputabilidad del joven; saber cuál era su estado en el momento del crimen. Ella le dice que, de acuerdo a la historia clínica, su opinión es que se trata de un caso muy sencillo para un profesional como él. Esto sorprende a Pablo, que momentos antes había sido privado por el dr.Rasseri de ver la historia clínica del paciente. Luciana le cuenta entonces que ella es la encargada de volcar las historias clínicas a los archivos computarizados que permanecen guardados en la clínica y que como goza de la total confianza de los dres. Ferro y Rasseri, posee también la clave para acceder a la información. El silencio que siguió a estas palabras le sugirieron a Luciana que Pablo le estaba pidiendo, sin decir nada, que le consiguiera esos datos. Al darse cuenta, no pudo evitar sentir una gran angustia y le dijo que le causaba una enorme desilusión ver que sólo la había llevado allí para obtener información. Por toda respuesta, Pablo la tomó en sus brazos, la tranquilizó, la besó y por un tiempo más, el mundo volvió a desvanecerse. A las 5 de la tarde Pablo llamó por teléfono a Fernando, el esposo de Helena y se encontraron en la oficina. Aunque Fernando no disponía de tiempo, no podía olvidar que Pablo la había rescatado a Helena en un momento difícil de su vida. Las había cuidado, a ella y a su hija, les había alquilado un departamento y hasta se había hecho cargo del pago del colegio de la niña. Además gracias a Pablo, Helena y él se habían conocido.  La reunión que le pidió con carácter de urgente era porque quería saber qué le podía decir de Roberto Vanussi, además de que era un mafioso, porque eso ya lo sabía. Pablo se dio cuenta de inmediato que el tema lo ponía muy nervioso a Fernando y que evitaba encararlo. De a poco le dijo que, aunque no había pruebas, Vanussi manejaba negocios de la noche… prostitución, drogas, juego y hasta prostitución infantil…y que estaba arreglado con gente muy poderosa. No le proporcionó ningún nombre, pero sí le dijo que los nombres llegaban más alto de lo que pudiera imaginar. Finalmente Pablo le pidió un último favor y la cara de Fernando se desfiguró. Buscó un papel, escribió algo y se lo entregó doblado. Pablo le agradeció y se fue, pero mientras bajaba en el ascensor se dio cuenta que se estaba metiendo en algo demasiado pesado. Cuando llegó a la calle sintió la tentación de romper el papel, tirarlo y olvidarse de todo, pero en lugar de ello, lo guardó, sacó el celular y realizó una llamada. 

LOS PADECIENTES (PARTE II) Síntesis p/discapacitados visuales y/o motrices


EL LLAMADO (PRIMERA PARTE)  




Pablo se despidió del Gitano y a las 2 de la mañana llamó por teléfono a Helena, su asistente, para consultarle si tenían algún contacto en la Clínica donde estaba internado el hermano de Paula. Helena le explicó que conocían al propio dueño de la clínica psiquiátrica, el dr.Rubén Ferro, agregando que deseaba saber de qué estaban hablando, ya que era de madrugada. Su amigo le contó lo ocurrido y le dijo que a primera hora de la mañana, él necesitaba tener una entrevista con el médico que llevaba el caso de Javier Vanuzzi, presunto asesino de Roberto Vanuzzi. Helena captó el mensaje… Pablo le estaba pidiendo que llamara en ese mismo momento al dr.Rubén Ferro para concertar una entrevista urgente con el médico del paciente. Media hora más tarde su asistente le estaba devolviendo el llamado, diciéndole que a primera hora de la mañana  lo estaría esperando el Dr.Rasseri, por pedido especial del Dr.Ferro. A cambio le había solicitado que le organizara un almuerzo con Pablo. A las nueve de la mañana Pablo estaba ingresando a la clínica. Apenas un rato después se encontraba sentado frente al Dr.Rasseri, en su consultorio. Éste se interesó por saber qué lo había llevado a involucrarse en ése caso. Pablo le explicó que Paula, hermana del paciente, le había solicitado su opinión profesional mediante un informe al juez de la causa, y previo a su decisión quería hacer una evaluación. Por toda respuesta, el Dr.Rasseri se puso de pie con la historia clínica en la mano y lo invitó a seguirlo para presentarle directamente al Sr.Javier Vanuzzi o, como él mismo dijo: “lo que quedaba de él”. Juntos se acercaron a una habitación, donde un técnico monitoreaba al paciente a través de un vidrio, tipo cámara Gesell. Al paciente se lo veía muy delgado y con claras señales de encontrarse bajo los efectos  de fuerte medicación. Al interesarse Pablo por el diagnóstico del enfermo, el Dr.Rasseri, en un tono casi dolido, le confesó que no lo sabia con exactitud. Le contó entonces que hacía 10 años que su padre lo había mandado a esa clínica. Se trataba de un adolescente con serios problemas, pero como todavía era un chico, albergaban esperanzas de recuperarlo. Cuando concurría lo hacía acompañado de su hermana Paula o de una empleada de su casa. Jamás en compañía de su padre o de su madre. Pablo le pide entonces ingresar juntos a la habitación. Esto le genera una leve taquicardia, algo poco común en él en casos similares y se percata de su acentuado nerviosismo. Cuando llega a la cabecera de la cama, a la que Javier se encuentra atado, observa que éste lo está mirando directo a sus ojos, pero su mirada no transmite nada y siente la horrible sensación de ser observado por un muerto. Al apoyar su mano sobre la frente, nota que está frío pero transpirando. El Dr.Rasseri le confirma que ese estado es inducido por una medicación, suministrada por su propia indicación. Pablo necesita seguir preguntando pero no sabe cómo proceder para no herir la ética profesional del médico. Finalmente lo hace con su mejor cara de nada, aceptando su desconocimiento y sus propias limitaciones al respecto. El especialista le habla de trastorno límite de la personalidad. A medida que el Dr.Rasseri le va contando, Pablo va traduciendo a su propio lenguaje lo que le está diciendo. Javier ha tenido graves problemas para construir su identidad. Al relacionarse, oscila siempre entre el amor y el odio y eso le genera dificultad para vincularse con los demás. Pablo siente que la conversación está siendo productiva y deduce que, aparentemente, para los psicoanalistas Javier tendría lo que llamarían “trastorno de narcisismo” o “personalidad como si”. Ese extremismo que los lleva del amor al odio lo usan para medirse a sí mismos y pasan de sentirse perfectos a pensar que no sirven para nada. Para su sorpresa, en un momento el médico se acerca al paciente y le acaricia la cabeza, gesto poco habitual, porque un profesional que se angustia pierde parte de su capacidad para ayudar al paciente. Ante ese gesto, Pablo se anima y le pregunta qué lo llevó a tomar la decisión de inducirlo a ese estado mediante los fármacos. El profesional le explica que Javier había tenido una mejoría asombrosa, pero que al enterarse de la aparición del cuerpo sin vida de su padre, se desequilibra nuevamente. Intenta suicidarse en su casa cortándose las venas con un cuchillo y es encontrado tirado en la cocina en un charco de sangre, desnudo y autoflagelado hasta caer desmayado. Se había castigado con un cinturón que pertenecía a su padre.



LOS PADECIENTES (PARTE I) Síntesis para discapacitados visuales y/o motrices


EL LLAMADO (PRIMERA PARTE)


 

Pablo es analista y siente pasión por su trabajo. La angustia es su permanente compañera; es un tema que lo arrastra desde su infancia. Su padre tuvo una difícil niñez y él percibía que detrás de sus cuentos había siempre mucha angustia. No es casual que en este momento lo esté recordando. Vive solo desde hace un año pues su pareja, Alejandra, se ha marchado y él todavía no ha podido superar ese profundo vacío… el dolor lo lastima demasiado. Cuando su padre vivía, podía llorar en su hombro, pero hoy no tiene quien lo contenga. Es verdad que se lastimaron mucho. Los únicos momentos felices y placenteros que ambos disfrutaban al máximo, eran cuando se relacionaban sexualmente. Él dejaba de tener el control sobre todas las emociones y se mostraba simplemente como era. Lo veía gozar con desesperación y le satisfacía saber que sólo ella era capaz de hacerlo sentir así. Ella también dejaba de ser quien era y se abandonaba totalmente a sus caprichos… y los disfrutaba. Pero fuera de esto, la convivencia se había tornado insostenible; la llevaba del placer a la angustia, haciéndole perder el control. Ella también había entrado en el juego y se lastimaban demasiado. Esa fue la razón por la cual una noche decidió abandonar a Pablo para siempre y se instaló en una pequeña ciudad a más de mil kilómetros de distancia. A las nueve de la noche Pablo despide a su último paciente, pero en la sala de espera hay alguien aguardando. Su asistente Helena le recuerda que es la persona que le había pedido un turno urgente por la mañana. Helena es su amiga desde la escuela secundaria; había estado muy enamorado de ella, pero finalmente lo único que subsistió fue una entrañable amistad. Dejaron de verse cuando finalizaron la etapa escolar y se volvieron a encontrar cuando tenían treinta y cinco años. Pablo ya se había convertido en un reconocido psicoanalista. El reencuentro se produjo en ocasión de una charla con motivo de la publicación de su primer libro. Ella fue a su encuentro, dejándole en claro que no había ido a escuchar la disertación. Le contó que tenía una hija… pero que estaba sola, necesitaba trabajo y esperaba que la ayudara. En ese instante él pudo ver la angustia en su rostro, pero no era una angustia más… era la angustia de alguien a quien él había querido mucho. A partir de ese momento se convirtió en su asistente. Dos años más tarde Helena se casó con un empresario de mucho dinero, pero continuó con su trabajo de asistente junto a su amigo. Pablo decide finalmente atender a ese nuevo paciente que demanda su urgente atención. Se trata de una joven muy bonita de nombre Paula, que comienza su relato diciéndole que unas semanas atrás fue encontrado el cadáver de su padre en un descampado. Roberto Vanussi, tal era su nombre, era un importante empresario. Entendiendo que la joven había ido a verlo en busca de ayuda psicológica, se sorprende al oir que lo que ella le pedía era ayuda para el asesino de su padre… su hermano.  En el transcurso de la entrevista, se entera que la joven había llegado a él por recomendación de su colega José Heredia (el Gitano), motivo por el cual, al finalizar la consulta, lo llama por teléfono y quedan en encontrarse para conversar al respecto y conocer el porqué de esa decisión. Los dos jóvenes se habían conocido en la facultad. El Gitano le contó que Paula era estudiante de psicología, alumna suya y que tenía un marcado interés en comprender el funcionamiento de las enfermedades psíquicas, porque su hermano tenía problemas severos del tipo esquizofrenia, asociada a algún trastorno de la personalidad. De esta manera Paula le pidió al Gitano que fuera su analista. Esto recién se concretó al año siguiente, luego de cesar el vínculo profesor-alumna que los ligaba hasta el año anterior. Durante la terapia Paula le dijo que los asuntos empresariales que mostraba su padre, para ella eran sólo una pantalla y que su fortuna, con toda seguridad, era proveniente del juego, las drogas y la prostitución, no teniendo certezas, pero sí sospechas con buen fundamento. Pablo y Gitano continuaron hablando sin ponerse de acuerdo sobre la veracidad o no de todo lo que habían escuchado de labios de Paula.  Pablo creía que ella buscaba una opinión sobre la situación psicológica de su hermano, sin embargo su verdadero deseo era que actuara como perito de parte en el juicio, testimoniando ante el juez que el chico era inimputable del asesinato de su padre. Y continuó diciendo: Paula me está preguntando si estaría dispuesto a demostrar que Javier no sabía lo que hacía cuando mató a su padre, pero… ¿sabés una cosa Gitano?... nunca me preguntó si yo estaba seguro de que él lo había matado… y yo no estoy seguro de eso!!!

miércoles, 14 de junio de 2017

CAMILLA CONTO COMO FUE SER LA AMANTE DEL PRINCIPE CARLOS


Resultado de imagen para CAMILA PARKER

Camilla Parker-Bowles, actual duquesa y esposa del príncipe Carlos, contó sobre cómo fue su vida en los momentos en que era la mujer más odiada del Reino Unido por haber sido su amante. Cuando piensa en entonces, sufre por cómo vivía, por cómo pensaba la gente, por cómo se sentía. Cuenta que la experiencia fue horrible, definiendo así lo pasado en el transcurso de su vida que le tocó ser "la otra".  Y nada menos que "la otra" de Diana de Gales, de Lady Di, de una de las mujeres de la corona británica más querida por el pueblo desde siempre y aún hasta ahora. Diana se había casado con Carlos en 1981 y aunque nada se comentaba había rumores que entre ellos no había amor. El poder los acallaba pero los rumores estaban. La relación de Carlos y Camilla había comenzado mucho tiempo antes de conocer a Diana, pero no se concretó el matrimonio porque la realeza no lo aprobaba. Carlos le pidió matrimonio a Camilla en dos oportunidades. También hay muchos que aseguran que fue Camilla la que ayudó a Carlos a elegir esposa porque el Reino Unido precisaba una princesa. Debido a los impedimentos, ambos hicieron sus vidas por separado, pero el amor fue más fuerte. Para Camilla fueron tiempos profundamente desagradables los que vivió en su época de amante. Cuenta que durante más de un año no pudo ir a ningún lado, como si estuviera prisionera en su propia casa, por la persecución de los periodistas. A veces se reía de sí misma, pensando que era increíble que la que estaba originando todo eso era ella misma. Por eso dice Camilla que por muchos años fue la mujer más odiada del país. Al legalizarse su relación con Carlos, empezó la aceptación del pueblo. Carlos y Diana se divorciaron oficialmente en 1996 y los amantes se casaron finalmente en el año 2005. Camilla cuenta que había sido criada con una buena base y buenos modales y le enseñaron a comportarse entre la gente y cómo hablar. Siempre dice que si no hubiera tenido esa base se le hubiera tornado muy difícil su vida entre la realeza. 
Respecto a su esposo Carlos, de 64 años, ha dicho que ya está más que preparado para suceder a su madre, la reina Isabel II, de 86 años, que se encuentra en perfecto estado de salud y parece no tener la menor intención de "jubilarse". Carlos es el heredero que lleva más tiempo esperando para acceder al trono británico y su impaciencia tiene lógica si observamos que proviene de una familia muy longeva. No olvidemos que la reina madre murió a los 101 años. 

Fuente: Diario "La Nación"
NOTA: Es información, no es opinión
                                                                                                                        Elsa Inés Bernardi Semino




martes, 13 de junio de 2017

FUE AMENAZADA LA HERMANA DE CLAUDIA SCHAEFER, ASESINADA POR SU ESPOSO

Resultado de imagen para farre asesino

Apenas pasaron cinco días de la condena a prisión perpetua que recibió Fernando Farré, por haber asesinado de 74 puñaladas a Claudia, la madre de sus hijos. Transitando un divorcio conflictivo, Farré había citado a su esposa a la casa que compartían en un barrio cerrado, donde se produjo el femicidio. El domingo 11 un hombre llamó por teléfono al padre de Sandra -hermana de Claudia y a cargo de la tenencia de sus sobrinos, Nicole, de 15 años, Felipe, de 13, y Mark, de 11- y lo sentenció diciendo que le avise a su hija que se cuide en la Panamericana. Sandra, efectivamente, recorre a diario la Panamericana cuando va a trabajar. Cuando pudieron rastrear la llamada, grande fue la sorpresa cuando los investigadores advirtieron que el teléfono de línea del cual provenía la amenaza era de la casa de Alejandro Farré, hermano del condenado. También detectaron que la mencionaba con un sobrenombre que sólo conocen los íntimos y que sabía perfectamente el recorrido que realiza Sandra a diario. Después de dos años de espera para escuchar el veredicto, esto vuelve a conmover a toda la familia. Al homicida, además de la condena de prisión perpetua, se le quitó la patria potestad durante todo el tiempo que dure la misma y se le aplicó la inhibición sobre todos sus bienes. Sandra contó que se había enterado por los medios que su cuñado había matado a su hermana. Lo primero que pensó fue que sus sobrinos habían quedado huérfanos y se fue de inmediato a buscarlos al colegio. Les contó que su papá había lastimado mucho a su mamá con un cuchillo pero no avanzó en mucho más que eso. Como las situaciones de violencia en la casa eran repetitivas, la niña más grande preguntó si su papá la había ahogado. Aunque todavía no saben la auténtica verdad, de a poco se les están dando las respuestas que necesitan escuchar. Sandra describió a Farré como una persona pedante y soberbia y que siempre quería tener el control absoluto. Vivía obsesionado con su esposa. Ese día Sandra le sugirió a su hermana que no fuera a encontrarse con él por temor a que la matara, pero Claudia necesitaba recuperar los documentos de los niños y el certificado de discapacidad del más pequeño. El femicidio cometido por Farré fue de manual. La maltrató física y psicológicamente durante muchos años. Se negó siempre a darle el divorcio y la amenazaba diciéndole que de ser así le quitaría a sus hijos. Cuando ella se hartó y con la ayuda de la justicia lo echó de la casa, la amenazó de muerte y no paró hasta consumarla. Era un final anunciado. La justicia a medias es injusticia pero la resolución de este caso fue a fondo y resultó expeditiva y ejemplar. Fue un juicio por jurados constituído por doce ciudadanos comunes, seis mujeres y seis hombres que estuvieron a la altura de las circunstancias. Unos eran mayores y otros jóvenes, hubo amas de casa y también desocupados. Fue todo muy rápido. El juicio duró sólo una semana y la sentencia se pronunció en apenas dos horas. La pérdida no se puede reparar, pero la familia y sobre todo la sociedad no tuvieron que soportar la carga de la injusticia y pudo respirar aliviada. 

Fuente: Revista "Todo Noticias"
NOTA: no es opinión... es información.
                                                                                                                             Elsa Inés Bernardi Semino




lunes, 12 de junio de 2017

OBJETOS NAZIS, ANIMALES MOMIFICADOS Y PIEZAS DE ARTE CHINO EN OPERATIVO

Resultado de imagen para objetos nazis encontrados EN OPERATIVO

La Policía Federal, en un operativo realizado en el centro comercial de Vicente López, Buenos Aires, República Argentina, incautó cantidad de objetos con símbolos nazis y además obras asiáticas, egipcias y fósiles. Los objetos eran de origen ilegal y estaban ocultos detrás de una falsa pared. Fue detenida una persona por tráfico ilícito de piezas arqueológicas y obras de arte. Se encontraron también 38 momias de animales de Egipto de aproximadamente 3000 años de antiguedad y piezas arqueológicas de origen chino, incluidas en la Lista Roja de Objetos Culturales Chinos, que ordena su protección debido al interés internacional y valor histórico. Además había fósiles como amonites pulidos, ámbar, y trozos de caparazón de gliptodonte. Es casi un hecho que no se tratan de objetos robados sino que fueron sacados de sus países de origen, no teniendo pedido de secuestro. Los elementos mencionados quedaron bajo la tutela judicial y se restituirán a sus países de origen. Las piezas con símbolos nazis, en cambio, se llevarán al Museo del Holocausto.
Se supo también, sobre este mismo tema, que un magnate desconocido argentino invirtió más de 600 mil euros en artículos que habían pertenecido a Adolfo Hitler. Se trató de una subasta polémica realizada en Munich, aparentemente para un museo nazi existente en Buenos Aires. Según el diario Bild de Alemania, el personaje pagó casi 275 mil euros (algo así como 310 mil dólares) por la chaqueta de Hitler y 3 mil euros por ropa interior de seda que eran de Hermann Göring. Este último, fundador de la Gestapo. Se supo también que una casa de Munich especializada en subastas, pondrá a la venta una colección de objetos personales de Hitler y de Göring. Los objetos fueron reunidos por el médico de origen estadounidense John Lattimer. La colección incluye medias, corbatas y radiografías de Hitler. Incluso el recipiente de bronce que tenía la pastilla de cianuro que usó Göring para suicidarse en Nüremberg, unas horas antes de ser ejecutado, en octubre de 1946. John Lattimer murio en el año 2007. Fue médico militar en los EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial. Atendió a los acusados nazis durante los juicios que se celebraron en Alemania al finalizar la guerra (los más conocidos son los juicios de Nüremberg) . La mayor parte de la colección proviene de esa época. Hay también informes médicos de Hitler después del atentado que sufrió en julio de 1944 y documentos que recopilaron sus médicos y que los servicios de inteligencia militar de EE.UU. recogieron minuciosamente. Se incluyen pantalones largos, negros, de Hitler, con bolsillos reforzados con cuero para llevar disimuladamente la pistola, botines de Göring, el mazo que usaba un juez y pedazos de sogas que se usaron para ejecutar a los principales criminales de guerra nazis en Nüremberg. Se supo que el reportero del diario Bild, se acercó al comprador y éste sólo le dijo que era de Argentina y que las adquisiciones eran para un museo nazi, pidiendo expresamente no revelar su nombre. Hermann Historica, que es la casa que ofrece la subasta organizada para el próximo 18 de junio, permite sólo a sus clientes acceder al catálogo.
Fuente:  Revista "Todo Noticias"  
NOTA: no es opinión, es información.

                                                                                                                      Elsa Inés Bernardi Semino