Cada vez son más las parejas que sufren los efectos de la violencia emocional. Lo más grave son las consecuencias, ya que son causal de depresión, ansiedad y problemas cardíacos.
Los conflictos de la vida conyugal están siendo analizados, para conocer el impacto de las emociones en nuestra salud.
Hay parejas que sufren más que otras el desgaste que se produce con el tiempo en la vida compartida; pelean, se producen infidelidades y no logran ponerse de acuerdo en la crianza de los hijos. Sin embargo, esto no es estrés conyugal.
El estrés conyugal se produce cuando somos objeto de ninguneos, burlas, desprecio y descalificaciones y todo lo soportamos por temor al abandono, aún sabiendo que afecta nuestra mente y nuestro cuerpo. Por lo general se trata de personas de muy baja tolerancia para hacer frente a los problemas vinculares.
En estos casos la vida en pareja se transforma en una amenaza constante de desamor, de abandono o de separación y la persona está en permanente estado de alerta.
Desesperada por el terrible miedo que significaría esa ruptura, la persona se calla para tratar de que la cosa no se desmadre.
La amenaza de abandono aumenta cuando la persona se da cuenta de su incapacidad para manejar el conflicto. Siente impotencia al ver que no puede remontar la relación y que además aumentan los momentos de malestar, al tiempo que disminuyen los de bienestar de la pareja.
Intenta cambios que no la conducen a nada y cuando eso sucede comienza a entrar en un pozo depresivo.
Es entonces cuando puede sobrevenir la enfermedad, ocasionada por el estrés crónico que produce el acostumbramiento a las mentiras, la descalificación, las burlas, la indiferencia y el desprecio. Todo esto soportado en forma sostenida, nos enferma, porque se agota el mecanismo de defensa que antes nos protegía.
El organismo da su señal de alarma a través de problemas gastrointestinales, cardiovasculares, dolores de espalda, cefaleas, enfermedades de la piel, trastornos endócrinos y fallas en la atención y la memoria.
Por lo general suelen ser las mujeres las que más enferman, debido a que tienen una capacidad enorme de tolerancia a la humillación, la indignidad o al desamor, con mayor vulnerabilidad en su sistema psiconeuroinmunoendócrino, que es el involucrado en estos casos.
La enfermedad sobreviene porque la persona se encuentra atrapada en un vínculo donde se ocupa por ser querida y logra todo lo contrario. Esto la llena de resentimiento y dispara la violencia. El problema aparece cuando la violencia la acumula en su interior, porque esto es, precisamente, lo que genera la enfermedad.
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