Hay personas que concurren al consultorio
de un homeópata como quien se acerca a ver un acto de magia. Incluso muchos de
ellos ya tienen turno para su operación para dos o tres días más tarde. Luego
de explicarle al médico todo lo que pasaron para llegar a esa instancia, le
preguntan si él puede hacer algo por ellos. En un caso de este tipo, es bien
poco o nada lo que puede hacer un médico, ya sea homeópata o alópata. Es como
una especie de fantasía que tiene el paciente cuando ve que se aproxima el momento
de la operación.
La realidad es que si el paciente hubiera
concurrido más temprano, en muchos casos se hubiera podido modificar su salud y
tal vez hubiera sido innecesaria la cirugía.
Es elemental saber que la homeopatía es
una medicina básicamente preventiva, que puede actuar antes de que se produzcan
desequilibrios y alteraciones en el organismo. Es decir, para empezar un
tratamiento no es necesario esperar las lesiones ni ver el resultado negativo
de los análisis.
El médico homeópata sabe que una manifestación
desequilibrada de la mente o de los afectos, es suficiente señal para saber que
esa persona está ingresando en una zona de riesgo y que más tarde o más
temprano la amenaza se concretará en una función o en un órgano. La homeopatía
tiene herramientas para actuar antes de que el organismo pida ayuda desde un
órgano enfermo.
En el interrogatorio homeopático los
síntomas fundamentales son la hiperemotividad, la irritabilidad, la tristeza,
la angustia, la violencia o la ansiedad. Cualquier manifestación de estas es
para este médico como estar mirando una radiografía.
Si la consulta se hace demasiado tarde a
veces la cirugía es la única solución, no siendo prudente intentar evitarla.
También hay pacientes que tienen una enfermedad con décadas de evolución y
pretenden que se los cure en un mes.
Es cierto que muchas veces los
tratamientos homeopáticos curan lo que es incurable para la medicina
tradicional. También es cierto
que con frecuencia lo hacen con extraordinaria rapidez y es verdad que nunca producen
efectos colaterales. Pero también es cierto que en el caso de una enfermedad
crónica se necesita cumplir un proceso que va desde lo profundo hacia lo
superficial y este proceso debe cumplir los tiempos propios de la naturaleza.
Las personas que sufren de asma, artrosis,
alergias respiratorias, úlcera gástrica, se benefician increíblemente con el
tratamiento homeopático y en muchos casos su cura es definitiva.
La ansiedad de los pacientes después de
meses o años acumulados de fracasos contínuos, remedios inútiles, consultas
frustrantes, hace que muchos de ellos consulten a un médico homeópata como
último recurso y que sólo valdrá si actúa como si lo tocaran con una varita
mágica. Ellos deben permitir, como dije antes, que la naturaleza haga su acción
curadora espontánea, pero ésta es una espera que muchos pacientes ya no están
dispuestos a tolerar. Y sin embargo, sería la actitud más inteligente que
podrían tener frente a la enfermedad y la salud.
Fuente: "Homeopatía para Todos" - Dra.Mónica Müller
Elsa Inés Bernardi Semino