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jueves, 15 de junio de 2017

LOS PADECIENTES (PARTE I) Síntesis para discapacitados visuales y/o motrices


EL LLAMADO (PRIMERA PARTE)


 

Pablo es analista y siente pasión por su trabajo. La angustia es su permanente compañera; es un tema que lo arrastra desde su infancia. Su padre tuvo una difícil niñez y él percibía que detrás de sus cuentos había siempre mucha angustia. No es casual que en este momento lo esté recordando. Vive solo desde hace un año pues su pareja, Alejandra, se ha marchado y él todavía no ha podido superar ese profundo vacío… el dolor lo lastima demasiado. Cuando su padre vivía, podía llorar en su hombro, pero hoy no tiene quien lo contenga. Es verdad que se lastimaron mucho. Los únicos momentos felices y placenteros que ambos disfrutaban al máximo, eran cuando se relacionaban sexualmente. Él dejaba de tener el control sobre todas las emociones y se mostraba simplemente como era. Lo veía gozar con desesperación y le satisfacía saber que sólo ella era capaz de hacerlo sentir así. Ella también dejaba de ser quien era y se abandonaba totalmente a sus caprichos… y los disfrutaba. Pero fuera de esto, la convivencia se había tornado insostenible; la llevaba del placer a la angustia, haciéndole perder el control. Ella también había entrado en el juego y se lastimaban demasiado. Esa fue la razón por la cual una noche decidió abandonar a Pablo para siempre y se instaló en una pequeña ciudad a más de mil kilómetros de distancia. A las nueve de la noche Pablo despide a su último paciente, pero en la sala de espera hay alguien aguardando. Su asistente Helena le recuerda que es la persona que le había pedido un turno urgente por la mañana. Helena es su amiga desde la escuela secundaria; había estado muy enamorado de ella, pero finalmente lo único que subsistió fue una entrañable amistad. Dejaron de verse cuando finalizaron la etapa escolar y se volvieron a encontrar cuando tenían treinta y cinco años. Pablo ya se había convertido en un reconocido psicoanalista. El reencuentro se produjo en ocasión de una charla con motivo de la publicación de su primer libro. Ella fue a su encuentro, dejándole en claro que no había ido a escuchar la disertación. Le contó que tenía una hija… pero que estaba sola, necesitaba trabajo y esperaba que la ayudara. En ese instante él pudo ver la angustia en su rostro, pero no era una angustia más… era la angustia de alguien a quien él había querido mucho. A partir de ese momento se convirtió en su asistente. Dos años más tarde Helena se casó con un empresario de mucho dinero, pero continuó con su trabajo de asistente junto a su amigo. Pablo decide finalmente atender a ese nuevo paciente que demanda su urgente atención. Se trata de una joven muy bonita de nombre Paula, que comienza su relato diciéndole que unas semanas atrás fue encontrado el cadáver de su padre en un descampado. Roberto Vanussi, tal era su nombre, era un importante empresario. Entendiendo que la joven había ido a verlo en busca de ayuda psicológica, se sorprende al oir que lo que ella le pedía era ayuda para el asesino de su padre… su hermano.  En el transcurso de la entrevista, se entera que la joven había llegado a él por recomendación de su colega José Heredia (el Gitano), motivo por el cual, al finalizar la consulta, lo llama por teléfono y quedan en encontrarse para conversar al respecto y conocer el porqué de esa decisión. Los dos jóvenes se habían conocido en la facultad. El Gitano le contó que Paula era estudiante de psicología, alumna suya y que tenía un marcado interés en comprender el funcionamiento de las enfermedades psíquicas, porque su hermano tenía problemas severos del tipo esquizofrenia, asociada a algún trastorno de la personalidad. De esta manera Paula le pidió al Gitano que fuera su analista. Esto recién se concretó al año siguiente, luego de cesar el vínculo profesor-alumna que los ligaba hasta el año anterior. Durante la terapia Paula le dijo que los asuntos empresariales que mostraba su padre, para ella eran sólo una pantalla y que su fortuna, con toda seguridad, era proveniente del juego, las drogas y la prostitución, no teniendo certezas, pero sí sospechas con buen fundamento. Pablo y Gitano continuaron hablando sin ponerse de acuerdo sobre la veracidad o no de todo lo que habían escuchado de labios de Paula.  Pablo creía que ella buscaba una opinión sobre la situación psicológica de su hermano, sin embargo su verdadero deseo era que actuara como perito de parte en el juicio, testimoniando ante el juez que el chico era inimputable del asesinato de su padre. Y continuó diciendo: Paula me está preguntando si estaría dispuesto a demostrar que Javier no sabía lo que hacía cuando mató a su padre, pero… ¿sabés una cosa Gitano?... nunca me preguntó si yo estaba seguro de que él lo había matado… y yo no estoy seguro de eso!!!

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