La homeopatía es, al igual que la alopatía, una alternativa médica en el arte de curar. Su base son cuatro pilares: el principio de similitud, la mínima dosis, la experimentación de los remedios en hombres sanos y el remedio único, que va a hacer posible la cura del paciente. Curar al paciente es liberarlo de los síntomas físicos y psíquicos, porque para la homeopatía el ser humano es una totalidad. Las sustancias que se usan son de origen animal, vegetal o mineral, preparadas a dosis infinitesimales. Al hablar de infinitesimal queremos decir que las moléculas de la sustancia usada, se rebajan hasta el punto de desaparecer, permaneciendo sólo la memoria energética de la misma... las sustancias van a la nada y vuelven con una potencia energética que pone en marcha la fuerza vital. Para la homeopatía la enfermedad es un desequilibrio de esa fuerza vital y el remedio homeopático lo que hace es corregir el desequilibrio que provoca la enfermedad. Los médicos homeópatas deben obtener previamente el título de médico, para recién entonces estudiar tres años más la especialidad. La homeopatía tiene aproximadamente doscientos años y fue creada en Alemania. Desde entonces ha avanzado muchísimo, fundamentalmente en el diagnóstico del medicamento. La homeopatía es recomendada porque cura suavemente, no es cruenta y produce sustanciales cambios en los pacientes con enfermedades crónicas. No utiliza elementos corrosivos ni invasivos -que muchas veces pueden ocasionar trastornos serios- y por sobre todo, los medicamentos no tienen efectos adversos. Se espera que esta medicina homeopática llegue a la mayor cantidad de gente posible para que cada vez sean más las personas que puedan beneficiarse con sus bondades.
Fuente: Dr.Sergio Rozenholc
Elsa Inés Bernardi Semino
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