La degeneración macular asociada a la edad afecta la visión central (DMAE).
La mácula es la parte de la retina que nos permite hacer aquellas actividades en las que debemos fijar la vista para ver los pequeños detalles, como ser: ver la televisión, leer, coser o reconocer una cara.
Está situada en el fondo del ojo, motivo por el cual la visión periférica se mantiene inalterada, pero la mácula nos impide ver el centro de lo que estamos mirando.
No produce dolor. Por esta razón, generalmente no se la diagnostica a tiempo, sino en forma tardía.
Se desconoce su causa, pero sí se sabe que la edad es un factor de riesgo, porque a partir de los sesenta años la incidencia es mucho más alta.
Se comprobó que los antioxidantes en altas dosis, aunque no restauran la visión, reducen el riesgo de sufrir degeneración macular agravada por la edad y posibilitan frenar el proceso en una fase intermedia.
El antioxidante más efectivo es la luteína, un caroteno natural que se encuentra en cantidades importantes en los bastoncillos de la retina y que produce una potente acción protectora frente a los efectos oxidantes de los rayos ultravioletas.
A la luteína la podemos encontrar en concentraciones altas, en los vegetales amarillos y con hoja verde, tales como: calabazas, col rizado, pimientos, espinacas.
La dosis óptima es de 6 mg al día, pero además es aconsejable sumarle a esto vitaminas C y E, flavonoides, niacina y cinc.
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