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martes, 31 de mayo de 2016

EL ABORDAJE DE LAS ADICCIONES




En muchos tratamientos se trata al adicto como un delincuente a quien deben excluir y aislar del sistema familiar y aún de la sociedad. La adicción es un problema de vacío en la identidad y por lo tanto abordarlo así, refuerza la adicción, el resultado desgasta y el paciente finalmente vuelve a recaer. Pierde cada vez más la confianza en sí mismo y termina refugiándose nuevamente en el consumo.
En las adicciones, como en las enfermedades autoinmunes, el individuo ataca violentamente una parte de sí mismo, consumiendo precisamente aquello que lo destruye.
La labor terapéutica no debe consistir solamente en trabajar para el abandono del consumo, sino también hacerlo para el abandono de la dependencia y sus raíces y emprender la difícil tarea de construir la identidad del paciente, para lo cual hay recursos terapéuticos a los que se puede recurrir. Por ejemplo: la empatía, el vínculo terapéutico, el trabajo en la familia y con la familia, el trabajo inconsciente con los sueños y la creatividad puesta de manifiesto en talleres especializados a tal fin.
Un adicto es un individuo dependiente de algún tipo de droga, pero también puede ser adicto una persona que depende de un vínculo, como ser una pareja o de objetos, tal como el trabajo. Se trata de una relación adictivo-patológica.
Cuando se decide abordar una adicción, el adicto atraviesa la dependencia junto con su familia. Al mismo tiempo va construyendo su propia identidad, pasando por una dependencia transitoria que además lo ayuda a ampliar su vida afectiva e imaginativa.
Tiene que pasar por distintas fases:
1) Tomar conciencia y construir un vínculo con el terapeuta: es decir, tomar conciencia de su enfermedad, de cómo se vincula y del funcionamiento de su cerebro adicto.
2) Pasar por un momento de negación y de idealización de la adicción: o sea, el paciente no ve el problema y lo niega y quiere de manera omnipotente vivir como lo hacía antes, creyendo que todo lo puede.
3) La caída libre: cuando llega este momento se le resquebraja la coraza, que era el falso sostén que mantenía el adicto con la droga. Allí empieza a desconstruirse su identidad artificial.
4) Descubre sentimientos y emociones: El  paciente empieza a acordarse de sus sueños y a experimentar distintas sensaciones y comienzan a producirse cortocircuitos afectivos, imprescindibles para echar por tierra el programa de consumo.
5) Reconstruye y construye su nueva identidad: el paciente construye su nuevo espacio íntimo desde el lugar donde se siente más seguro, para no continuar dependiendo de la droga.
Luego de todo esto, es necesario entender lo que sigue porque es fundamental para el adicto recuperado.
Es común escuchar decir en las familias de los adictos este doble discurso. "Nos preocupa mucho que consuma", pero ellos mismos, con sus comportamientos y actitudes le transmiten otro mensaje: "nos preocupa mucho más que deje de consumir" porque no sabremos qué hacer con nuestro vacío. Y es que en la familia de un adicto siempre se lo culpa a éste de cualquier problema que surja en el hogar y cuando un adicto se recupera aparece ese vacío.
Por eso la duración de la recuperación de una persona adicta, dependerá del compromiso del paciente, pero, sobre todo, de lo adversas o no, que sean las condiciones ambientales-familiares.
Fuente: Lic.Andrés Joison (especialista en adicciones)
                                                                                         Elsa Inés Bernardi Semino

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