Elena ingresa a la cocina, que es donde estábamos. Me siento incómoda. No sé si quedarme o irme. Ella le dice que necesita hablar con él. Christian no me suelta de la mano y le dice que hable delante mío, porque ahora soy su novia. Elena le dice que la están chantajeando y le entrega una nota que saca de su cartera. Christian no la quiere tocar, para no dejar sus huellas marcadas y la apoya sobre la mesa. Elena, ante su actitud, le dice que no se preocupe porque no va a ir a la policía con semejante nota. En ella piden cinco mil dólares, Siguen hablando y dando nombres que a mí no me dicen nada porque no los conozco. Intento soltar a Christian porque me siento que estoy demás, él no me deja, pero insisto y le digo que me voy a la cama dándole un buenas noches a Elena y recibiendo una respuesta similar.
Cuando me alejo escucho que discuten y él le vuelve a pedir que se aleje porque lo de ellos ha quedado atrás y no tienen más nada que ver.
Elena se retira y al escuchar los pasos de Christian acercándose al dormitorio, me siento en la cama como esperándolo. Le pregunto quien es Linc e Isaac, a quienes habían mencionado en la cocina. Me explica que se tratan de su ex marido y de su actual sumiso. Christian me dice que tiene trabajo y se marcha de la habitación. Finalmente hemos vuelto a discutir y esta vez toda la culpa fue de esa mujer.
Me voy a duchar y me pongo un hermoso camisón de Neiman Marcus. Así vestida me voy a la biblioteca, tomo un libro y vuelvo a la cama. Me quedo dormida. A las dos de la mañana me despierto sobresaltada y Christian no está a mi lado. Está en el salón tocando el piano. Me acerco y me siento en su regazo. En un solo movimiento, se levanta, me recuesta sobre el piano y allí mismo me posee. Antes de bajarme de allí, me acaricia el rostro y con mucha seriedad me dice: te quiero, Anastasia.
A la mañana siguiente vamos juntos en el Audi, conducido por Taylor, a trabajar. Primero me dejan a mí y luego Christian continúa viaje.
Al mediodía Jack, mi jefe, me pide que le vaya a comprar un sandwiche. Para no enojar a Christian lo llamo para pedirle que le avise a Sawyer, mi guardaespaldas, que voy a salir.
Por la tarde llegan los folletos que Jack me ha pedido preparar. Queda sumamente conforme cuando los ve y eso me alivia. Insiste en ir a tomar una copa conmigo a la salida y me pregunta cómo lo tomaría mi novio. Obviamente le digo lo molesto que se pondría Christian. Cuando salgo de la oficina de Jack me llama Ethan diciendo que está en el aeropuerto y que en cuarenta y cinco minutos estaría en mi oficina. Le escribo a Christian para que me pase a buscar por la oficina y poder acompañarlo juntos a mi departamento y luego a salir a cenar los tres juntos. Ethan pasa por mi oficina a buscar la llave del departamento y se va. A las seis, Christian me pasa a buscar y juntos vamos a buscarlo para salir a cenar juntos. Cuando llegamos suena el celular de Christian y mientras yo bajo a buscar a Ethan, él se queda en el auto hablando y esperándome.
Ethan me abre la puerta y subo al departamento. La puerta está abierta. Ni bien ingreso instintivamente quedo paralizada. Al principio no reacciono hasta que veo frente a mí una mujer triste y pálida, parada en el medio de la cocina, sosteniendo un revólver y mirándome con ojos impasibles: es Leila.
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