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lunes, 21 de septiembre de 2015

BEBER AGUA - QUE HAY DETRAS DE LA SED


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Si falta líquido en nuestro organismo, pueden colapsar nuestros órganos y si no lo remediamos antes, nos conduce a la muerte. Solamente jugar un partido o hacer un ejercicio intenso, son suficientes para producir una emergencia en el cuerpo si no se hidrata de manera suficiente. Se puede vivir cerca de un mes o un poco más, sin comer, pero sólo dos días sin tomar agua. El agua es el principal componente del organismo. Un 55% o 60% es agua, repartida entre los tejidos.
En el agua se diluyen los líquidos corporales, como la orina, la sangre, las secreciones digestivas; elimina las sustancias nocivas de los músculos, tal como el ácido láctico; permite el transporte de nutrientes a las células; mantiene lubricadas y flexibles las articulaciones; mediante la transpiración contribuye a regular la temperatura corporal y facilita la digestión.
Las reservas de agua que tenemos en el organismo disminuyen constantemente, por la orina, las heces y la transpiración. Sólo para cumplir con estas tres cosas necesitamos un par de litros de agua, mínimo, pero si además hace calor o practicamos algún deporte o hacemos gimnasia o si estamos enfermos, la cantidad de agua que hay que ingerir se incrementa.
Si bebemos la cantidad adecuada de agua, los riñones depuran la sangre de los deshechos, más eficientemente, favoreciendo la eliminación de las heces con menos esfuerzo.
Si el agua corporal desciende en sólo un 1% ya se disparan alarmas en el organismo, pero si ese porcentaje es del 2% o 3% comienza sequedad bucal, malestar, estado de agotamiento, falta de fuerzas y nos movemos con dificultad. Una disminución del 4% provoca calambres musculares, nos impide concentrarnos y sentimos aturdimiento. Si llega al 6% aparecen visiones y desmayos y los sistemas de termoregulación dejan de funcionar. Con una falta del 7% empiezan fallas multiorgánicas y si hablamos del 10% de falta de agua, se encuentra próxima la muerte.
Pero antes de llegar allí, el cuerpo nos da señales... por ejemplo, con la pérdida del 1% de los fluídos corporales, la mayoría de la gente sana comienza a tener sed. Pero esta señal a veces es tardía, porque tener sed nos indica que ya hay un grado de deshidratación y también porque el estrés puede impedir que esa señal se active. Por eso los médicos aconsejan beber agua sin esperar a tener ganas. Sobre todo en el caso de las personas mayores, en que el sistema de regulación de la sed se desajusta y se atenúa la señal de alarma, por lo que es más fácil que se deshidraten.
Para comprobar si tomamos suficiente agua debemos observar la orina. Si es de un color amarillo intenso y un fuerte olor, significa que no estamos cubriendo el requerimiento mínimo de líquido, mientras que si es de un amarillo pálido tenemos una hidratación adecuada. Las mujeres 2 y 2 litros y medio y los hombres 3 litros. Como la comida nos proporciona un aporte de unos 1.100 mililitros al día, podemos decir que bebiendo un litro y medio más, por lo menos, ya equilibramos las pérdidas 
Así como es malo beber poco, también lo es beber en demasía, porque puede hacer caer violentamente los niveles de sal en el organismo y dar lugar a diversas enfermedades, incluso la muerte. De hecho se descubrió que es mucho más peligroso beber demasiado líquido que no ingerir el suficiente. Por eso, hay que beber moderadamente... incluso agua.
Fuente: Revista "Muy Interesante"
                                                                                             Elsa Inés Bernardi Semino

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