El fibroma uterino, miomatosis o mioma uterino, es un tumor benigno desarrollado en el interior del útero. En términos más simples podemos decir que se trata de bolas pequeñas de tejido que se pueden desarrollar dentro del útero.
Su crecimiento depende de los estrógenos, hormona femenina, por lo que se suele decir que el mioma es estrógeno-dependiente. Esa es la razón por la cual es más frecuente que aparezca en la época reproductiva de una mujer, más precisamente entre los 30 y 40 años.
Su formación no está condicionada a ninguna causa en particular ni a ningún hábito específico.
Se detecta mediante tacto vaginal o mediante una ecografía transvaginal rutinaria, en ambos casos durante el examen ginecológico habitual .
Los miomas pueden producir un dolor menstrual superior al normal, porque se producen contracciones en el útero. También pueden registrarse sangrados fuera de los períodos menstruales o aumentar el nivel del sangrado menstrual.
Un porcentaje aproximado al 50% aumentan de tamaño durante la época del embarazo. En algunos de estos casos, el crecimiento puede producir un infarto en el interior del mioma. Si el dolor que esto produce es muy intenso, a veces se requiere la internación hasta la superación del trance.
Anteriormente, ante el hallazgo de un fibroma uterino, se recurría en forma inmediata a su extirpación, pero el avance tecnológico probó que en gran parte de ellos la cirugía no era la mejor opción. Se ha comprobado fehacientemente que sólo deben ser intervenidos quirúrgicamente, en todos los casos, los miomas submucosos, que son los que crecen hacia la parte interna de la cavidad uterina, debido a los efectos negativos que provocan. Por un lado, se incrementa el sangrado menstrual, por el crecimiento mayor del endometrio y debido a las contracciones del útero que lucha contra un cuerpo extraño y en segundo lugar, a veces produce infertilidad porque puede impedir que se implante el embrión y si se implanta, existen muchas posibilidades de aborto espontáneo, es decir existe el riesgo de que se desimplante. Actúa como si fuera un DIU.
Hay miomas que crecen en el espesor de la pared del útero, son los miomas intramurales y otros que lo hacen afuera de él, que son los subserosos. Estos dos tipos de miomas pueden ser o no intervenidos quirúrgicamente, según el tamaño de que se traten y el estado clínico general del paciente. Por ejemplo, un mioma fuera del útero, de aproximadamente 3 o 4 cm, cuyo crecimiento se detuvo y no produce trastornos a la mujer, puede quedar allí sin mayor problema y permitir un embarazo normal. Por el contrario, si la paciente presenta abortos espontáneos a repetición o esterilidad sin causa justificada, habrá que extirparlos porque es bastante probable que pueda ser el motivo que origine tales situaciones.
La razón principal para determinar la extirpación o no de los miomas, se debe a que cuando se hace una incisión en el útero se condena a la paciente a que los partos de ahí en más serán con cesárea. Por eso se debe ser cuidadoso en el momento de tomar la decisión.
A veces, cuando el mioma está creciendo demasiado, se piensa en sacar directamente el útero, pero hay alternativas menos agresivas. Si no está creciendo y lo único que provoca es un sangrado exagerado -y siempre y cuando la paciente no desee quedar embarazada-, se puede colocar un DIU con progesterona. De esta manera se atrofia el endometrio y se evita el sangrado excesivo, aunque no se haya extirpado el mioma.
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