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martes, 25 de septiembre de 2012

HISTORIA DE MI VIDA - PARTE 12





 
Tres meses más tarde de nacer Gustavo, en Marzo, Marcelo cumplió 5 años y empezó el Jardín de Infantes (por entonces el pre-escolar no existía). Lo anotamos en un colegio suizo privado, cuyos dueños y directores eran amigos de Elena, mi suegra. A pesar de la amistad, no pudimos evitar que lo echaran del colegio, porque era tan terrible que no lo aguantaban jajaja… no era malo, pero tenía una energía impresionante. Así que lo cambiamos al Instituto Vernié, que también era un colegio privado. El director me decía que cuando salía del aula al recreo, cruzaba corriendo todo el patio y se “estrellaba” contra la pared. Señora, me decía, tiene que llevarlo a hacer algún deporte para gastar la enorme energía que tiene… así que todos los finde nos íbamos los cuatro al club del Banco Español.
Como Carlos fue siempre muy familiero, disfrutábamos mucho estas salidas, pero aunque todo a simple vista estaba bien, los problemas económicos continuaban oscureciendo una y otra vez la tranquilidad del hogar. Fue así que a comienzos de 1970 tomé la drástica decisión de abandonar mi casa, llevando mis dos hijos conmigo. Yo tenía 25 años, Marcelo 6 y Gustavo 2. Creo que fue el primer gran error de mi vida, considerando el alto precio que tuve que pagar (mi hijo Gustavo, aparentemente como consecuencia de la separación, tuvo severísimos problemas de conducta, que lo condujeron sin escalas a la adicción a las drogas hasta terminar con su vida a los 27 años). Si  volviera a pasar por algo igual, al menos lo pensaría un poco más  Creo que mi corta edad tuvo bastante que ver en mi decisión. Fui criada en un hogar donde el peso se cuidaba mucho y a las cosas se les daba valor. Carlos nació en un hogar completamente distinto. Él era el típico chico que iba al bufet del club y decía: “anotalo que después papá te lo paga”. No era malo, al contrario, creo que fue el hombre más bueno que encontré en mi vida y el que más me quiso, pero yo sentía a mi edad una enorme carga sobre mis espaldas, porque toda la responsabilidad de mi casa la tenía yo sola. Si yo tenía un apuro económico no podía contar con el apoyo de él y tenía que salir como podía, así que cuando Elena, con justa razón, dijo: “hasta acá llegó mi amor”, yo dije lo mismo y me fui con la música a otra parte. Bah, con mis hijos a otra parte. Alquilé, con opción a compra, (¡qué tiempos aquellos!) un departamento a estrenar de 2 ambientes, 7º piso, en Acevedo y Velazco. Era hermoso! Como no me podía mudar porque no estaba terminado, fui a vivir un tiempo con mi mamá y con Alvaro. Uffffffff, un espanto!!!! A mis hijos no los dejaban ni mover. Tenían un semi- piso super coqueto y no podían tocar nada. Fue así que hablé con el dueño de mi edificio, que vivía con su familia en el 7º piso frente al mío y me permitieron mudarme a mi casa, con luz de obra y puerta de calle con tablones. ¡Qué felicidad! ¡Al fin estábamos en casa los tres juntos! Gustavo tenía poco menos de 3 años y lo habían tomado de contrabando en el colegio de Marcelo… “estaba en negro” jajaja… porque era muy chiquito, así que cuando venía alguna inspección lo escondían para que no lo vieran, pero me hicieron la gauchada esa. Iban doble turno. Yo los llevaba a la mañana y cuando salía de Pluna, a las 4 de la tarde, los pasaba a buscar. Eramos felices o, por lo menos, yo estaba más tranquila, porque aunque Carlos no me daba plata tampoco me generaba gastos. Carlos se los llevaba todos los fines de semana. Jamás dejó de hacerlo. Yo inicié el trámite de separación legal Así se llamaba. Separación legal, de mutuo consentimiento, por culpa de ambos, art.67-bis. Por supuesto me hice cargo del gasto. Tuve que hacer dos juicios porque el primero salió negado. El art.67 bis era en ese momento algo muy nuevo y si uno no tenía la suerte de que el expediente entrara en un juzgado que estuviera a favor de la separación, se rechazaba. El juez dijo que el motivo “incompatibilidad de caracteres” era insuficiente para disolver una relación conyugal. Así que cuando lo volvimos a iniciar, mi abogado tuvo que esperar un juzgado conocido para no correr la misma suerte. Y el 17 de mayo de 1971 nos separamos legalmente.
..//continuará

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