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sábado, 18 de mayo de 2013

LA MUJER SIN FRONTERAS (PARTE VII)

 
 
 
 



Ud.continuará en libertad, le dijo el oficial Beilin, porque al no haber cadáver no la podemos detener, pero deberá servirnos de señuelo. Si los que conocían el lugar donde uds.vivían eran los 3 amigos que le presentó Fred y a lo mejor algunos otros que ud.ignoraba y si fueron ellos los que retiraron el cadáver y lo hicieron desaparecer, van a sospechar que ud lo mató y la van a seguir y a acosar para que les diga dónde está guardado todo el dinero que había quedado en poder de su amigo… porque en definitiva lo único que a ellos les importa es eso.
Aunque ud afirma que no lo sabe y aunque yo tal vez se lo crea, dudo mucho que ellos piensen lo mismo que yo. Tal vez intenten secuestrarla para hacerla hablar… todo podría ser.
A partir de este momento volverá a su casa a cuidar a su padre y a su hermano, que ahora la necesitan más que nunca. Regresará a su trabajo como siempre y todo volverá a ser como antes. Nosotros nos ocuparemos de cuidarla y observarla durante todo el tiempo que sea necesario para ver si podemos atrapar esta organización.
Daniel, medianamente recuperado, volvió a su casa y la vida continuó normalmente. Su padre y Mad retomaron sus respectivos trabajos y durante el día quienes cuidaban de él eran sus tíos.
Una vez por semana Mad llamaba por teléfono al oficial Beiling para saber si tenía alguna novedad. Pero un lunes, a la hora en que acostumbraba a llamarlo, en ambio irrumpió de pronto en la oficina del oficial porque la que tenía novedades era ella. Acababa de recibir una llamada de lo más extraña. Me llamó por teléfono un hombre y me dijo:
¿eres tú Mad? Nos costó mucho pero al fin te hemos encontrado. Tenemos que hablar. Mañana a las 6 de la tarde en la plaza Ternes, en la boca del subte. Obviamente deberás ir sola. Si no vienes, iremos a buscarte a tu casa….. y cortaron.
Mad, con una voz que apenas si se oía, le dijo al oficial que lo que peor la ponía era que la voz parecía la de Fred. Eso es imposible, dijo el oficial, y ud lo sabe mejor que yo, porque los muertos no vuelven. Mañana irá a la hora indicada al lugar establecido y después se tomará un taxi y se irá para su casa, porque seguramente la sigan para saber si se le ocurre acudir a la policía. Yo pasaré alrededor de las 9 de la noche por su casa, con la excusa de saber algo de uds y mientras tomamos un café podrá contarme de qué se trató la reunión.
Al día siguiente, mientras estaba en la boca del subte esperando como le habían dicho, fue atropellada por una persona que tomándola del brazo le dijo que debía acompañarlo, porque la esperaban en otra parte. Bajaron las escaleras y con suma velocidad cruzaron el molinete. El tren estaba llegando, se detuvo y entraron. Tres estaciones después, bajaron. Luego de caminar un par de cuadras y dar algunas vueltas, entraron a un café y atravesando el salón, llegaron a una puerta que daba a otra sala donde la soltó y cerró la puerta tras ella. La sala estaba vacía con excepción de una mesita en un rincón, en la que estaban sentados Jacky y Jeff, 2 de los amigos de Fred. La hicieron sentar frente a ellos, de espaldas a la puerta.
Jacky comenzó a hablar diciéndole ¿Cómo te engañé cuando te llamé imitando la voz de Fred, no es así preciosa? Por eso me contestaste, porque creías que era él. Ahora deberás decirnos dónde se está escondiendo.
Mad, sorprendida por semejante pregunta, tuvo la valentía de contestarles que ella también querría saberlo y que había ido a esa cita pensando que ahí se iba a enterar. Los dos hombres se miraron y le dijeron que no le creían, pero cambiaron inmediatamente de opinión cuando Mad les replicó que si lo supiera jamás hubiera ido a esa cita y en cambio estaría junto a él.
Los hombres comentaron casi a la par ¿pero entonces a ti también te abandonó? Sin embargo tú manejabas el auto que usaron para dar el golpe. Sí… contestó Mad, pero tras el atentado, en un callejón me hizo bajar y me mandó a mi casa de inmediato, diciéndome que al día siguiente me llamaría….y jamás volví a tener noticias de él.  ¿Y nunca fuiste a su casa? Jamás me quiso decir dónde vivía. ¿Y dónde guardó el dinero? Por lo visto, tampoco fui persona de su confianza, porque nunca me lo quiso decir. ¿Y Raymond, preguntó Mad, porqué no vino con uds? A Raymond también lo estamos buscando. Desapareció después de la noche del atentado. No hemos vuelto a saber de él. ¿Y no se habrán ido los dos juntos con el dinero, inquirió Mad? nunca fue una persona de mi simpatía ni me pareció demasiado confiable.
Le dijeron a Mad que se podía ir, porque contra ella no tenían nada y le pidieron que en caso de saber algo de Raymond les avisara. Ellos se pondrían en comunicación periódica llamándola por teléfono a su oficina. Y si por casualidad se comunicaba de alguna manera con Fred, debía rebuscárselas para averiguar dónde tenía escondido el dinero, porque sí o sí, dijeron, queremos cobrar nuestra parte. Antes de retirarse la amenazaron diciéndole que si se enteraban que se había burlado de ellos secuestrarían a su hermano y no la pasaría nada bien.
A la noche, cuando  Mad se reunió en su casa con el oficial Beilin y le contó todo lo ocurrido, éste le dijo que ahora el paso más importante que debían dar, era encontrar a Raymond y la única pista que tenían era el café donde Fred le había presentado a su amigo, de modo que empezarían por allí.
Como Mad no sabía la dirección exacta, salieron juntos con el oficial en el auto, para rehacer el camino y lograr llegar a destino. Y lo lograron. El oficial Beilin conocía el bar. Era un bar concurrido casi en exclusividad por homosexuales. El oficial conocía a alguien allí que muchas veces había actuado de soplón. Cuando Jules se aproximó para atenderlos, el oficial lo encaró directamente preguntándole si conocía a alguien de nombre Raymond, que le decían el profesor. El hombre asintió y le dijo que también le podía conseguir la dirección. Pocos minutos después Jules regresó con el dato. Cuando llegaron al lugar, que estaba sólo a dos cuadras del bar, el oficial le propuso a Mad que subiera sigilosamente hasta el departamento de Raymond, franqueando las cerraduras como ella tan bien sabía hacerlo y que al llegar al departamento golpeara identificándose como Mad y diciéndole que necesitaba hablarle. Él la seguiría piso tras piso y estaría al tanto de lo que estaba pasando. Cuando ingrese, si es que lo logra, me quedaré detrás de la puerta intentando oir la conversación. Si veo que todo se desarrolla normalmente, bajo y la espero en el auto para que nadie me vea allí parado.
Mad subió y al golpear la puerta fue atendida por el profesor que sorprendido por su visita la hizo pasar. Tras saludarla amablemente Raymond le preguntó por Fred… y Mad le respondió que no lo había visto más y que esa era la razón de su visita, saber si él sabía algo de Fred. Le contó que se había reunido con Jackie y Jeff  y tampoco ellos sabían nada y le avisó que lo estaban buscando a él porque pensaron que junto con Fred habían escapado juntos con el tesoro.
Decidieron que para continuar en contacto su punto de reunión sería el bar de Jason y si cualquiera de los dos tenía novedades coordinarían un encuentro a través de él. Mad se despidió de Raymond  y se fue.- Subió al auto de Beilin y el oficial la dejó en su domicilio a las doce.
Dos días más tarde Mad recibió un llamado de la jefatura de policía para que fuera urgente allí porque el oficial Beilin tenía algo muy importante para decirle. Cuando llegó le contó que 2 de los amigos de Fred, Jackie y Jeff, habían sido encontrados muertos en la habitación que compartían. Más precisamente, asesinados. Como eran controlados permanentemente, los vieron entrar juntos a las 22.45 en la casa y 15 minutos más tarde, un vecino, al pasar frente a su puerta y verla entornada, vio que en su interior había una carnicería y comenzó a los gritos. Fue todo tan rápido que creemos que el asesino se encontraba dentro de la habitación cuando llegaron y creemos que fue sólo uno, porque las cuatro balas, alojadas dos en cada cuerpo, pertenecían al mismo arma.

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