TIROTEO EN LAS VEGAS

El tiroteo que hubo en Las Vegas fue el peor ataque que hubo en EE.UU. luego de las torres gemelas. Los testigos dijeron que se sentían como peces en un barril; absolutamente a merced del atacante. Primero creyeron que eran fuegos artificiales, pero cuando oyeron gritos y vieron gente ensangrentada que caía a su alrededor, se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Se tiraban cuerpo a tierra sin darse cuenta que quedaban a merced de un loco que estaba disparando muy por encima de todos ellos. Otros corrían por las calles o entraban a edificios buscando protección. Atrás quedaban mochilas, zapatos y otras pertenencias en medio del pánico. Las 58 víctimas mortales lo fueron por armas de fuego o en el escape para buscar refugio. El victimario estaba en el piso 32 del casino-hotel Mandalay Bay. Fuertemente armado disparó sobre alrededor de 22.000 concurrentes al Harvest Festival. El fuego rápido demostraba que el atacante lo estaba haciendo con un arma automática, tipo ametralladora. El asesino era Stephen Paddock: 64 años, que vivía en una comunidad de jubilados en Mesquite, Nevada y con una historia delictiva no demasiado relevante. Cuando SWAT lo ubicó en la habitación del piso 32 vieron que tenía 10 rifles extras, pero se había suicidado justo antes de que ellos ingresaran. Su hermano contó que Stephen no era para nada fanático de las armas y que él se sentía tan mal como si hubiese matado a sus propios hijos. Aseguró que su hermano nunca estuvo en el ejército y que no se explicaba de dónde podía haber sacado esas armas automáticas. Continuó relatando que Stephen era inversionista inmobiliario multimillonario y que cada tanto viajaba en auto a Las Vegas para jugar en los casinos, donde apostaba altas sumas de dinero. También contó que el padre de ambos, Benjamín Paddock, había sido ladrón de bancos y que escapó de la prisión en 1969. En la descripción que daban en las órdenes de búsqueda lo mencionaban como un psicópata. Los últimos mensajes que habían intercambiado los hermanos, eran sobre cómo la estaría pasando la madre de ambos luego del huracán Irma. Calculan que los disparos fueron contínuos por lo menos durante diez minutos. Sin parar. La vocera del Centro Médico Universitario de Nevada dijo que nunca habían tenido un volumen de pacientes semejante. En medio de todo eso, hubo muestras de heroísmo. Jonathan Smith, de 30 años, reparador de fotocopiadoras, se encontraba en Las Vegas con nueve familiares porque iban a festejar el cumpleaños de su hermano mayor. Cuando comenzó la balacera lo primero que pensó fue en salvar a sus sobrinos. Como no los encontraba empezó a gritar para huir de ahí. Llevó a varias personas a un estacionamiento para discapacitados, lejos del predio de la masacre. Las balas parecía que venían de todos lados. Como pudo se levantó para poner a resguardo y exhortar a todos a tirarse al suelo. En ese accionar fue herido por una bala que lo golpeó en el cuello. Un policía fuera de servicio salvó la vida de Jonathan; primero intentó detener la hemorragia y después lo subió a una camioneta con otros heridos y los trasladó al hospital. Jonathan salvó la vida de por lo menos 30 personas y hoy tiene una clavícula fracturada, una costilla agrietada y un pulmón magullado. Los médicos le dijeron que por ahora dejarán la bala donde se encuentra alojada, porque quitarla podría causarle más daño. El Estado Islámico se adjudicó el hecho y contó que Paddock se había convertido al Islam hacía varios meses, aunque no mostraron evidencias; sin embargo las autoridades de EE.UU. descartan un ataque terrorista. 

Fuente: Diario "La Nación"

                                                                                    Elsa Inés Bernardi Semino