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jueves, 16 de mayo de 2013

CINCUENTA SOMBRAS DE GREY (RESUMEN CAP.I AL X)


  
 
Retomo a partir de mañana la narración del libro "Cincuenta sombras de Grey" -cuyo relato tuve que interrumpir- a partir de su capítulo XI. Hoy les haré  una breve reseña de lo narrado, para ponerlos en tema a quienes nunca lo escucharon o para aquellos que deseen recordar lo que ya han oído.  
Su nombre es Anastasia Steele, pero todos la llaman Ana.
Ese día tiene que cubrir a su amiga Kate, que está enferma. Debe hacerle una entrevista para la revista de la facultad, a un megaempresario de nombre Christian Grey.  Ana está estudiando para los exámenes y no le viene nada bien dejar de hacerlo para darle una mano a su amiga, pero Kate le ha ofrecido compartir con ella el departamento que le regalaron sus padres y le debe una, no puede decirle que no. 

Christian Grey es un maniático del control y la manipulación. Ana le explica que está reemplazando a su amiga Kate, que no tiene nada que ver con la revista de la facultad y que no está muy acostumbrada a realizar entrevistas, disculpándose de antemano si no lo hace del todo bien. 

Sabe por Kate que Christian es hijo adoptivo y tiene un hermano. una hermana y unos padres que lo quieren mucho. Al conocerlo, se siente terriblemente atraída por él y al parecer a él le pasa lo mismo.

Desde el día de su entrevista con Christian, el hombre se le aparece en todos lados... incluso en la ferretería donde ella trabaja para solventar sus gastos. 

Como he dicho la atracción es mutua y no tardan demasiado en enredarse sentimentalmente y también sexualmente. Pero para ella es su primera vez y él se fastidia cuando se entera. 

Mientras tanto su hermano Elliot comienza a cortejar a Kate y se genera un muy buena onda entre ellos.

Ana se entera que Christian tiene un cuarto en su casa que él llama su cuarto de juegos. Cuando la lleva a conocerlo, se sorprende al ver las esposas y cadenas que cuelgan del techo, látigos, fustas y curiosos instrumentos con plumas. Una larga mesa de dos metros y dos bancos debajo de ella. Pero el dominio de la habitación es la cama, con más cadenas y relucientes esposas. Lo único que cubre el colchón es una piel roja y muchos almohadones rojos, de satén.

Ana muestra su disgusto por lo que acaba de ver, así que cuando Christian le propone ir a pasar los fines de semana a su casa, dispone para ella una habitación que podrá redecorar a su entera satisfacción. 

Ha firmado un acuerdo de confidencialidad que él le ha presentado, con normas que deberá cumplir. Además pretende hacerle firmar un contrato especificando lo que harán y lo que no harán. Ella se siente mal negociando un acuerdo tan extraño. En el acuerdo, él se llama a sí mismo El Amo y a ella la llama La Sumisa. Está especificado absolutamente todo lo que deberá hacer y lo que no deberá hacer. A medida que él se lo va leyendo Ana le dice qué es lo que acepta y qué no... y sorprendentemente él hace lugar a esos cambios.

Un fin de semana que están juntos, llega a la casa de Christian, su madre, sin avisar y su sorpresa es mayúscula cuando se entera que está en su dormitorio con una mujer; nunca antes en 28 años lo ha visto con una chica. Le presenta a Ana, al tiempo que le dice que es la primer mujer que su madre conoce. Cuando se retira, la dama le acerca la mejilla a su hijo, él la besa rápidamente, pero ella no lo toca.

Ante la pregunta de Ana sobre las relaciones no convencionales que él tiene por costumbre llevar a cabo, Christian le cuenta que a los quince años lo sedujo una amiga de su madre, que tenía gustos muy especiales y de quien fue Su Sumiso durante seis años. Acepta que su iniciación al sexo no ha sido demasiado corriente, sobre todo porque esa mujer era mucho mayor que él. También le confiesa que sigue viéndola pero que en la actualidad no son más que amigos.

Ana se entristece pensando en lo que debe haber pasado; un joven privado de su adolescencia y del que abusaba sexualmente una malvada mujer.

Cuando Ana se va de la casa de Christian, se prepara a pasar junto a su amiga dos semanas de vacaciones.

En su cartera está el contrato que él le ha dado y que deberá leer íntegramente antes de volver a estar juntos, para darle su veredicto o no. Ignora si tendrá la fuerza necesaria para sentarse a leerlo. Piensa que aunque lo ama, no está dispuesta a que su vida junto a él sea sólo sexo.

 

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