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viernes, 5 de diciembre de 2014

EXISTE EL CRIMEN PERFECTO?





A pesar de los avances científicos y técnicos, muchas veces el accionar mal de los peritos contaminando la escena del crimen continúan siendo los obstáculos insalvables que desencadenan en una investigación inadecuada.  Debemos preguntarnos entonces si se trata de crímenes perfectos o investigaciones defectuosas. Esa es la cuestión.
Los casos sin resolver año tras año engrosan la negra crónica mundial.
Más allá de los avances científicos y tecnológicos en favor de la ciencia forense, hay numerosos crímenes que no tienen hasta hoy un culpable, lo que desvela a los especialistas de todo el mundo.
Para el investigador forense Raúl Torre, hay tres variantes para llamar a un crimen, crimen perfecto. Las tres variantes son: la desaparición del cadáver, el crimen planificado, donde el autor de la idea cubrió todas las aristas para lograr evadir el accionar de la justicia y por último, no dar con el autor del hecho.
Este investigador hace una distinción entre crimen no resuelto o impune y crimen perfecto. En el primer caso existen una multiplicidad de factores que abarcan desde la mala investigación hasta la falta de recursos técnicos, científicos, artísticos o industriales, además de insuficiente caudal probatorio, aún cuando se piense que se llegó a la verdad. Muchas veces los testigos dan diferentes versiones sobre el hecho, no con el afán de mentir sino porque vieron lo que sucedió de forma diferente. Existen factores psicológicos, llamados deformantes del testimonio, que hacen que las personas incorporen cosas que suponen haber visto. Esto hace que esa verdad formal no siempre sea la verdad real. Si no se cuenta con la prueba instrumental, pericial, testimonial y la confesión, se puede llegar a la verdad, pero tal vez no lo pueda probar.
El hombre, como así también sus actos, no son perfectos. Es frecuente que el violador o el asesino dejen marcas, señales o huellas en el lugar del hecho, gracias a las cuales se puede esclarecer el mismo. Según sean los instrumentos que se empleen, habrá más o menos posibilidades de dar con el criminal.  Por ahora, lo más importante sigue siendo preservar la escena del crimen, que debe ser cuidada como un santuario incorrupto.
Un claro ejemplo de contaminación fue el caso de María Marta García Belsunce, cuyo asesinato fue cometido el 27 de octubre de 2002 y el primer llamado a testimonial se realizó el 2 de diciembre de ese año. Hasta ahora ninguna de las hipótesis explica claramente por qué se demoró tanto en empezar la investigación.
Otro caso con varios puntos de contacto con el anterior, es el de Nora Dalmaso. Al principio se dijo que fue un albañil que finalmente fue liberado porque todos coincidían en que era un perejil. Luego se apuntó al círculo íntimo. La noche que asesinaron a Nora, ella había estado cenando con algunas amigas y les había comentado que se iba a encontrar con alguien. Luego pudo comprobarse que el encuentro fue sexual. Parecería que el asesino esperó que finalizara de tener sexo para asesinarla con el nudo de su bata. La víctima presentaba ciertos golpes de autodefensa. Ningún ingreso a la casa fue violado. Se trató de un trabajo rápido y no hubo testigos oculares, razón por la cual se puede hablar de un crimen perfecto o, por lo menos, impune.

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