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martes, 6 de septiembre de 2016

CARTA DESESPERADA DE UNA MUJER ARGENTINA ATRAPADA EN EGIPTO

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Carolina Pavón aseguró que a sus hijas les han lavado el cerebro y dijo: para ellas yo soy Satanás Por esto pidió ayuda a la Embajada Argentina. Se trata de una muy linda historia de amor que terminó muy mal. Debido a que no encuentra respuesta en Egipto ,envió una carta a las autoridades argentinas competentes, para que contacten con la República Arabe de Egipto a efectos de lograr su liberación. He aquí la carta: "Mi nombre es Carolina y nací en Misiones, Argentina. Tengo 39 años. En el año 2003 me casé con un hombre egipcio de 42 años. Vivimos un año en Alejandría y en 2004 viajamos a la República Argentina, donde nació nuestra primer hija. En el 2005 por razones laborales regresamos a Egipto. Viajó con nosotros mi abuela enferma, razón por la cual dejé de trabajar para ocuparme de ella y de mi única hija. A mi hija, la familia de mi esposo, le hizo hacer un certificado de nacimiento falso como que había nacido en Egipto y constaba que su madre tenía otro nombre, razón por la cual tuve que hacerme ciudadana egipcia y ponerme ese nombre falso. Trabajaba confeccionando cosas para mantenernos, porque él no se hizo cargo de los gastos nuestros. Pronto empezaron los maltratos psicológicos recriminándome porque no lo atendía. El mayor problema era la diferencia cultural. Pasado el tiempo, el maltrato dejó de ser cuestionado porque ya era habitual. Al poco tiempo tuvimos otro bebé a insistencia de él. Cuando la enfermedad de mi abuela se complicó resolví enviarla nuevamente a Argentina al cuidado de mi madre. Comencé entonces a trabajar en una librería multinacional y en el año 2011 él dejó de trabajar y me dejó a mí a cargo del mantenimiento de la casa, a pesar de tener una holgada cuenta bancaria. En el año 2013 volvimos a Argentina porque él en Egipto no conseguía trabajo que le convenciera. En Puerto Iguazú, donde vinimos a vivir, estábamos los dos bien empleados, pero cuando se dio cuenta de la diferencia cultural y de que por esa razón perdía poder sobre mi y sobre mis hijas, él se volvió a Egipto, en el año 2014, con mi promesa de que al finalizar el año escolar yo volaría hacia allá con las niñas. Como obviamente no cumplí con lo que le había dicho, me amenazó diciendo que iba a mandar mafiosos para raptar a las niñas y matarme a mí. De a poco se fue calmando. Las niñas extrañaban mucho el lugar donde habían nacido y encima él les escribía lavándoles el cerebro. En el 2015 nos vino a buscar con los pasajes de las 3. Le dije que no viajaríamos y como se puso violento nuevamente, gracias a unos amigos lo pude sacar de mi casa y se fue a un hotel. Yo trabajaba los 7 días de la semana para darles lo mejor a mis hijas. Tuve que enviarlas a un psicólogo porque la mayor amenazaba con matarse si no volvíamos a Egipto. Me reprochaba diciéndome que yo vivía en un paraíso pero que ellas vivían en el infierno. Estas actitudes me quebraron y decidí volver para que ellas vieran que yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por ellas, pero les advertí que si el padre me volvía a maltratar me tendría que volver a Argentina y lo tendría que hacer sola porque a ellas no las dejarían salir de Egipto. Fue así que regresamos a Alejandría y a las dos semanas de haber llegado comenzaron las agresiones físicas. Intenté de todo, incluso suicidarme. Entonces me fui de mi hogar y me alojé en casa de una familia que me ofreció trabajo.  Me ayudaron a iniciar el trámite de divorcio pero él se niega rotundamente a firmarlo. Es más, sin el divorcio, si quisiera, me podría obligar con la policía a que volviera nuevamente a la casa. También me hizo una restricción de salida del país y con esta restricción tampoco puedo conseguir otro trabajo para mantenerme. Por todo esto, le escribo y pido al pueblo argentino, país donde nací y a las autoridades que correspondan, contactarse con la Embajada de la República Arabe de Egipto para que entiendan que mi situación es inhumana. Estoy presa en un país, sin poder trabajar dignamente y sin un lugar propio donde poder vivir, sólo por haber abandonado a mi marido y por el despecho que él siente que al no tenerme cerca no puede ejercer sobre mí violencia psicológica ni física. Ruego a las autoridades argentinas me presten su ayuda para que me permitan salir del país y poder ejercer el derecho de cualquier ser humano de dignificar mi vida. Ya en Argentina seguiría con los trámites del divorcio e intentaría conseguir el derecho de visita de mis hijas. Pero en mi suelo lo haría desde una posición fuerte y más segura".

Fuente: TKM News - Diario "La Nación"
                                                                              Elsa Inés Bernardi Semino

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