Las familias frenéticas son aquellas en las que, tanto los padres como los hijos, se llenan de actividades para hacer fuera de su hogar porque desean pasar la menor cantidad de tiempo posible en el núcleo familiar. Es decir, ocupan la mayor cantidad del tiempo sobrante de su día cada uno por separado.
Parecería que uno de los tantos motivos que podría influir para que los padres decidan anotar a sus hijos en múltiples actividades semanales, sería el temor a no poder brindarles las herramientas imprescindibles para convertirse en personas integrales.
Aunque las diversas ocupaciones de que se traten puedan ser incluso divertidas en sí mismas, por lo general terminan, a muy corto plazo, cansando a los niños y, lo que es peor aún, se empobrece la vida familiar.
Estos niños se sienten sobreexigidos y por lo general están dispersos. Son escasas las oportunidades y el tiempo que les queda para identificarse con el resto de su grupo familiar y manejar sus propias emociones.
Es recomendable que en toda familia se dedique un momento del día para el enriquecimiento del vínculo, que pueden ser los fines de semana, la sobremesa o los momentos de descanso del día. Cualquiera de estas alternativas son ideales oportunidades para lograr este objetivo. También las vacaciones deben ser aprovechadas para este fin. Nunca deben sacrificarse por razones laborales. Si por cuestiones económicas no se puede viajar, lo ideal será planificar actividades en familia para estar entretenidos.
No olvide que la mente se asemeja a una computadora. Ud. puede usarla para conectarse con los estímulos positivos y dejar de lado los negativos. Para ello cuenta con el excelente recurso de la imaginación, que, al tiempo que contribuirá con su entorno familiar, lo ayudará a combatir su propio estrés.
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