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sábado, 20 de julio de 2013

CINCUENTA SOMBRAS LIBERADAS - CAP.4 - 5 y 6




 




Estoy preocupada porque tras una hora Christian continúa encerrado en su estudio. Como estoy aburrida, entro a saludarlo y le digo que bajaré del barco para hacer unas compras. Me voy a ir con la moto de agua, pero no se lo digo porque sé que no me lo permitirá. Me dice que Taylor y uno de los mellizos guardaespaldas irán conmigo en la lancha.  
Cuando escucha el ruido del arranque de la moto veo que se asoma a cubierta y noto su expresión de disgusto. Levanto un brazo y lo saludo y continúo hasta la costa.
Cuando llegamos al puerto, Taylor también se muestra disgustado... el mellizo, en cambio, sonríe como brindándome su comprensión.
Me compro una tobillera de plata y a Christian una máquina Nikon para que me saque fotos eróticas.
Cuando vuelvo y se la obsequio no se muestra del todo placentero con mi regalo. Me insiste en que él no necesita ni quiere sacarme esas fotos. Me rodea con sus brazos y dejando el teléfono que estaba usando hasta ese momento, me tira en la cama y me hace el amor.
No puedo enterarme de lo que está pasando. Su rostro se muestra con mucha preocupación. Sé que tiene que ver con el accidente del helicóptero y ahora con el incendio en la empresa, pero no me dice ni una sola palabra relacionada con su evidente preocupación.
De noche bajamos a tierra a cenar. Cuando regresamos al barco, me pide una hora de nuestro tiempo para conectarse con su estudio y saber qué está pasando. Aprovecho yo también para conectarme con Kate y ver si me puedo enterar de algo.
A la mañana siguiente Christian me ofrece salir a dar una vuelta con la moto de agua y me permite manejar a mí. Previamente me coloca el chaleco salvavidas y me ata la llave a la muñeca para que si caigo al agua automáticamente se pare el motor.
Él me sujeta fuertemente de la cintura. En la distancia  se puede ver el aeropuerto de Niza. Mientras navegamos, el estruendoso ruido de un jet que pasa sobre nosotros  presto a aterrizar, me asusta tanto que giro con brusquedad y al mismo tiempo acelero en lugar de apretar el freno.
Cuando Christian me grita ¡Ana! ya es muy tarde. Vuelo por sobre la moto y lo arrastro a Christian conmigo. Entramos los dos al Mediterráneo. El agua está muy fría a esa distancia de la costa y trago cualquier cantidad. Gracias al chaleco salgo a la superficie de inmediato escupiendo y tosiendo y lo veo a Christian que ya está nadando acercándose a mí. La moto está flotando a nuestro alrededor. Nos abrazamos y volvemos al Fair Lady.
Nuestra luna de miel ha terminado y estamos en el aeropuerto esperando el vuelo que nos devolverá a Seattle. La eterna preocupación de Christian es encontrar al pirómano para poder vivir en paz.
Después de dieciocho horas de viaje hemos llegado a nuestro departamento. Es nuestra primera noche de casados allí y Christian desea festejarlo. Me toma en sus brazos y me lleva al dormitorio. Ha traído una botella de champagne y dos copas para brindar por nuestro amor eterno. 
Hoy es domingo y vamos a almorzar a la casa de sus padres. Nos han invitado para darnos la bienvenida. Hemos pasado un hermoso día junto a toda la familia. Cuando nos vamos, Christian me da la llave del Audi para que maneje yo, como se lo había pedido cuando salimos. Cuando ingreso a la carretera acelero de golpe y Christian me pide que baje la velocidad. He dejado atrás a Taylor y al mellizo que nos están siguiendo. Por un momento suena el celular de Christian y oigo su respuesta con preocupación. Luego me dice... maneja tranquila, pero en el puente 520 aprieta el acelerador porque nos siguen. El auto que está detrás nuestro tiene matrícula falsa. Realizo una hábil maniobra, acelero a fondo y logro dejar atrás al Dodge que nos está siguiendo. No podemos saber de quién se trata porque los vidrios son muy oscuros. Christian me hace girar muy rápido en una esquina y luego de nuevo y allí estacionar. Perdemos el auto. Taylor nos avisa por el celular que nos han perdido, pero que han visto que quien conduce el vehículo es una mujer. Por fin llegamos a nuestro destino.
Al día siguiente lo escucho discutir con uno de los mellizos. Espero que vuelva Taylor, que se ha ido unos días a ver a su hija, porque Christian se siente mejor cuando lo tiene junto a él. Me recluyo en el escritorio que ha habilitado para mí sola. Pasado un tiempo voy a buscarlo y entro al suyo sin llamar. Irrumpo y está hablando por teléfono y escucho que dice: ¿y no se puede mejorar más la imagen? Me acomodo y me siento en su falda mientras Chrisitian continúa hablando con Barney y pídiéndole que mejore más la imagen. Cuando la vuelve a enfocar la mandíbula me parece familiar y un escalofrío me recorre la espalda. ¡Christian! ¡yo sé quién es! ¡es Jack Hyde, mi ex jefe!!!!! 

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