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viernes, 25 de octubre de 2013

EL AMOR "NO ES CIEGO"

 
 
 
Cuántas veces habremos escuchado este comentario o incluso seguramente nos habrá pasado a muchos de nosotros: "estoy muy enamorada...no veo la hora de estar con él, pero cuando llega el momento siempre terminamos peleando. No logro que estemos bien pero tampoco tomo la iniciativa para terminar la relación definitivamente".
El tiempo, a la larga o a la corta, nos demuestra cuál es la personalidad real de la persona de quien nos hemos enamorado y con seguridad nos llevaremos una gran desilusión, pero habremos conocido su esencia.
Cuando decimos que el amor es ciego es porque no vemos a la persona tal cual es, sino como nosotros querríamos que fuese. Esperamos que responda y actúe en consecuencia a nuestro ideal.
Cuando elegimos una pareja intentamos satisfacer y buscar impulsos, deseos y necesidades íntimas y en el momento de decidir influyen muchos factores.
Según la Real Academia Española, el amor es "un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser". Pero para los que se ocupan de investigar el cerebro, que indudablemente tienen los pies sobre la tierra y le dan menos importancia al romanticismo, el amor se trata de algo mucho más concreto: "es una adicción química entre dos personas".
Ciertas investigaciones realizadas, señalan que en el enamoramiento se combina una sensación de euforia con un tipo de bloqueo de la zona intelectual del cerebro. Al respecto revelan que en el enamoramiento se activan conjuntamente 12 áreas cerebrales, liberando cada una de ellas sustancias químicas euforizantes, tales como la oxitocina, la dopamina, la adrenalina o la vasopresina. Paralelamente a esto, se desactiva el área cerebral que se encarga de la evaluación crítica y del juicio lógico de las personas.
Sin embargo, es necesario resaltar la diferencia que hay entre el enamoramiento y el amor. En el primero idealizamos, atribuyendo exageradas cualidades positivas al otro y no prestamos atención a los rasgos personales que posee y si algo no sale como nos gustaría nos autoconvencemos que podremos modificarlo con la fuerza del amor. En el enamoramiento no se razona.
La persona desvalorizada o que no puede estar sola, es la que tiene mayor posibilidad de caer rápidamente en estados de enamoramiento y cuando alguien la deslumbra no se toma el tiempo necesario para evaluar si la persona es adecuada o si la está aceptando solamente para llenar su vacío interior.
Para concluir podríamos decir que el amor ciego es el enamoramiento. El amor maduro se construye día a día y lo recreamos cuando toleramos los problemas e inconvenientes que se presentan en la pareja, apoyándose mutuamente y sin lastimar ni agredir a la otra persona, en un marco de reconocimiento, responsabilidad y respeto mutuo. El amor maduro "no es ciego".

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