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viernes, 5 de octubre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 17


                               
  
El 3 de junio -o sea un mes después de nuestra mudanza- nació Sebastián. Nos dio el tiempo suficiente como para que nos instaláramos y pudiéramos recibir al nuevo integrante de la familia como se merecía. Sebastián nació en la Clínica Marini, que estaba en Av.Santa Fe y Scalabrini Ortiz, es decir bastante lejos de Villa Devoto, donde vivíamos. 
Esa mañana yo estaba como todos los días en casa, con Flora y Marcelo -que estaba en primer año e iba al colegio de tarde- Tenía algunos malestares pero, como siempre, ni una sola contracción, así que no me animaba a irme hasta allá porque todavía faltaban diez días para la fecha que me habían dado. Marcelo quiso faltar al colegio para acompañarme y estar con nosotros cuando naciera su hermano o hermana (todavía no sabíamos el sexo). Al mediodía pasó Alvaro (el esposo de mamá) por mi casa, camino a su trabajo y ante la insistencia de mamá me convenció para ir a la Clínica a revisarme… y nos fuimos con Marcelo.
Cuando llegué y me revisaron me dijeron que faltaba muy poquito para que naciera, así que lo llamé urgente a Enrique, que cuando se enteró me pidió “que lo esperara”….. Jajajaja… Bueno, pero yo siempre tan obediente, lo esperé y cuando llegó me llevaron a la sala de partos. Además de Enrique y Marcelo, también estaba mamá. Fue parto normal, como todos y Sebastián pesó 4.480 kg… era un bebé hermoso… ya criado.
Marcelo lo malcriaba todo el tiempo… lo tenía siempre en brazos. Cuando empezó el jardín era él quien lo llevaba y lo iba a buscar y estaba encantado de hacerlo. Le lleva 13 años.
Por ese entonces ya habían empezado los problemas de conducta en el colegio con Gustavo. Tenía sólo 9 años pero su comportamiento no era el mejor, así que con bastante frecuencia teníamos que presentarnos para hablar con los maestros. Ibamos Enrique y yo. A medida que Gustavo crecía, los problemas crecían a la par de él.
En 1977 Enrique y yo, primero uno y después el otro, renunciamos a Pluna junto con muchos otros compañeros, debido a los bajos sueldos. Enrique fue a trabajar a una agencia de viajes y continuaba trabajando en Fuerza Aérea. A mí me ofrecieron organizar la parte contable de una agencia de viajes cobrando lo mismo que reunía en los dos trabajos que tenía, así que no lo dudé y me fui de Pluna y del estudio de los abogados aeronáuticos donde trabajaba a la tarde.  Al año de estar allí cambié por una escribanía en Vicente López… mejor sueldo, muy cerquita de mi casa y el horario era de 9 a 12 y de 15 a 18… tenía 3 horas al mediodía para estar en mi casa.
En 1979 me ofrecieron ingresar a Gas del Estado y aunque a mí nunca me había gustado trabajar en un área estatal, me la pintaron tan bien que terminé aceptando. Por empezar horario de 7 a 14.30 hs. Muy buena obra social para todo mi grupo familiar. Un club en el Tigre que hasta el día de hoy no conocí otro más lindo. Colonia de vacaciones durante todo el año… en época invernal Club de Niños todos los fines de semana, obviamente con profesores y en verano Vacaciones Felices de lunes a domingo, incluso con pernocte y además con viajes a distintos centros del país. Quienes más aprovecharon el club fueron Christian y Sebastián, que entraron desde muy chicos y continuaron hasta la adolescencia. También tenían zona de acampe, así que nos compramos una carpa estructural, la instalamos allí y casi todos los fines de semana pasábamos el día en el club y a veces nos quedábamos a pernoctar. Incluso en alguna oportunidad pasamos los 15 días de nuestras vacaciones. Las comodidades eran descomunales. No faltaba nada. Teníamos un montón de familias amigas que hacían lo mismo y nos divertíamos muchísimo porque compartíamos todo: compras, cocina, comida y juegos. Fue una época hermosa de la que guardo bellísimos recuerdos.    
En 1980 Fuerza Aérea trasladó a Enrique a la Escuela de Aeronáutica que estaba en Rosario, más precisamente en Funes y se tuvo que ir, obviamente solo. Venía todos los fines de semana a casa y a veces viajaba yo, pero cuando más lo necesitaba no estaba. Por suerte siempre la tuve a mi lado a Flora, que como les dije era mi mano derecha y también la izquierda. Gustavo estaba peor que nunca. Se me escapaba de casa y lo tenía que llamar a Carlos, su papá, para que viniera y me ayudara a buscarlo. Siempre se quedaba por los alrededores, pero a veces lo encontrábamos a altas horas de la noche. Tenía 12 años, estaba cursando séptimo grado y como era de esperar, lo reprobó.
Cuando terminaron las clases, nos planteamos con Enrique la necesidad de irnos todos para Rosario porque lo que yo estaba pasando sola en Buenos Aires era insostenible, pero teníamos que alquilar una casa, conseguir vacantes para todos los chicos en un colegio y yo tenía que pedir el pase a Gas del Estado Rosario. Decidimos hacerlo y pusimos manos a la obra.
..// continuará

                                                                                              El rincón de neche (Elsa)

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